Una maldición de muerte

Nací con un número: 14 280 786. Y no creas que me lo otorgó un chamán o bruja consultada por mis padres. Te hablo de una cicatriz roja en mi brazo izquierdo que impresiona a todo aquel que la ve. Especialmente cuando cambia. En efecto, vine a este mundo con un maldito temporizador que disminuye con cada minuto que vivo. ¿Sabes a cuánto tiempo corresponde esa cantidad de minutos? 27 años, 2 meses, 19 días, 13 horas y 46 minutos.

maldicion de muerte(2)

Mamá hizo que lo tapara y, siendo sinceros, nadie lo entendía al principio. Era el secreto de la familia y tenía estrictamente prohibido mostrarlo a cualquiera. Creo que mi abuela fue la primera en deducirlo, pues en cuanto lo vio murmuró “una maldición de muerte”. Y me ordenó que nunca más le preguntara sobre el tema. ¿Qué harías si supieras la fecha exacta de tu muerte, aunque no la forma en que sucederá?

Es imposible que algo de esta naturaleza no influya sobre cada maldito aspecto de tu vida. ¿Para que esforzarme con los estudios? Jamás podría tener una carrera. Nunca sería normal. ¿Por qué tener una novia o un hijo si no podría envejecer junto a ellos? A medida que pasaba el tiempo me aislé cada vez más de las personas. Aunque experimenté aventuras de una sola noche, supongo que esa marca en mi brazo me impedía ir más allá. Me alejé de todos, incluso de mamá.

Eventualmente llegó el día. Tenía que tomar algunas decisiones. ¿Debía alcoholizarme hasta perder la conciencia y esperar a que sucediera mientras dormía? La verdad es que no quería terminar como uno de esos cadáveres que encuentran tras varios meses. Por eso es que salí a caminar por zonas muy concurridas. Muy en el fondo esperaba que alguien pudiera salvarme. Y pese a todo el tiempo que tuve para prepararme, estaba aterrado. No quería morir.

Con 10 minutos en el contador empecé la caminata. Diseñé mi ruta a conciencia, específicamente para evitar cualquier cruce. Al final, todo esto me condujo a él. Quedaban 3 minutos cuando se interpuso en mi camino exigiendo dinero. ¿Qué dinero? ¿Acaso no lo gastarías todo si estuvieras a punto de morir? Los nervios empezaron a agitarlo y sacó un arma. Al menos ahora sabía cómo terminaría mi vida.

Cuando quedaban 2 minutos empecé a suplicarle que no me matara, pero el sujeto ni siquiera escuchaba. Intentó intimidarme todavía más apoyando el dedo sobre el gatillo. Bastaba la simple contracción de un nervio para acabar con mi vida. Con un minuto en el contador, pensé en lo injusta que había sido mi vida. Quería vivir con todas mis fuerzas. Por eso, salté de golpe sobre el asaltante y peleé para quitarle el arma. Lo sé, era algo estúpido, pero tenía que intentarlo. En ese momento el arma se disparó.

Un torrente de líquido rojo escurrió por mi brazo izquierdo y el ladrón se desplomó. La sangre borboteaba de su boca mientras intentaba respirar una última vez. Nunca fue mi intención quitarle la vida. Me congelé mientras observaba su cadáver y el charco de sangre sobre el que yacía. Me llevó demasiado percatarme de todo el tiempo que había transcurrido. Limpié la sangre de mi brazo para comprobar.

El número no había llegado a ceros. Ahora indicaba 170 012.

3 meses, 26 días, 2 horas y 12 minutos.

Yumifire

5 comentarios en “Una maldición de muerte”

  1. No me queda claro… al ser una «maldición de muerte», al final se trataba de un temporizador para saber cuando mataría de nueva cuenta o simplemente habia aplazado su propia muerte??

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