El Universo allá afuera nunca dejará de maravillarnos. Es cierto que los agujeros negros, los púlsares, las galaxias lejanas y los exoplanetas son motivo de asombro para cualquier amante de la astronomía. Sin embargo, muchas veces ignoramos que nuestro Sistema Solar es un sitio inexplorado, lleno de maravillas y sorpresas. A continuación, y para no menospreciar a nuestro vecindario cósmico, te presentamos cinco datos que quizás nos sabías sobre él.
1 – El planeta más caliente.
Si siguiéramos la lógica, sería normal creer que el planeta con temperaturas más altas en nuestro Sistema Solar es el que está más cerca del Sol, es decir, Mercurio, ¿cierto? Sin embargo, el mundo más “infernal” de nuestra vecindad cósmica es Venus – que es el segundo planeta más próximo partiendo de nuestra estrella y se localiza a más de 48 millones de kilómetros más distante del astro rey que Mercurio.
Esto se debe a que Mercurio carece de atmósfera – una característica que lo lo vuelve incapaz de retener el calor proveniente del Sol. Por eso, aunque la superficie de Mercurio puede registrar unos abrasadores 450 °C durante el día, su temperatura puede descender hasta los -170 °C durante la noche, lo que representa una variación de más de 600 grados en un solo día – la más grande del Sistema Solar.
Por su parte, Venus cuenta con una atmósfera 10 veces más densa que la de la Tierra – más que suficiente para evitar que una parte del calor solar se escape al espacio. Sin embargo, la atmósfera venusiana está compuesta casi completamente por dióxido de carbono que, como ya debes saber, es un poderoso agente del efecto invernadero y, por lo tanto, no deja que el calor sea liberado. Así, la temperatura promedio de Venus ronda los 470 °C, lo suficientemente caliente como para derretir el plomo.
2 – El incomprendido cinturón de asteroides.
No cabe duda que muchos cineastas dedicados a la ciencia ficción faltaron a la escuela el día que hablaron sobre el cinturón de asteroides. Y esto porqué es bastante común que retraten a los personajes de las películas en apuros mientras atraviesan, con sus naves espaciales, este “peligroso” lugar, teniendo que dar muestra de increíbles habilidades como pilotos para salir ilesos.
Sucede que el único cinturón de asteroides que conocemos – por lo menos en el Sistema Solar – se sitúa entre las órbitas de Marte y Júpiter. Y aunque esté integrado por decenas de miles de objetos de todos los tamaños, se encuentran tan dispersos que sería complicadísimo colisionar contra uno. Para que nos hagamos una idea clara de lo que esto significa, tienen una separación de entre 1 y 3 millones de kilómetros unos de otros.
En realidad, según los astrónomos, una nave tendría que ser deliberadamente dirigida para acercarse a un asteroide del cinturón para que los pilotos pudieran tomar una fotografía más de cerca. Siendo así, si tomamos como ejemplo la forma en que el cinturón de asteroides se formó y evolucionó en el Sistema Solar, resulta poco probable que un viajero espacial tenga problemas con sitios semejantes en otros puntos del Universo.
3 – Plutón no es el fin del Sistema Solar.
En la escuela se nos sugirió que el Sistema Solar “llega” hasta Plutón, el planeta enano que se encuentra a distantes 5,900 millones de kilómetros del Sol. Sin embargo, en las últimas décadas los astrónomos han venido descubriendo que existen otros tantos objetos que también orbitan en torno a nuestra estrella, y que se encuentran mucho más allá de Plutón – mucho, mucho, mucho más allá.
El cinturón de Kuiper, por ejemplo, es una zona del Sistema Solar que se extiende desde la órbita de Neptuno hasta aproximadamente 50 o 60 UA – unidades astronómicas, donde cada UA corresponde a la distancia promedio entre la Tierra y el Sol, es decir, 149,597,870,700 metros – del Sol.
Por cierto, Plutón y otros cuerpos celestes, como Eris, Caronte y Makemake se encuentran en el cinturón de Kuiper y, además de este, tenemos la nube de Oort, que se ubica a 50 mil UA del Sol – mil veces más lejos que el planeta enano.
4 – El océano más grande del Sistema Solar.
Los océanos cubren alrededor de 335 millones de kilómetros cuadrados (casi dos tercios) de la superficie de nuestro planeta, suman un volumen total estimado de 1,340 millones de kilómetros cúbicos y tienen una profundidad media de casi 3,800 metros. ¿Te parece algo descomunal? Entonces, imagina el tamaño del océano de Júpiter, cuya profundidad han estimado en 40 mil kilómetros.
La órbita de Júpiter es cinco veces más distante del Sol que la de la Tierra, lo que posibilita que, desde su formación – hace miles de millones de años –, el planeta conserve niveles mucho más altos de helio e hidrogeno que la Tierra. Tanto, que estos son los dos principales elementos que integran a Júpiter.
Dada su masa y composición química, según las leyes de la física, bajo las frías nubes que cubren a Júpiter, la presión debe ser lo suficientemente alta como para hacer que el hidrogeno se encuentre en su forma líquida. De hecho, las simulaciones sugieren que el planeta no solo debe tener un océano inmenso, sino que debe ser el más grande conocido en el Sistema Solar.
5 – Tenemos rocas marcianas en la Tierra.
No es ningún secreto que nuestro planeta es bombardeado constantemente por objetos provenientes del espacio. Una variedad de análisis químicos llevados a cabo en rocas espaciales encontradas en diversos lugares de la tierra – desde la Antártida hasta el desierto del Sahara – revelaron que algunas no llegaron aquí aleatoriamente, sino que vinieron de Marte.
Las pruebas sugieren, entre otras cosas, que algunos ejemplares contienen pequeñas bolsas de aire – cuyo contenido es químicamente idéntico a la atmosfera marciana. Nadie sabe a ciencia cierta cómo estas rocas vinieron a parar a nuestro planeta, pero entre las teorías propuestas por los astrónomos está la posibilidad de que hayan sido lanzadas al espacio tras una colisión de un asteroide en Marte o, quien sabe, durante una apocalíptica erupción volcánica.
Fuentes:
Earth Sky | Universe Today | The Encyclopedia of Earth | NASA | USGS
¿»brazadores 450 °C»? ¿A partir de 450 ºC el calor te da mimos y cariño?
¿»abrazadores 450 °C»? ¿A partir de 450 ºC el calor te da mimos y cariño o qué?
Lo ves, cualquiera se equivoca.
Muy bueno!
chevere