Hubble, el telescopio espacial de la NASA, detectó una serie de esferas de gas (súper calientes y gigantes) – dos veces más grandes que Marte – eyectadas desde las cercanías de una estrella agonizante. Estas esferas de plasma fueron disparadas a tal velocidad a través del espacio que les hubiera tomado tan solo 30 minutos viajar entre la Tierra y la Luna. Lo más sorprendente es que estos “disparos de cañón” han sucedido al menos una vez cada ocho años y medio en los últimos cuatro siglos.
V Hydrae.
Las esferas eran un completo misterio para los astrónomos, pues el material expulsado no podría provenir de la estrella huésped, conocida como V Hydrae.
Hablamos de una estrella gigante roja ubicada a unos 1,200 años luz de distancia, que ha entregado al menos la mitad de su masa al espacio durante su etapa de agonía. Las gigantes rojas son estrellas en etapas tardías de vida que poco a poco agotan su combustible nuclear.
Una de las explicaciones más aceptadas sugiere que las esferas provienen de una estrella acompañante invisible. Según esta hipótesis, esta segunda estrella tendría que contar con una órbita elíptica que la acerca a la atmósfera de la gigante roja cada 8.5 años.
A medida que se aproxima, empieza a tragar material. Después, este material forma un disco alrededor de la estrella compañera que sirve como plataforma de lanzamiento para las esferas de plasma, que viajan a una velocidad estimada de 800 mil kilómetros por hora.
Explicación de las nebulosas planetarias.
Este tipo de sistema estelar podría ser una explicación para toda la variedad de formas brillantes descubiertas por el Hubble en torno a estrellas moribundas, formas conocidas como nebulosas planetarias.
Según Raghvendra Sahai, del Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA y autor principal del estudio, estas esferas gaseosas divisadas por el Hubble con el tiempo pueden convertirse en las estructuras identificadas como nebulosas planetarias.
Observaciones del Hubble a lo largo de las últimas dos décadas han revelado una enorme complejidad y diversidad de estructuras en las nebulosas planetarias. Por ejemplo, las que aparentan ser “nodos” de material en las nubes de gas en torno a las estrellas moribundas.
Los astrónomos especulan que estos nodos en realidad son chorros eyectados por discos de material en torno a las estrellas compañeras que no son visibles en las imágenes del Hubble. Esto llevaría a concluir que la mayoría de las estrellas en nuestra galaxia son miembros de sistemas binarios.
Espectroscopia de las imágenes.
El equipo liderado por Sahai empleó la espectroscopia de imagen del telescopio Hubble para llevar a cabo observaciones en V Hydrae en un periodo de 12 años, en una primera etapa de 2002 a 2004, y después de 2011 a 2014. La espectroscopia decodifica la luz de un objeto, revelando información variada como su temperatura, velocidad, localización y movimiento.
Los datos revelaron una serie de monstruosas esferas súper candentes, cada una con temperaturas superiores a los 9,000 °C, casi dos veces más caliente que la superficie del Sol. Los investigadores trazaron un mapa detallado de la posición de las esferas, lo que les permitió ubicar las primeras aglomeraciones hasta 1986. “Las observaciones muestran a las esferas desplazándose a través del tiempo”, dice Sahai.
Las estructuras se alejaron a unos 60,000 millones de kilómetros de V Hydrae, ocho veces más lejos que la distancia entre el Cinturón de Kuiper y nuestro Sol. Estas esferas se expanden y enfrían a medida que se alejan, un dato interesante si se toman en cuenta las observaciones realizadas en longitudes de onda más largas de 2004, por el Submillimeter Array en Hawái. Allí, se encontraron estructuras distorsionadas que pueden ser esferas de más de 400 años.
Los misterios continúan.
Basándose en estas observaciones, Sahai y sus colegas desarrollaron un modelo de estrella acompañante con un disco de acreción para explicar el proceso de eyección.
“Este modelo ofrece la explicación más plausible, pues sabemos que los motores que producen propulsión son los discos de acreción”, dijo Sahai. “Las gigantes rojas no tienen discos de acreción, pero muy probablemente tienen estrellas acompañantes, con masas inferiores, pues evolucionan más lentamente. El modelo que proponemos puede ayudar a explicar la existencia de nebulosas planetarias bipolares, la presencia de estructuras que parecen nodos en muchos de estos objetos e incluso las nebulosas planetarias multipolares”.
En las observaciones, los investigadores notaron que el disco no dispara las esferas exactamente en una misma dirección cada 8.5 años. Puede hacer disparos verticales o laterales, posiblemente debido a una oscilación en el disco. Esto ayuda a explicar otra serie de cosas misteriosas que habían sido divisadas en la estrella.
La V Hydrae se oscurece cada 17 años, como si un objeto bloqueara su luz. El equipo de Sahai sugiere que, debido a la oscilación en la dirección de las propulsiones, las esferas alternan entre pasar por detrás y por enfrente de V Hydrae. Cuando pasan por enfrente, la oscurecen.
Es interesante esta nota, también sería interesante saber si han investigado la colisión de una de estas esferas con algún planeta y cuales so las consecuencias del choque. Podría ser un objeto de destrucción planetaria o incluso de constelaciones enteras si llegara a chocar con algún sol de un sistema planetario.
El universo es tan basto y vacío que es muy poco probable que algo colisione con otra cosa
A los dinosaurios no les gusta tu comentario
Interesante universo, que alguna civilización haya tenido la tecnología suficiente para recrear estas esferas de plasma sería aterrador, cañones de la destrucción! jaja, saludos