Historia de Quetzalcóatl, la confrontación de los dioses

Tanto la historia de Quetzalcóatl como la cultura azteca, su historia, su sociedad y su producción artística están íntimamente relacionadas a sus creencias religiosas. Y esa religión es, esencialmente, animista y dualista, en la que la magia y la cosmogonía se funden en un solo elemento. Según Soustelle, los aztecas son los indígenas más religiosos de México. Su religión simple y dualista, casi totalmente astral – al menos en su origen – se fue enriqueciendo con el paso del tiempo mediante los contactos con los pueblos sedentarios del Centro.

Historia de Quetzalcoatl1

A medida que el imperio azteca se expandía, incorporaba nuevos elementos religiosos. Tanto fue así, que alrededor del siglo XVI, su religión condensaba múltiples creencias y cultos de diversos orígenes. La característica más preponderante de la escatología azteca es su sentido fatalista, donde no hay cabida para la esperanza. El carácter dualista domina en el mundo espiritual azteca, presente también en las fuerzas de la naturaleza y en el Panteón.

Creación de los los dioses aztecas.

Los dioses se crearon a partir de la unión de dos principios masculinos y femeninos: “los miembros de la pareja suprema, el Señor y la Señora de la Dualidad”. Según Lehmann, la religión ejercía un domino total en la vida de la cultura azteca y absorbía gran parte de su fuerza. Los dioses comandaban tanto al Estado como al individuo. Cada acontecimiento en la vida, el día del nacimiento o de la muerte, un buen o mal destino, todo formaba parte de los designios divinos.

El principio de la dualidad inexorablemente se ve manifestado en la formación de los dioses. También en la formación de la humanidad: “se llega a concebir que todo cuanto existe obedece a la acción de dos principios antagónicos que luchan eternamente (dualismo)”. Solo así puede explicarse la lucha entre el bien y el mal”.

La mayor dificultad a la hora de estudiar la religión azteca y su Panteón se encuentra en su carácter mágico, que se debe a la visión dualista del mundo. Los aztecas, al asimilar a otros pueblos, asimilaban también sus divinidades y cultos. Sin embargo, esta incorporación de las nuevas divinidades estaba organizada por la clase sacerdotal que buscaba reducir la cantidad de divinidades considerando a cada dios como un ser multifacético.

Historia de Quetzalcóatl: manifestaciones en América Latina.

Esta abundancia de dioses de diversos orígenes y con diferentes atributos se hace visible cuando se intenta ordenarlos. Cada divinidad azteca podría ser objeto de diversas manifestaciones y presentarse con las más variadas atribuciones. Como ejemplo está Quetzalcóatl, uno de los dioses más importantes. Su origen es tolteca, sin embargo existen manifestaciones suyas por toda América Latina.

Para los aztecas él es el dios del viento, de la vida, de la mañana, del planeta Venus, de los gemelos, de los monstruos, el patrón de las artes y la sabiduría, el creador padre de los hombres. Sus nombres son: Quetzalcóatl, Ce Ácatl, Xólotl, Ehécatl, Tlahuizcalpantecuhtli, entre otros. El nombre de Quetzalcóatl literalmente significa “serpiente emplumada”, sin embargo quetzal también es un símbolo de “cosa preciosa”, y cóatl significa gemelo.

Por lo tanto el nombre de Quetzal-cóatl puede ser traducido como “gemelo precioso”, indicando su atribución de estrella matutina y vespertina. Esta identificación con el planeta Venus dio origen a diversos mitos y explica casi todas las leyendas que rodean la historia de Quetzalcóatl.

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La creación del hombre.

Entre los mitos más importantes de este dios está la creación del hombre. El mundo para los aztecas, se creó varias veces. Esto debido a que la creación era seguida por la destrucción debido a cataclismos. La última vez que el hombre fue creado, el dios Quetzalcóatl fue al mundo de los muertos a recoger los huesos de los hombres. Vertió sobre estos su propia sangre y nuevamente dio vida a los humanos.

Esta leyenda explica la importancia de los rituales de sacrificio humano y el papel fundamental que la sangre tenía en esta religión. Los hombres, para mantenerse vivos, tenían que mantener vivos a los dioses, alimentándolos con sangre humana. Pese a que esta leyenda que justifica el sacrificio humano está relacionada directamente con Quetzalcóatl parece que, durante su dominio sobre el mundo, él prohibió la práctica.

El mito de Quetzalcóatl.

Quetzalcóatl fue, sin lugar a dudas, el mito más difundido por toda Mesoamérica. De carácter multifacético, pero siempre benigno. Ese aspecto valiente, bueno y de héroe integrador sería muy bien aprovechando por los evangelistas españoles al momento de “enganchar” las almas a la religión cristiana. De la historia de Quetzalcóatl a través del mito existen diversas variaciones, pero ninguna de ellas sobrevivió a la conquista española de 1519 en su forma escrita.

Los puntos en común casi siempre tenían que ver con el hecho de que Quetzalcóatl, después de crear a los hombres, descendió de sus aposentos y encarnó como hombre, vino para enseñar a la humanidad todo sobre las artes, la sabiduría y la bondad. Quetzalcóatl, el hombre, fue un monarca tolteca muy justo, sacerdote, astrónomo, fue él quien adaptó el calendario maya en algunas partes y estructuró el calendario tolteca, asimilado más tarde por los aztecas.

Su reinado marca la asimilación del pueblo maya por los toltecas. Supuestamente murió el 5 de abril de 1208, exiliado en algunas versiones, traicionado y muerto en otras. Independientemente de la versión de su muerte y de las condiciones en que está se suscitó lo cierto es que al dejar el trono tolteca, Quetzalcóatl afirmó que regresaría. Así, se convirtió en el centro de una cosmología religiosa. Esta historia mitológica llega, en forma de tradición oral, a los oídos de los conquistadores españoles que rápidamente la reinterpretan y se aprovechan.

quetzalcoatl despedida

Quetzalcóatl y Jesucristo.

Uno de los escritores que se dio cuenta del carácter mesiánico de la leyenda de Quetzalcóatl fue Bernardino de Sahagún. En el primer libro de su Historia general de las cosas de Nueva España intenta recuperar la figura de Quetzalcóatl asimilándola con la de Jesucristo. La intención de Sahagún era la de explicar a los otros misioneros la concepción del mundo de los mexicas, para con eso poder afirmar el cristianismo y evangelizarlos de una forma más sencilla.

Es de notar la visión tendenciosa que Sahagún plasma en su obra, en esta asimilación del dios tolteca existe un interés ideológico deformador. Por otro lado, la aristocracia mexica pos-conquista también tenía un deseo apremiante por resucitar a Quetzalcóatl, como una figura casi cristiana, pues eso legitimaba su poder y la consecuente manutención de este.

Sahagún no define el regreso de Quetzalcóatl como una profecía de la llegada de los españoles, aunque impregna la idea de que los españoles son compañeros del dios. Otros escritores van más allá, el ejemplo está con Bartolomé de Las Casas que sugiere que los cristianos son hijos y hermanos de Quetzalcóatl. De esta forma se intentó convertir a Quetzalcóatl es una especie de apóstol de Cristo para poder pasar a los mexicas más fácilmente a la nueva religión. Como señala Octavio Paz: la mentalidad europea se vio confrontada por las impenetrables civilizaciones de América.

¿Quetzalcóatl era realmente Santo Tomás?

A partir de la segunda mitad del siglo XVI se hicieron diversos intentos por suprimir las diferencias entre mexicas y españoles. Algunos afirmaban ser los antiguos mexicanos descendientes de una tribu perdida de Israel; otros se consideraban de origen fenicio o cartaginés; otros más establecían conexiones entre ciertos rituales de los aztecas semejantes a las ceremonias cristianas, imaginando que aquello era un eco distorsionado de la predicación del evangelista Santo Tomás el Apóstol.

Esa corriente defendía que el evangelista habría venido a las Américas adoptando el nombre de Quetzalcóatl. La creencia en una evangelización realizada mucho antes de la llegada de los españoles al Nuevo Mundo realizada por Santo Tomás, resulta de la lectura de san Pablo que afirma que la palabra de Cristo fue llevada hasta los confines de la tierra, por los apóstoles.

Actualmente sabemos de la existencia de corrientes marítimas que conectan la costa occidental de África con el lado este de América, sin embargo, los pensadores de aquella época desconocían este hecho. Lafaye informa que el descubrimiento de textos bíblicos y de hecho nuevos permeados con creencias antiguas sería argumento suficiente para corroborar la idea de que Quetzalcóatl eran realmente Santo Tomás.

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Incluso entre los indios existió confusión respecto a la similitud de los españoles con el mito del regreso de Quetzalcóatl. La leyenda decía que Quetzalcóatl regresaría de su exilio y nuevamente instauraría la edad de oro. Esta profecía tenía un carácter cronológico. El dios debería regresar en un año acatl, coincidentemente los españoles llegaron a México en un año acatl, 1519. El propio Hernán Cortés fue confundido con el dios. Sin embargo esta creencia terminó fallando. El rey Moctezuma ordenó llevar hasta Cortés los ornamentos sagrados de Quetzalcóatl con la finalidad de verificar la identidad del dios, cosa que no sucedió.

Quetzalcóatl como herramienta para la evangelización.

Aunque todavía quedaban dudas respecto a la identificación de Cortés como el dios, la masacre efectuada por las tropas españolas en Cholula, ciudad sagrada en la historia de Quetzalcóatl, sería suficiente para dispersar cualquier duda. Lafaye muestra que la profecía de Quetzalcóatl “aparece como un caso particular para México, de una creencia común a la mayoría de las poblaciones indígenas. Según la cual unos superhombres vendrían del este para dominarlos”.

Es cierto que los españoles posteriormente fueron considerados hijos del Sol, compañeros de Quetzalcóatl, como parte de una estrategia política para facilitar la penetración del continente, pero también sirvió como una fuente de inspiración para que los misioneros crearan una brecha para la evangelización.

mesoamericanos

Si Tomás el Apóstol hubiera estado en Mesoamérica predicando, o si algún otro europeo llegó a tierra mexicas en alguna era precolombina, son conjeturas que hasta el momento nadie puede probar. El hecho es que los pueblos de México eran dueños de una religión bastante compleja y dentro de su Panteón se destacaba la importante figura de Quetzalcóatl. Ese dios fue el creador de la humanidad, profesor de los hombres, un dios y rey encarnado.

Su muerte causo tristeza a su pueblo, al punto de construir una profecía en torno a su regreso. Como todo héroe “mesiánico”, los indicios de su regreso no faltaron. Como si no hubiera bastante superstición del pueblo, los invasores llegaron bajo la auspiciosa fecha profética.

Los evangelizadores españoles tenían conciencia de su papel de divulgadores de la “verdad” cristiana. Y se valieron de todo aquello que tenían a disposición para lograrlo. Legitimar su presencia en suelo mexicano a través de un mito cosmológico fue un medio para alcanzar la mentalidad de este pueblo que finalmente terminó conquistado y catequizado.

Bibliografia:

  • El pueblo del Sol. CASO, Alfonso.
  • Las Culturas Precolombinas. LEHMANN, Henri.
  • Quetzalcoatl y Guadalupe : la formacion de la conciencia nacional en Mexico. LAFAYE, Jacques.
  • Los Indios de Las Americas. COLLIER, John.
  • Essays on Mexican Art. PAZ, Octavio.
  • Historia general de las cosas de Nueva España. SAHAGÚN, Bernardino de.

7 comentarios en “Historia de Quetzalcóatl, la confrontación de los dioses”

  1. Buenas noches, de tantos dioses que han existido y que ahora son un mito, en algún momento de la vida va a pasar lo mismo con el Dios Jehová cuando la gente por fin eche de ver que ningún dios sirve para nada.

  2. excelente.
    Aztecas, aztecas…¿como no se dieron cuenta que cortes no era quezalcoat? Quetzalcoatl si se bañaba, joder!

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