Mientras el sol se oculta marcando otro final del día al sur de la Ciudad de México, un grupo de campesinos se abre paso a través de estrechos canales anegados repletos de pastizales para entregar la producción del día. Es el mes de enero, justo a mitad de la temporada seca, pero sobre las laderas de aquellos terrenos irregulares pueden observarse lechugas y espinacas gobernando los campos entre las lagunas de Xochimilco.
Antecedentes históricos de la agricultura en chinampas.
San Gregorio Atlapulco, comunidad perteneciente a la delegación Xochimilco, en la Ciudad de México, es uno de los últimos bastiones de lo que alguna vez representó para la economía del lugar el concepto de chinampa. En el apogeo de la civilización azteca, la economía de la chinampa hizo posible el sustento de hasta un millón y medio de personas en lo que actualmente se conoce como Valle de México.
Los mexicas eligieron el lago de Texcoco como el sitio donde se habría de levantar Tenochtitlán, el lugar donde construirían las majestuosas pirámides y que habría de servir como ciudad capital para los aztecas. Pero este lugar también se encontraba íntimamente ligado a un complejo sistema de campos agrícolas conocido como chinampas.
Actualmente las chinampas forman parte de un complejo agroindustrial de lo que continúa siendo una de las ciudades más grandes del mundo.
«Básicamente hacemos que los campos produzcan durante todo el año. Lo que se cosecha depende de lo que sembramos», dice uno de los agricultores en San Gregorio, su nombre es José Alfredo Camacho. «Las espinacas tardan un mes y medio, los rábanos un mes. Todo depende de la rotación de cultivos que se decida», agrega mientras trabaja en uno de los campos al lado de sus hermanos.
Jaime Fernández, uno de los numerosos estibadores que se encarga de llevar el producto a las embarcaciones para trasladarlo a un camión, solamente dispone de tres días feriados al año: el Día de la Independencia, el Día de Muertos y Navidad.
La economía de la chinampa.
Todos los días, durante todo el año, un promedio de 80 toneladas de vegetales son cargadas en una cuadrilla de cuatro camiones que esperan a la orilla del canal Pixcalli. En San Gregorio Atlapulco parece que la temporada de cosecha nunca termina. «Las chinampas pueden ser un buen negocio si trabajas en ellas», confiesa José.
San Gregorio se ubica apenas a media hora de la Central de Abastos, el mercado al por mayor más grande en la Ciudad de México, por lo que los productos vendidos en este lugar resultan inmejorables en cuestión de frescura. Los chinamperos también procuran sacar las cosechas un poco antes de la temporada tradicional para determinados cultivos, pues así obtienen precios más altos.
Los campos, de 15 x 80 metros, son sumamente fértiles y la cosecha suele ser bastante alta. Sin embargo, el pago que se obtiene por los productos no es alto. Según las estimaciones de Camacho, que posee un total de 12 Chinampas, cada uno de estos campos de tamaño promedio produce una ganancia de MXN $32,000 al año.
Los canales tienen dos fines: transportar el producto y regar las plantaciones. Por ello resultan imprescindibles y frecuentemente sólo permiten el acceso a las plantaciones a través de embarcaciones pequeñas. Constantemente son dragados y junto con el chilacastle (una planta que se forma sobre la superficie del agua y que sirve como abono) son vertidos sobre los campos de cultivo.
Podría considerarse a las chinampas como ecosistemas de ciclo cerrado, fijadas al lecho de los lagos por enormes hileras de ahuejotes.
«El ahuejote (Salix bonplandiana) es el único árbol capaz de resistir tanta humedad», dice Gustavo Camacho. «Mantienen los bancos firmes en los canales. Para hacer una chinampa primero debes hacer un recinto con ramas y plantar ahuejotes en el agua. Después ese recinto se llena con barro y lirios de agua», agrega. Aunque termina advirtiendo: «ya nadie hace chinampas».
En peligro de extinción.
San Gregorio Atlapulco y la comunidad colindante de San Luis Tlaxialtemalco son dos de las últimas 14 comunidades cuya economía agrícola está basada en la milenaria técnica de la chinampa.
La explotación de los mantos acuíferos por la megalópolis ha provocado hundimientos de tierra que terminaron inclinando la superficie del humedal, resultando en que los canales en las zonas más altas terminen secos y las chinampas en zonas más bajas totalmente anegadas por el agua. Cuando los canales en los campos se secan, son rápidamente devorados por la mancha urbana que no deja de tercer.
«Podríamos poner fin al problema de subsistencia por nuestra cuenta, sin tener que recurrir al gobierno e implementando un sistema de diques en cascada como lo hacen los chinos con los arrozales, pero esto requiere de un esfuerzo común que resulta muy complejo de organizar», dice Gustavo. «Este sistema privaría a algunas personas de sus campos, por lo que no están de acuerdo. Pero si las cosas se mantienen como hasta ahora, la economía de la chinampa terminará por desaparecer completamente en un par de décadas».
querido tio hery, me parece un buen reportaje, pero a como esta la situacion con la seguridad, no me parece adecuado que hablaras de las ganancias que obtienen por las chinampas, ahora los malandros van a querer cobrar derecho de piso o proteccion……
No se preocupen pronto les mandaremos chinampas de alta calidad y tecnologia alemana