Nací con un número: 14 280 786. Y no creas que me lo otorgó un chamán o bruja consultada por mis padres. Te hablo de una cicatriz roja en mi brazo izquierdo que impresiona a todo aquel que la ve. Especialmente cuando cambia. En efecto, vine a este mundo con un maldito temporizador que disminuye con cada minuto que vivo. ¿Sabes a cuánto tiempo corresponde esa cantidad de minutos? 27 años, 2 meses, 19 días, 13 horas y 46 minutos.
Relatos
La Numeración – Creepypasta
Todo comenzó el 5 de septiembre del 2024 a las 2:23 a.m. Han pasado 60 años de esto que los historiadores llamaron “La Numeración”. No experimentamos algún evento en particular. De la nada, cada habitante de la Tierra que miró hacia abajo encontró un número. Al poco tiempo, los científicos encontraron que estos números se guiaban por una serie de reglas.
Mi nueva roomie
Acabo de conocer a mi nueva roomie, Cecilia, que llegó el lunes pasado. Me recordó mucho a mí misma, a como lucía en mis días de universidad. Reservada, tímida y con la vista clavada en un libro. Creo que le agrada mi compañía. Le fascinó el jarrón con rosas rojas que dejé en su mesita de noche como muestra de mi buena voluntad.
El día que la humanidad conoció a Dios
Yo estuve ahí. Lo vi con mis propios ojos. Vino del cielo acompañado por un ejército de soldados. Benefactores de tiempos inmemorables. Ángeles hermosos. Portadores celestiales del Evangelio. Vi cuando las nubes se abrieron y una columna de luz dorada bajó desde el cielo. Brillaba con tanta intensidad y elegancia que no tenía dudas: era obra de Dios.
Tengo miedo a las personas – Creepypasta
Me considero una persona reservada y no es que me desagraden las personas, simplemente me gusta estar sola. Bueno, siendo sincera es poco más que un gusto. Hace tres semanas que no salgo de casa. La última vez que estuve fuera pasé por una tienda de abarrotes, y los clientes no dejaban de observarme. Podía sentirlos juzgándome en silencio. Por poco y salgo corriendo de ese lugar.
El sonriente del bosque
Las pesadillas son más recurrentes desde hace algunas semanas. Tal vez porque ya viene diciembre. El frío me hace sentir confundida, como si estuviera en otro mundo. Y además de las nauseas debo soportar esta agobiante culpa. Los recuerdos de ese día son turbios y ni siquiera los sueños tienen significado para mí. Lo que sí recuerdo es el rojo, un tono que se grabó en mi mente para siempre. Sigilosamente amenaza con recuperar los detalles de mi peor pesadilla.