Sé que la mayoría creerá que mi relato se trata de una sarta de mentiras, por lo que voy a dejar las cosas claras desde ahora: soy un demonio. Bueno, al menos eso es lo que la mayoría de los humanos diría que soy. La verdad sobre lo que soy y de donde vengo va más allá de la comprensión que pueden alcanzar los seres corpóreos. Suficiente con que entiendan que el cuerpo donde me encuentro no es mío. Este frágil disfraz de carne y huesos pertenece a una joven de 19 años llamada Cindy. Como puedes imaginar, la dueña de esta carcasa solía gastar su tiempo en cosas sin gracia y sentido.
Solía pasar la mayor parte del día haciendo un sinfín de poses diferentes antes de finalmente decidir aquella selfie que publicaría en Instagram, salía con sus amigos y era la clase de persona que saltaba del asiento al más mínimo susto. También solía invitar a sus amigas al dormitorio a jugar con el tablero Ouija.
Siendo justos con Cindy, ella sólo hizo esto último una sola vez.
En circunstancias normales, un tablero Ouija es una auténtica porquería. No puedes entrar en contacto con fantasmas, demonios o cualquiera de esas cosas absurdas propias de la cultura pop. Sin embargo, en esta ocasión Sarah, la mejor amiga de Cindy, decidió invitar a una amiga para su “noche de invocaciones”. Y esta amiga, que según los recuerdos de Cindy lleva por nombre Cheryl, venía acompañada por un libro muy especial. Entre otras cosas, en este tomo existe una lista de nombres que ya no debería existir.
Entre esos nombres se encuentra el mío. Y antes de que lo pienses, no, de ninguna forma te revelaré mi nombre. Una de las pocas cosas que el conocimiento humano ha logrado comprender sobre nosotros es que nuestros nombres son lo que realmente somos. Si conocen nuestros nombres, tienen el poder de invocarnos y controlarnos. No soy tan tonto como para proporcionar a un montón de desconocidos en Internet mi verdadero nombre.
Continuando, de alguna forma la tal Cheryl obtuvo este libro con nuestros verdaderos nombres. Y Cindy tuvo la estupenda idea de leer el mío en voz alta y solicitar que me manifestara a través de la Ouija. Siendo sincero, ni siquiera necesitaba el tablero. Apenas mencionó mi nombre por primera vez, ya la estaba escuchando.
Sentí curiosidad. ¿Cómo después de medio milenio los humanos todavía conocen algunos de nuestros nombres? Se suponía que el último de esos libros había sido quemado y nuestros nombres borrados de todos los registros del conocimiento humano, de forma que ninguno de mis hermanos o hermanas fuera invocado nuevamente.
Entonces, me dediqué a ver a estas jóvenes en su juego con el tablero, gritando por cada respuesta que la Ouija les proporcionaba. Pero Cindy tenía que hacer la cosa más estúpida que puede hacer un ser humano: recitó mi nombre y solicitó que la poseyera.
Desde esta perspectiva, comprendo perfectamente su desliz. La joven no creía realmente en nada paranormal. Simplemente le parecía divertido asustar a sus amigas.
Es algo que jamás terminaré de comprender sobre los humanos. Ustedes han pasado toda su existencia luchando contra aquellas cosas que les provocan miedo. Incluso antes de contar con una lengua escrita masacraron hasta el último de los mamuts simplemente porque su apariencia los aterraba. Atraparon a uno de los seres más semejantes a ustedes, que en manada eran capaces de cazar cualquier cosa hasta quedar exhaustos, y lo transformaron en un objeto decorativo, en pugs y poodles. Incluso ahora que están conquistando a los más grandes destructores de humanos, asesinos extremadamente pequeños imposibles de distinguir a simple vista, los transforman en notas al pie en sus libros de historia.
Hay una razón por la que mis hermanos intentaron borrar nuestros nombres del mundo.
Ustedes nos asustan.
La humanidad es aterradora. Bastan apenas unas palabras provenientes de un órgano de carne y tendones para atraparnos y controlarnos. Sí, nosotros somos aterradores para ustedes, seres etéreos de poder ilimitado. Portadores inmortales de un conocimiento que ustedes, seres terrenales, jamás podrán alcanzar.
Como puedes imaginar, lo primero que hice cuando Cindy me ordenó que entrara a su cuerpo fue intentar quitarle el libro a Cheryl. De alguna manera mi nombre estaba allí, y quería evitar a toda costa que ustedes, bolsas de carne y huesos, me llamaran otra vez. Desafortunadamente, las limitadas capacidades físicas de Cindy dieron a Cheryl tiempo suficiente para tomar el libro antes que yo.
Ella sabía lo que yo quería. Sabía que la primera cosa que haría sería intentar arrebatarle ese libro. Cheryl sabía quién era yo.
Esta chica no era una adolescente cualquiera buscando un poco de adrenalina. Cheryl sabía perfectamente lo que estaba haciendo, y esto me motivó todavía más a quitarle el libro. Porque lo único más aterrador que un humano estúpido que no sabe lo que hace es un humano que sabe exactamente lo que está haciendo. Entonces, la tomé por su estúpido cabello teñido de negro y procuré arrebatarle el libro una vez más.
Pero aquella loca, la tonta de Sarah, me tomó por los brazos y me alejó de la única cosa que anhelaba. Ellas y otras dos me contuvieron hasta que los guardias de seguridad del campus llegaron para conducirme a una celda hecha de concreto y acero, de donde me transfirieron a otra celda, esta con pintura blanca y zapatos sin agujetas.
Supuestamente para que los pacientes no se lesionen.
Hospital psiquiátrico campos verdes.
No te dejes llevar por el nombre. Este lugar es una prisión. Aquí ofuscan mis sentidos con medicamentos y me hacen cuestionarme el propósito de mi estadía en el cuerpo de Cindy con preguntas vacías sobre como me estoy sintiendo o las razones por las que siempre estoy tan irritado. Evidentemente no me escuchan, pues sí lo hicieran sabrían perfectamente lo que quiero y comprenderían el motivo de mi ira.
Pero nunca escuchan. Se limitan a escribir lo que digo y me retacan de píldoras para entorpecer mis pensamientos.
Pero el tiempo sigue corriendo, y entre más tiempo pasa los recuerdos de Cindy se van haciendo míos. Y con estos recuerdos tengo conocimiento sobre como funciona su mundo. Entonces, usé ese cuerpo, que ya no pertenece a Cindy, y atrapé a una de las enfermeras para utilizar su teléfono. Lo hice por dos razones.
La primera es que toda la humanidad sepa lo aterrorizante y repugnante que es. Conquistan este mundo paso a paso e inventan horrores para asustarse, pues han destruido todo aquello que los atemorizaba. Toman todo aquello que usa la oscuridad como arma y lo ponen bajo las luces de un escenario para poder reír de lo ridículo que se vuelve en la luz.
La segunda razón es porque deseo que Cheryl sepa.
Cada día recuerdo más y más la persona que Cindy es. Cada día la imito mejor. Y con cada día que pasa los médicos creen más en mí imitación.
Yo soy eterno, Cheryl. Sólo es cuestión de tiempo.
En algún momento voy a salir de esta prisión. Y cuando salga…
Te encontraré.
Traducción y adaptación por Marcianosmx.com.
Muy bueno
Me aburrió.
Lo hacen un microcuento y sería muy potente.
Vaya, quién diría que los demonios tienen una gramática tan propia?
Si todos los humanos escribieran como los demonios, el Internet sería un lugar mucho más placentero.
Demonios, ecribiendo así, quién se molestaría?