VY Canis Majoris, una hipergigante roja que probablemente sea la estrella más grande de la Vía Láctea, tendrá su propio modelo en tres dimensiones. El proyecto está a cargo de astrónomos de la Universidad de Arizona, que emplearán el modelo para predecir la muerte de este enorme objeto astronómico. Recientemente, la forma en que las hipergigantes rojas mueren ha sido objeto de debate.
Anteriormente, los astrónomos creían que estas estrellas masivas simplemente explotaban en una supernova, como muchas otras estrellas. Sin embargo, información reciente reveló una carencia significativa de supernovas en comparación con el número esperado si esas hipergigantes rojas explotaran de esta forma.
Hipergigantes rojas convertidas en agujeros negros.
Actualmente, circula la teoría de las hipergigantes rojas colapsan en un agujero negro. Fenómeno que resulta mucho más difícil de observar que una supernova. Hasta la fecha, desconocemos las características que debe tener una estrella para evolucionar hasta convertirse en un agujero negro. Entonces, un modelo preciso como el de VY Canis Majoris ayudaría a descubrirlo.
Básicamente porque esta estrella es una excelente representante del tipo de hipergigantes rojas. La estrella, con entre 10 mil y 15 mil Unidades Astronómicas de tamaño, es masiva. En este momento se encuentra a tan solo 3009 años luz de la Tierra, por lo que su ubicación en la constelación de Can Mayor es un auténtico disfrute para los amantes de la astronomía.
VY Canis Majoris.
Su tamaño y proximidad con el Sistema Solar la hacen una excelente candidata para la observación. Gracias a los datos recolectados, los astrónomos pueden ver la complejidad en la superficie de la estrella. Durante la muerte de una estrella, uno de los procesos fundamentales es la pérdida de masa. Hasta donde sabemos, esto sucede cuando el polvo y gas son expulsados uniformemente de la fotosfera.
Pero, en VY Canis Majoris se observan características masivas que coinciden con los arcos coronales del Sol, mil millones de veces más grandes. Los científicos recurrieron al telescopio ALMA para recoger señales de radio del material que se expulsa al espacio en estas mega erupciones. Dicho material permite predecir la velocidad a la que se mueve. La hazaña requirió alinear las 48 antenas del ALMA y recolectar más de un terabyte de información para asegurar la integridad de los datos.
Todavía procesan algunos datos. Sin embargo, el proceso está lo suficientemente avanzado como para presentar las conclusiones ante la Sociedad Astronómica Americana. En el momento que tengan el resto de la información, finalmente podrán elaborar un modelo más preciso y, en el futuro cercano, observar lo que sucederá cuando VY Canis Majoris muera.