La primera fue mi hermana, una pequeña de 8 años muy amable y gentil. Me parecía muy inteligente, por lo que todavía no me explico los motivos que la llevaron a adentrarse sola en el bosque. Éramos extremadamente cuidadosos. Mamá nos enseñó a diferenciar entre la cicuta virosa y la chirivía de vaca.
Relatos
La muerte entra a un bar
Todos dejaron lo que estaban haciendo cuando la figura que portaba una guadaña y vestía túnica negra atravesó la entrada del bar. Cada uno de los ojos en aquel recinto la siguieron meticulosamente mientras caminaba hacia la barra. Y con cada paso que daba, el mango de la guadaña golpeaba el suelo de madera produciendo un eco sepulcral.
No hay nadie en esa puerta
Aquella noche que murió mi hermano, nadie estaba en la puerta. En la puerta tampoco estaba nadie las otras noches, pero esa noche en particular no había nadie en la puerta. Cuando empezaron a tocar, nadie estaba en la puerta. Tampoco estaba nadie en la puerta cuando empezaron los rasguños. Y mucho menos había nadie en la puerta cuando empezaron los golpes, aullidos y lamentos.
No creas todo lo que dicen de los vampiros
“Así que tú eres un vampiro”.
“Estás en lo correcto”, dijo el extraño con las manos temblorosas mientras daba un sorbo a la taza, que contenía una buena cantidad de sangre tibia. “De nuevo, muchas gracias por dejarme pasar”.
16 niños contando cosas aterradoras a sus padres
Los episodios de niños contando cosas aterradoras surgen de la naturaleza espontánea y sorprendente de los pequeños. Característica que, a menudo, hace imposible adivinar lo que saldrá de sus bocas. De hecho, algunos niños cuentan cosas aterradoras y un tanto perturbadoras a sus padres. Y lo más extraño es que lo hacen aleatoriamente, sin previo aviso. Probablemente se trate de conceptos e ideas en formación influenciados por lo que escuchan en su entorno.
La hipnótica carretera
Cuando recorres durante tanto tiempo la carretera, terminas acostumbrándote a ella. Además de las luces difuminadas de los faros, todo se reduce a un montón de líneas blancas y amarillas sobre un interminable camino negro. Es raro que alguien se detenga, y considero que es a lo que más cuesta acostumbrarse. No los estoy culpando. Cada una de esas personas tiene un destino y una vida.