Colisión de la Vía Láctea con galaxia enana despertaría al agujero negro del núcleo

Las grandes galaxias pueden ser orbitadas por galaxias de menor tamaño, tal como sucede con los cuerpos celestes errantes (como la Luna) que terminan orbitando a planetas de mayor tamaño (como la Tierra), recibiendo el título de satélites. Y todo es culpa de la gravedad. Nuestra galaxia, la Vía Láctea, es orbitada por varias galaxias satélite entre las que destacan la Gran Nube de Magallanes y la Pequeña Nube de Magallanes, únicamente visibles en regiones del hemisferio sur donde la contaminación lumínica es nula y el cielo es sorprendentemente limpio.

Observatorio Europeo Austral
Observatorio Europeo Austral en Atacama, Chile.

Por eso, no es casualidad que el Observatorio Europeo Austral, uno de los observatorios astronómicos más importantes, se sitúe en Atacama, Chile.

 

Gran Nube de Magallanes.

La Gran Nube de Magallanes (generalmente abreviada LMC, por las siglas en inglés Large Magellanic Cloud) ni siquiera se aproxima al gigantesco tamaño de la Vía Láctea que tiene entre 100 y 180 mil años luz de diámetro. Sin embargo, los 14 mil años luz de la LMC todavía resultan incomprensibles a escala humana.

Supongamos que de tu casa a la tienda más cercana recorres medio kilómetro, ahora imagina que esa distancia es la que existe entre la Tierra y el Sol. Bueno, para recorrer la LMC de extremo a extremo tendrías que viajar, ida y vuelta, a Sao Paulo, en Brasil, partiendo de la CDMX (repitiendo el mismo viaje 28,000 veces).

Imagínate a la Vía Láctea como una metrópolis (otra vez, CDMX) y a la Gran Nube de Magallanes como una ciudad grande próxima (por ejemplo, Nezahualcóyotl). Ambas ciudades empezaron como puntos urbanos aislados e independientes y, solo después, con el paso del tiempo, sus vecindarios se extendieron hasta mezclarse.

 

Make Milky Way Great Again!

La LMC todavía no llegó a unirse con la Vía Láctea, pero de acuerdo con los cálculos más recientes sobre su masa (superior a lo que se creía en el pasado), es prácticamente inevitable que dicha colisión suceda en el futuro. El pasado 4 de enero, a través de una simulación por computadora la Universidad de Durham, en Inglaterra, señaló que dicha colisión tendría lugar dentro de 2,400 millones de años. Es mucho tiempo, tanto que probablemente ni siquiera nos encontremos aquí para atestiguarlo.

colision de galaxias

Si por azares del destino la raza humana todavía sigue vigente, no hay motivo alguno de preocupación. La colisión entre galaxias no es como un choque automovilístico, de hecho, se parece más a la fusión de dos líquidos. Lentamente se van uniendo hasta formar un solo ente, con ciertos traumas en el inter. Obviamente que las estrellas inmigrantes terminarán influenciando la estabilidad gravitacional de las que ya se encontraban en la Vía Láctea. Es posible que sistemas planetarios enteros, incluso nuestro Sistema Solar, simplemente sean eyectados al espacio.

 

Sagitario A*: el agujero negro supermasivo a punto de despertar.

El verdadero problema de esta unión reside en el núcleo de nuestra galaxia. Y es que el centro, como en toda galaxia espiral, es el hogar de un agujero negro supermasivo, conocido como Sagitario A*. Es un agujero negro relativamente tranquilo y algo escuálido al que no le gusta engullir demasiado, al menos si lo comparamos con otros agujeros negros supermasivos de galaxias similares, que generalmente se convierten en auténticas gargantuas espaciales.

colision entre dos galaxias
Colisión de dos galaxias (M51a y M51b) similares en masa a la Vía Lácte y la Gran Nube de Magallanes.

Y es que, a diferencia de lo que supone el imaginario popular, los agujeros negros no funcionan como aspiradoras espaciales. No succionan cosas. Imagínate que sustituimos el Sol por un agujero negro con la misma masa (es hipotético), aunque no lo creas la Tierra seguiría ejecutando su movimiento de traslación normal en torno a este nuevo objeto, aunque sin la luz y calor que proporciona nuestra estrella madre.

Un agujero negro solo engulle aquellos objetos que se acercan demasiado y cruzan algo conocido como horizonte de eventos, un punto sin regreso del que no hay escapatoria debido a la inmensa atracción gravitacional. Los agujeros negros supermasivos de otras galaxias espirales suelen tener una mayor cantidad de material a su alrededor. Obviamente, esto se traduce en una mayor cantidad de objetos, gas y polvo disponibles para engullir.

Bueno, pues Sagitario A* tendrá una cantidad colosal de material extra para alimentarse una vez que la Gran Nube de Magallanes colisione con la Vía Láctea. Este festín espacial terminará engordándolo al punto de multiplicar su tamaño por ocho. Y, a diferencia de lo que sucede en un buffet terrestre, toda esta materia no termina en el retrete, sino que se incorpora al agujero negro. Las cosas dejan de ser cosas y se transforman en una parte extra del agujero negro.

 

Un cielo psicodélico.

Irónicamente, cuando un agujero “negro” está engullendo cantidades colosales de materia, sus bordes se vuelven muy luminosos. Esto se debe a que la materia, mientras se acerca, empieza a girar sobre el horizonte de eventos dando lugar a un disco de acreción. El brillo que resulta en uno de estos discos es muy superior a la estrella más brillante que puedas imaginar. Los niveles de calor generados por la fricción y velocidad son realmente ridículos, además de las apocalípticas liberaciones de radiación electromagnética en todos los espectros.

quasar 3C 279
Representación artística del Cuásar 3C 279

Estos núcleos de galaxias tan luminosos se conocen como núcleos activos (AGN, por sus siglas en inglés). También es común que los refieran como cuásares, aunque es pertinente aclarar que el término “cuásar” posee una connotación un poco distinta para los expertos, pues hace referencia a AGNs muy distantes observados en determinado ángulo respecto a la Tierra. Los núcleos activos de galaxia figuran entre los objetos más luminosos de nuestro mundo, por lo que en 2,400 millones de años el cielo será algo totalmente distinto a lo que vemos hoy.

Curiosamente, la colisión entre la Gran Nube de Magallanes y nuestra Vía Láctea, terminará haciendo que nuestro hogar galáctico sea más común. Resulta que la mayoría de las galaxias espirales cuentan con agujeros negros más grandes y activos en el núcleo y, consecuentemente, galaxias satélite de menor tamaño.

2 comentarios en “Colisión de la Vía Láctea con galaxia enana despertaría al agujero negro del núcleo”

  1. Es muy interesante y no sería la primera vez que nuestra galaxia se ha mezclado con otras, según cientificos, es posible que el gran tamaño que tiene la via láctea se deba a la mezcla de otras galaxias que han colisionado y han forado lo que es hoy.

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