Historias de un rescatista en el Servicio Forestal – Parte VI

Las próximas historias serán publicadas de forma un poco distinta a como lo hemos venido haciendo, esto porque se suscitaron algunas confusiones en otras partes. Las presentaré en orden cronológico, y haré lo mejor posible para relacionarlas entre sí de forma que nada quede al aire.

Figuras extrañas en el bosque

Cuando todavía era un novato, nadie me dijo mucho sobre las cosas extrañas que suceden en este empleo. Creo que lo hacen para que no terminemos tirando la toalla y abandonando el parque. Pero tras algunos meses en el trabajo, cuando aún era recluta, me emborraché con un colega durante una celebración y él se abrió un poco.

 

Mermelada de cerebro.

«Sí, aquí en ocasiones las cosas se ponen algo extrañas. Creo que los peores casos son esos donde mueren personas que no debían morir. O cuando encontramos personas 10 minutos después que alguien las viera con vida. ‘Se encontraba perfectamente bien cuando lo dejé, te lo juro’. Esa clase de historia.

Por ejemplo, me involucré en un caso donde encontré a un hombre sobre un camino bastante concurrido durante la primavera. Alguien llegó hasta la caseta de vigilancia gritando pues habían encontrado a una persona recostada sobre un charco de sangre a mitad del camino. Fuimos corriendo hasta ese lugar y encontramos muerto al hombre. La parte trasera de su cabeza estaba hecha puré.

Su cráneo había sido fracturado y la masa encefálica desparramada como una mermelada rosa. El hombre ya era bastante grande, así que las primeras suposiciones fueron que simplemente había caído y accidentalmente se golpeó la cabeza. Los ancianos suelen caerse todo el tiempo, no hay ninguna novedad en esto. Excepto que en el sitio donde murió no había ninguna roca de tamaño considerable. No había tocones de árboles ni una rama grande en el camino.

Hombre camina por el bosque

Para empeorar las cosas, no había ningún rastro de sangre en el suelo, así que básicamente murió en el mismo lugar donde cayó. Cuando aprecias estos detalles empiezas a sospechar de un posible asesinato, sin embargo, había personas muy cerca de él en ese momento. Si alguien lo hubiera sorprendido por detrás y matado en el camino, evidentemente habría testigos oculares y auditivos.

Una vez más, si esté fuera el caso existiría un rastro de sangre, o manchas salpicadas en todas direcciones. Pero todos en la escena mencionaban que aparentemente el hombre había caído de cabeza sobre una roca”.

 

Ahogada en el desierto.

“En otra ocasión y en otro parque, hace aproximadamente 5 años cuando me encontraba al norte del estado, hubo un caso donde encontrarnos a una mujer. Estaba en una zona poblada por enebros, muy próxima a la base de unos de estos árboles, como si se hubiera aferrado al tronco. La movimos para retirarla del lugar y un chorro de agua emanó de su boca, mojándome los zapatos.

La ropa que traía puesta estaba completamente seca igual que su cabello, pero la cantidad de agua que había en sus pulmones y estómago era algo increíble. Amigo, no tenía ningún sentido. En el informe de la autopsia se apuntó el ahogamiento como causa de muerte. Sus pulmones habían sido atestados de agua.

Mano aferrada al tronco de un arbol

Aunque no la encontramos en medio de una zona desértica, en kilómetros a la redonda no había río o lago alguno. Ni siquiera un pozo poco profundo. Tampoco encontramos rastros de que alguna otra persona hubiera estado en el lugar. Es decir, siempre existe la posibilidad de que se trate de un asesinato. ¿Pero, por qué hacerlo de una forma tan complicada, porque no simplemente con una puñalada o un disparo como lo hacen todos los asesinos? Amigo, estas cosas me perturban».

Evidentemente que aquellas historias me asustaron un poco. Sin embargo, era una plática de borrachos y creo que cualquier información divulgada en este estado es susceptible de considerarse un cuento o meras casualidades. También me pareció que estaba exagerando, abusando de hipérboles, en una conducta típica de quién ha consumido alcohol.

 

El intercambio.

Bueno, no me gusta hablar mucho sobre el siguiente caso, pues fue algo terrible e hice todo lo posible por olvidarlo, pero evidentemente resulta más fácil decirlo que hacerlo. Aconteció aproximadamente 6 meses después de la conversación que tuve con mi amigo en el bar, y hasta ese momento nada demasiado extraño había sucedido durante mis turnos. Algunas cosas inusuales, evidentemente las escaleras, aunque resulta extrañamente fácil acostumbrarse a esta clase de cosas cuando los demás las tratan como algo normal. Pero aquello fue diferente.

Un joven de aproximadamente 20 años que tenía síndrome de Down desapareció después que su familia lo perdiera de vista por un instante en una de las brechas principales del bosque. Algo así era bastante extraño, pues él jamás se había alejado de su madre.

Silueta solitaria en el bosque

La mujer estaba completamente convencida de que lo habían raptado, y desafortunadamente un patrullero que ya no trabaja en el parque, tuvo la genial idea de insinuarle a la mujer que nadie querría secuestrar a alguien que… bueno, con ese tipo de discapacidad. No tuvo ni la más mínima delicadeza al decir las cosas.

Perdimos bastante tiempo intentando tranquilizar a la mujer para obtener información suficiente sobre el joven, y entonces emitimos una declaración oficial de persona desaparecida.

Debido a la urgencia de esta situación, dado que el muchacho no tenía capacidad de llevar a cabo tareas básicas por su cuenta, logramos que la policía local colaborara en la búsqueda. No logramos encontrarlo en la primera noche, lo que fue algo devastador. Nadie quería imaginar a este pobre perdido solo en el bosque, en la total oscuridad.

Creímos que seguía avanzando, siempre adelante de nosotros. Al día siguiente solicitamos la asistencia de los helicópteros y encontraron al joven en un pequeño desfiladero. Colaboré en los esfuerzos para transportarlo, pero su estado era grave, y creo que todos en el equipo sabíamos que nunca lo lograría. Se había caído y quebrado la columna vertebral, no tenía sensación de la cintura para abajo. También se había roto ambas piernas, un fémur y había perdido bastante sangre.

El miedo y la confusión mientras estaba solo, probablemente no hicieron más que empeorar sus heridas mientras intentaba arrastrarse de un lado a otro. Sé que suena terrible, pero cuando estábamos en el helicóptero, le pregunté por qué se había alejado de su familia. Quería que me dijera algo para contarle a su madre, para que aquella mujer supiera que no había sido su culpa pues el joven estaba agonizando y probablemente no podría escuchar las últimas palabras de su hijo.

Con lágrimas en los ojos me dijo que «el niño triste» quería que jugara con él. Mencionó que este niño quería un «intercambio» para poder «regresar a casa». Entonces cerró los ojos y cuando volvió a abrirlos, se encontraba en aquel desfiladero. No estoy seguro de si fue exactamente lo que quiso decir, pero más o menos esa fue su idea.

Seguía llorando y preguntando por su madre, tomé su mano e hice lo mejor para intentar tranquilizarlo. «Tengo mucho frío», seguía diciendo. «Allá hace mucho frío. Mis piernas estaban congeladas. Hace frío en mí». Su condición de debilidad se hacía cada vez más grave y eventualmente dejó de hablar para cerrar los ojos un momento.

Entonces, cuando nos encontrábamos apenas a 5 minutos del hospital, me miró fijamente con aquellos enormes ojos que derramaban lágrimas continuas por sus mejillas y dijo «mamá ya no podrá verme. Amo a mamá, quería que estuviera aquí». Entonces cerró los ojos… y nunca más los volvió a abrir. Fue algo terrible, no me gusta hablar sobre esto. Aquel caso fue uno de los primeros que me afectó de forma severa.

Me afligió tanto que contacté a un patrullero más antiguo, quien me ayudó bastante a superarlo. Con el paso del tiempo, y como empezamos a conocernos mejor uno al otro, terminó compartiéndome una de sus historias. Era perturbadora, pero me ayudó a darme cuenta que no era el único afectado por las cosas que sucedían en ese lugar.

 

Una mano cortada.

«Creo que esto sucedió antes de que empezarás en este lugar, pues si estuvieras en el equipo, lo recordarías. Por ciertas razones no se convirtió en noticia, pero la mayoría del personal que se encuentra aquí desde hace algún tiempo lo sabe. El parque vendió unas hectáreas de tierra a una empresa maderera, fue un tema bastante controversial.

Pero no se trataba de un terreno muy extenso o con árboles demasiado viejos, y fue poco después de la recesión así que necesitábamos el dinero. Como sea, la empresa se encontraba trabajando en su porción de tierra, y cierto día recibimos una llamada requiriendo a los supervisores de forma inmediata en el lugar. No sé por qué, pero terminé yendo junto con otros compañeros, además de los supervisores, probablemente sólo para ver de qué se trataba.

Hongos luminosos

Cuando llegamos, todos los empleados se encontraban reunidos en torno a un árbol recién talado. Estaban como locos gritando toda clase de sin razones y el capataz se acercó exigiendo saber lo que estábamos tramando. ‘¿Qué demonios es esto, una broma de mal gusto? ¿Se creen muy valientes para hacer este tipo de cosas?, compramos esta tierra por las buenas’.

No teníamos idea de lo que estaban hablando, entonces el capataz nos condujo al árbol derribado y mencionó que, al cortarlo, se encontraba en ese estado y así no les servía para nada.

Una parte al interior del árbol estaba podrida y hueca, y cuando cortaron el tronco por la mitad para exponer esta parte, al interior encontraron una mano. Se trataba de una mano humana perfectamente cercenada. Y parecía que se había incrustado a la perfección en la parte interior del tronco del árbol.

Empezamos a creer que estos sujetos nos querían jugar algún tipo de broma desagradable, les dijimos que no nos gustaba que nos hicieran bromas estúpidas cuando había casos importantes por atender, y empezamos a retirarnos de lugar, pero entonces dijeron que habían llamado a la policía y que convocarían a los medios si dejábamos el lugar. Esto último llamó bastante la atención de los supervisores, así que se quedaron para conversar con la policía.

Tronco de arbol grande

Los dos bandos negaban que hubieran colocado la mano en ese lugar, además, ¿de qué forma era físicamente posible? No había duda de que era una mano real, pero no se encontraba momificada o esquelética. Estaba fresca, parecía que la habían cortado ese mismo día. Y definitivamente se había integrado a la madera, era posible ver el molde al interior del tronco. Los leñadores insistían en que no la habían colocado en ese lugar.

Los policías hicieron que cortaran aquella sección del árbol en una parte más pequeña. Después, se llevaron la mano y acordonaron el área. La investigación fue enorme, pero sé que no encontraron ninguna respuesta. Y ahora se convirtió en una especie de leyenda, aunque hasta donde sé, el parque jamás volvió a vender un terreno a una empresa maderera».

 

Un loco en el bosque.

Como todos lo saben, recientemente fui a un entrenamiento y escuché historias tan maravillosas como aterradoras. Uno de los sujetos que conocí en ese lugar me relató una historia mientras estábamos reunidos alrededor de una fogata. Estábamos muy tomados, creo que ya vas notando que este patrón se repite bastante en estas reuniones, y empezamos a intercambiar anécdotas. Me contó la siguiente:

«Junto con otro colega hacíamos un recorrido por el bosque pues algunos campistas habían reportado gritos durante la noche. Así que fuimos a investigar si algún maldito puma acechaba el área, hecho que me molestó bastante. Ya habían aparecido tres de estos animales en zonas donde las personas suelen acampar y no soportaba tener que lidiar con uno más. Además, les tengo un odio especial. Son un dolor de cabeza, hacen ruidos horrendos y me provocan un miedo profundo. Malditos gatos. Grandes porquerías.

Me encontraba allá, rastreando al animal con mi compañero, convencido que se trataba de un animal realmente grande. Divisamos varias ramas rotas y aparentemente su guarida. Cuando notifiqué al equipo, me pidieron la confirmación. Esto significa que debemos buscar un montículo de excremento para probar que el animal ronda el lugar. No encontré nada, literalmente, aunque para mí ya había suficiente evidencia. Resultaba evidente que el maldito animal se encontraba en algún lugar, aunque no estuviéramos pisando sus porquerías o pudiéramos verlo de cerca.

Mi compañero se apartó para ir a orinar o hacer sabe Dios qué, yo me quedé atrás observando una pequeña marca bajo un árbol, creí que se trataba de un zorro y realmente me encantan esos animales. Me parecen animales muy agradables. Como sea, me encontraba observando el árbol y empiezo a escuchar ruidos de ramas rompiéndose que provenían de la dirección opuesta a donde mi compañero se había dirigido.

Desenfundé la pistola, pero tú y yo sabemos que esto no le hace ni cosquillas a un gato. Me pongo en cuclillas y gritó para que mi compañero traiga su gordo trasero de regreso a donde estoy, pero está demasiado lejos y no logra escucharme.

Me levanto e intento determinar de dónde viene esta cosa, y no bromeó, casi me orino en los pantalones. Se trataba de un hombre que iba directo hacia mí, dando saltos mortales hacia atrás en medio del maldito bosque. En lugar de caminar como cualquier persona normal, este pirado ejecutaba toda clase de piruetas locas en el aire y, te lo juro por Dios, no sé golpeaba con ningún árbol o arbusto, era como si supiera exactamente a dónde estaba dirigiéndose.

Le grité para que se detuviera, apuntándole con el arma, pero seguía moviéndose y empecé a alterarme. Disparo en dirección al suelo cerca de él, y fue la cosa más estúpida que hice, pero no quería este demente cerca de mí. Cuando disparé, se encontraba a unos 15 metros de distancia, y apenas escuchó el sonido se dio media vuelta y empezó a dar saltos mortales de regreso al maldito bosque.

Mi compañero escuchó el disparo y regresó rápidamente hacia mí preguntándome lo que había sucedido, le conté que había un loco en el bosque y que debíamos salir lo más rápido posible de allí. Le platiqué a la policía lo que sucedió, y no me metí en problemas por haber disparado, aunque no tengo ni idea del tipo de droga que aquel hombre se metió, jamás había visto algo así en mi vida. Es la cosa más loca que me ha tocado ver».

 

Creo que todos estamos de acuerdo en que hay cosas extrañas sucediendo en los bosques y, aunque no voy a proporcionar sugerencias de lo que pueda ser ni mucho menos a fabricar teorías, con esto quiero demostrarles lo importante que resulta hacer las caminatas y los campamentos con seguridad. Sé que muchos se creen invencibles, pero es un hecho que puedes morir en el bosque, lastimarte o simplemente desaparecer para siempre. Es algo más común de lo que imaginas.

 

Parte I
Parte II
Parte III
Parte IV
Parte V
Parte VI
Parte VII
Final

7 comentarios en “Historias de un rescatista en el Servicio Forestal – Parte VI”

  1. El loco de la mente

    La historia del niño Down perdido me hizo lagrimear. Es que por mi casa vive un niño con ese síndrome y me lo imaginé y me dio lástima.

  2. AAAAAAAAAAAAAA esa ultima imagen me asusto con solo verle los ojoooos estoy acostumbrado a screamers pero eso me hizo soltar el mouse jajaj
    Sigan Asi, lo mejor de las creepy son las historias d elso rescatistas, gracias por esta seccion.

  3. Hola Hery, no sabes cuánto disfruto las publicaciones que realizas, en el caso de esta serie de relatos habrá más??

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