Lo único que podría explicar esto es la trillada frase de “¡Eh, hombre, eran los años 70!” La historia tiene lugar, para ser precisos, en 1969 con la pareja de Tippi Hedren y Noel Marshall, ambos actores, que se encontraban en África cuando descubrieron una manada de leones al interior de una casa abandonada.
La pareja se encariñó y conmovió tanto con aquella majestuosa manada de felinos que decidieron producir una película en pro de la conservación de los grandes felinos. Durante el periodo inicial de las investigaciones para la película, la pareja de actores fue instruida por expertos en fauna salvaje para pasar el mayor tiempo posible junto a estos gigantescos depredadores con el fin de aprender cómo lidiar con ellos frente a las cámaras.
Entonces, la pareja decidió arriesgarlo todo y adoptar un león para que viviera con ellos. En su casa. Con sus hijos pequeños. La serie fotográfica a continuación muestra una mirada poco común al león Neil y su familia adoptiva integrada por Noel, Tippi y la entonces pequeña Melanie Griffith (sí, la popular actriz estadounidense). La imagen que retratan estas fotografías es la de una bestia de 300 kg que parece muy hogareña y dócil, colocando su poderosa boca alrededor del frágil cuerpo de los niños, tomando por asalto la nevera y siendo utilizado como una almohada por la familia.
En algunas de las imágenes se puede ver a una joven Melanie Griffith escupiendo con agua de la piscina a Neil, tendida en la cama con el animal e incluso tratando de huir de él arrojándose a la piscina.
El producto final de esta experiencia se tituló Roar, y fue publicado una década después de que la familia adoptó al león. Tippi actualmente vive en una reserva con más de 70 animales salvajes abandonados.
Las fotografías provienen de la colección de LIFE.
lo bueno de tener dinerito es que hasta los animales salvajes se acomodan!
Leí en una entrevista que les hicieron después a la familia de actores. En ella admitían que no sólo fue una locura mayúscula haber convivido con un animal salvaje, sino una absurda estupidez haber permitido que sus hijos durmieran con el león en su propia cama.
Apenados admitían que fue una irresponsabilidad muy grave de ellos «creer ingenuamente» que un animal salvaje puediera convivir con ellos y sus hijos pequeños como un animal doméstico y parte de la familia.
Tamabién admitían que afortunadamente para ellos, el león jamás hizo nada de perjudicara a la familia, pero su situación no debería tomarse como modelo para tener animales salvajes y peligrosos en casa. Lo recomendable es, según su propia experiencia, que nunca lo hagan.
En la penúltima foto se presenta un duelo de melenas.
Excelentes fotografias 🙂