10 párrafos que te provocarán ganas de leer el libro completo

Existen secuencias de palabras que pueden llegar a marcarnos para siempre. Seguramente has comprado libros por su portada. Como mínimo, te dejaste llevar por el título o por el arte en la portada a la hora de adquirirlo, aunque no te hayas dado cuenta.

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Aunque al final terminaste dándote cuenta que fuiste víctima de un engaño, no te pongas mal. No fuiste el primero ni serás el último. El tipo de letra y los colores de cualquier obra rápidamente activan nuestro sistema neurológico y asocian las preferencias visuales. Así, aparece el deseo y la consecuente adquisición. Hay personas que se ganan la vida trabajando para que esto suceda.

El impulso puede parecer perjudicial, pero es natural e incluso necesario. Son las referencias estéticas de consumo que acompañan a nuestra personalidad. Y por eso, es normal que estos detalles, como el prefacio o la portada de un libro, se conviertan en el argumento irracional que determina la decisión final de comprar ese paquete de hojas pegadas.

Tras ser arrastrado por el impulso de tomar el libro y hojearlo camino a la fila de la caja, surge un elemento más poderoso que puede hacer no sólo que te enamores del libro, sino que también te garantiza la necesidad de terminarlo lo más rápido posible: el párrafo perfecto.

Son las líneas que marcan la obra y, en algunos casos, se convierten en frases célebres o (para los más modernos) en pie de foto para una publicación en Instagram. El párrafo puede que no sea lo más relevante para la trama de la obra, pero te marca de una forma que el libro se hace inolvidable a causa de esa secuencia de palabras.

No tienes que ser el primero, ni tampoco el último. Suficiente con merecer su recuerdo. A continuación te mostramos 10 de esos párrafos que nos parecieron geniales y te invitamos a incrementar el acervo en los comentarios.

 

10 – Vladimir Nabokov – Lolita (1955)

Vladimir Nabokov – Lolita portada libro

Un día saqué del automóvil y destruí un montón de revistas para adolescentes. De la edad de piedra, en el fondo; muy modernas, o al menos micénicas, en cuanto a la higiene. Una actriz muy hermosa y en plena sazón, con pestañas inmensas y un labio inferior rojo y pulposo, usando un champú. Anuncios, modas. Los jóvenes estudiantes adoran la profusión de las faldas dobladas. A menos que sea mucho más viejo o muy importante, el caballero siempre se debe quitar los guantes antes de tomar la mano.

 

9 – José Saramago – El Evangelio según Jesucristo (1991)

José Saramago El Evangelio según Jesucristo portada

El sol se muestra en uno de los ángulos superiores del rectángulo, el que está a la izquierda de quien mira, representando el astro rey una cabeza de hombre de la que surgen rayos de aguda luz y sinuosas llamaradas, como una rosa de los vientos indecisa sobre la dirección de los lugares hacia los que quiere apuntar y esa cabeza tiene un rostro que llora, crispado en un dolor que no cesa, lanzando por la boca abierta un grito que no podemos oír, pues ninguna de estas cosas es real, lo que tenemos ante nosotros es papel y tinta, nada más.

 

8 – Eduardo Galeano – Las venas abiertas de América Latina (1971)

Eduardo Galeano Las venas abiertas de América Latina portada

¿Tenemos todo prohibido, salvo cruzarnos de brazos? La pobreza no está escrita en los astros; el subdesarrollo no es el fruto de un oscuro designio de Dios. Corren años de revolución, tiempos de redención. Las clases dominantes ponen las barbas en remojo, y a la vez anuncian el infierno para todos. En cierto modo, la derecha tiene razón cuando se identifica a sí misma con la tranquilidad y el orden: es el orden, en efecto, de la cotidiana humillación de las mayorías, pero orden al fin: la tranquilidad de que la injusticia siga siendo injusta y el hambre hambrienta. Si el futuro se transforma en una caja de sorpresas, el conservador grita, con toda razón: «Me han traicionado». Y los ideólogos de la impotencia, los esclavos que se miran a sí mismos con los ojos del amo, no demoran en hacer escuchar sus clamores.

 

7 – George Orwell – 1984 (1949)

1984 de George Orwell portada

4 de abril de 1984. Anoche estuve en los flicks. Todas las películas eran de guerra. Había una muy buena de un barco lleno de re­fugiados que lo bombardeaban en no sé dónde del Mediterráneo. Al público le divirtieron mucho dar planos de un hombre muy grande y muy gordo que intentaba escaparse nadando de un helicóptero que lo perseguía, Primero se le veía en el agua chapoteando como una tortu­ga, luego lo veías por lar visores de las ametralladoras del helicóptero, luego se veía cómo lo iban agujereando a tiros y el agua a su alrededor que se ponía toda roja y el gordo se hundía como si el agua le entrase por los agujeros que le habían hecho las balas. La gente se moría de risa cuando el gordo se iba hundiendo en el agua, y también una lan­cha salvavidas llena de niños con un helicóptero que venga a darle vueltas y más vueltas había una mujer de edad madura que bien po­día ser una judía y estaba sentada en la proa con un niño en lar bra­zos que quizás tuviera unos tres años. El niño chillaba con mucho pánico, metía la cabeza entre los pechos de la mujer y parecía que se quería esconder así y la mujer lo rodeaba con los brazos y lo consolaba como si ella no estuviese también aterrada y como si por tenerlo así en los brazos fuera a evitar que le alcanzaran al niño las balas. Entonces va el helicóptero y tira una bomba de veinte kilos sobre el bote y no queda ni una astilla de él, que fue una explosión pero que magnífica, y luego salía un primer plano maravilloso del brazo del niño subiendo por el aire yo creo que un helicóptero con su cámara debe haberlo se­guido así por el aire y la gente aplaudió muchísimo pero una mujer que estaba entre los  proletarios empezó a armar un escándalo terrible chillandoo que no debían echar eso  no debían echarlo delante de los críos que no debían hasta que la policía la sacó de allí a rastras no creo que le pasara nada a nadie le importa lo que dicen los proleta­rios porque dicen es la reacción típica de las proletarias y nadie hace caso y nunca…

 

6 – Henry Miller – The world of sex (1940)

Henry Miller The world of sex portada

Nuestras leyes y costumbres se relacionan con nuestra vida social, nuestra vida en común, que es el lado más pequeño de la existencia. La vida real empieza cuando estamos solos, cara a cara con nuestro yo desconocido. Lo que sucede cuando nos encontramos está determinado por nuestros solitarios interiores. Los sucesos cruciales y realmente esenciales que marcan nuestro camino son frutos del silencio y la soledad.

 

5 – Martí Perarnau – Pep Guardiola. La metamorfosis (2016)

Martí Perarnau Pep Guardiola. La metamorfosis libro portada

¿Por qué un maestro legendario como Kaspárov, cuyas capacidades son soberbias, consideraba imposible batir a un rival? Fueron Cristina y Daria, las esposas, las damas de aquel tablero neoyorquino, quienes permitieron resolver el enigma. Llevaron la conversación de nuevo hacia la pasión, de ahí pasaron a la exigencia y el desgaste emocional y, finalmente, desembocaron en la concentración mental. “Quizá sea un problema de concentración”, sugirió Cristina. Daria dio la respuesta: “Si fuese una sola partida y durase solo dos horas, Garry podría vencer a Carlsen. Pero no es así: la partida se alargaría cinco o seis horas y Garry ya no querría pasar otra vez por el sufrimiento de estar tantas horas seguidas con el cerebro a toda máquina calculando posibilidades sin descanso. Carlsen es joven y no es consciente del desgaste que esto supone. Garry sí, y no querría volver a pasar por lo mismo durante días y días. Uno lograría estar concentrado dos horas y el otro, cinco. Por eso sería imposible ganar”.

 

4 – Ernest Hemingway – Muerte en la tarde (1932)

Ernest Hemingway Muerte en la tarde portada libro

Hay ciertas cosas que no se pueden aprender rápidamente, y para aprenderlas tenemos que pagarlas muy caras con nuestro tiempo, que es todo lo que poseemos. Éstas son las cosas más sencillas, y como hace falta toda una vida para conocerlas, el pequeño conocimiento nuevo de cada hombre extrae de su vida le resulta muy costoso, y es la única herencia que puede dejar”.

 

3 – Stephen King – El resplandor (1977)

el resplandor portada

Hay cosas que no habría que decirle a ningún niño de seis años en el mundo, pero la forma en que deberían ser las cosas y la forma en que son rara vez coinciden. El mundo es un lugar difícil, Danny. Un lugar que se desentiende. No nos odia, ni a ti ni a mí, pero tampoco nos ama. En el mundo suceden cosas terribles, y son cosas que nadie es capaz de explicar. Hay gente buena que muere en alguna forma triste y dolorosa, y deja solos a quienes los amaban. A veces, parece que sólo las personas malas permanecen sanas y prósperas. El mundo no te ama, pero tu madre te ama y yo también”.

 

2 – Ernest Hemingway – El viejo y el mar (1951)

el viejo y el mar

El hombre no está hecho para la derrota – dice en voz alta. Un hombre puede ser destruido pero no derrotado”.

 

1 – F. Scott Fitzgerald – El gran Gatsby (1925).

Scott Fitzgerald El gran Gatsby portada

Cuando me encontraba en una edad más joven y vulnerable, mi padre me dio un consejo al que desde entonces no he dejado de dar vueltas en mi cabeza. Cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien -me dijo- sólo tienes que recordar que no todo el mundo ha tenido las mismas ventajas que tú”.

32 comentarios en “10 párrafos que te provocarán ganas de leer el libro completo”

  1. -¿Es usted el plomero? -dijo la chica al abrir la puerta, mostrando sus obscenas voluptuosidades al infortunado sujeto.
    -Así es -respondió éste.
    -Que bueno que vino… Ocupo que me destape la cañería -le indicó la fémina.
    -Muy bien -exclamó el valiente individuo.
    (Spoiler: al final no se casan)

    Garganta Profunda – Gerard Damiano

  2. EltrendelmameYanimeacuerdo

    Alfred ahogó un grito al tiempo que se volvía de espaldas.
    —¡Protégenos, Señor! —musitó Tom.
    El llanto del bebé despertó a Martha, quien al ver la sangre empezó a chillar.
    Tom, sujetándola, le dio una bofetada. La niña guardó silencio.
    —No grites —le dijo Tom con calma mientras la soltaba.
    —¿Se está muriendo? —preguntó Alfred.
    Tom puso la mano bajo el pecho izquierdo de su esposa. El corazón no latía.
    No latía.

    Libro Los Pilares de la Tierra de Ken Follentt

    Esta parte me hizo llorar, muy buen libro.

  3. El Carretero de la muerte – Selma Lagerlöf
    Apenas el reloj ha lanzado la última campanada de la media noche, un rechinamiento se deja oír, como provicado por una rueda mal engrasada. No tardó mucho en darse cuenta que el sonido no es otro que la carreta de la muerte, aquí le invade el miedo al recordar que el conductor no siempre es el mismo, sino el hombre que entrega su alma al sonar la última campanada de las 12 de la noche. El reloj lanza la última campanada…

  4. Fue aquí, en el lugar más maloliente de todo el reino, donde nació el 17 de julio de 1738 Jean-Baptiste Grenouille. Era uno de los días más calurosos del año. El calor se abatía como plomo derretido sobre el cementerio y se extendía hacia las calles adyacentes como un vaho putrefacto que olía a una mezcla de melones podridos y cuerno quemado. Cuando se iniciaron los dolores del parto, la madre de Grenouille se encontraba en un puesto de pescado de la Rue aux Fers escamando albures que había destripado previamente.
    Los pescados, seguramente sacados del Sena aquella misma mañana, apestaban ya hasta el punto de superar el hedor de los cadáveres. Sin embargo, la madre de Grenouille no percibía el olor a pescado podrido o a cadáver porque su sentido del olfato estaba totalmente embotado y además le dolía todo el cuerpo y el dolor
    disminuía su sensibilidad a cualquier percepción sensorial externa. Sólo quería que los dolores cesaran, acabar lo más rápidamente posible con el repugnante parto. Era el quinto. Todos los había tenido en el puesto de pescado y las cinco criaturas habían nacido muertas o medio muertas, porque su carne sanguinolenta se distinguía apenas de las tripas de pescado que cubrían el suelo y no sobrevivían mucho rato entre ellas y por
    la noche todo era recogido con una pala y llevado en carreta al cementerio o al río.

    El perfume, Patrick Süskind

    1. Brutal! Comienza en lo alto y así mantiene toda la historia. No sé a cuantos les haya pasado, pero la forma en que Süskind retrata a Grenouille despertó mi compasión hacia el personaje, no pude odiarlo a pesar de ser un monstruo

  5. La vida será más fácil ahora, ahora no me sentiré padre de una ciudad entera de almas. No sangraré junto a todos y cada uno de mis hijos – James Gordon

    El resto aprendimos a superarlo, el resto reconocimos el peligro. La eterna envidia de quienes no fueron benditos… …Diana se fue con su gente… …Hal fue a las estrellas, y yo he caminado al filo de la navaja durante tanto tiempo, pero tu Bruce, tu y tu salvaje obsesión!
    Nos matarán si pueden Bruce, cada año son más pequeños, cada año nos odian más; no debemos recordarles que habemos gigantes pisando la tierra – Clark Kent/Superman

    EL REGRESO DEL CABALLERO OSCURO – FRANK MILLER 1985

  6. Mejor compro un bocadillo bien picante y luego beberé una buena cerveza fria, por que leer las experiencias de los demás, ya tenemos bastante con la vida que tenemos

  7. El libro vaquero

    «Años después, el silbato del tren de las seis de la mañana se encargaba de despertar a Tayrone y Susan Haycox, pero también a sus hijos”

    😀 😀 😀 😀

  8. Gabriel Garcia Marquez – Cien Años de Soledad

    “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de 20 casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo».”

  9. Julio Cortázar – Rayuela

    «Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua»

  10. Carlos Castaneda – Viaje a Ixtlán

    «Para mi el mundo es extraño porque es estupendo, pavoroso, misterioso, impenetrable; mi interés ha sido convencerte de que debes hacerte responsable por estar aquí, en este maravilloso mundo, en este maravilloso desierto, en este maravilloso tiempo. Quise convencerte de que debes aprender a hacer que cada acto cuente, pues vas a estar aquí sólo un rato corto, de hecho muy corto, para presenciar todas su maravillas»

  11. Juan Jose Millás – El orden alfabético

    «Salí de casa con la cartera a la espalda, y me dirigí andando al colegio. Advertí en seguida que las calles, como el pasillo, tenían una calidad moral que nunca antes había apreciado en ellas. No sólo servían para comunicar lugares alejados entre sí, sino para poner en contacto a partes de mí mismo que hasta entonces habían permanecido separadas. De manera que a medida que las recorría me recorría también por dentro y eso es lo que convertía el simple hecho de andar en una aventura innumerable. Quise entender lo que estaba sucediendo, pero sólo se me ocurrió la idea de que alguien le había dado la vuelta a la realidad, como a un calcetín, y que ahora vivíamos en el lado de fuera, el más luminoso, sin haber dejado por eso de existir en el de dentro, que es donde yo tenía fiebre, mi padre quería aprender inglés y mi abuelo se moría en la habitación de un hospital. A todo ese cúmulo de adversidades aún había que añadir el hecho cierto de que mis padres no se llevaban bien, aunque la situación había empeorado desde que mi madre abortara a mi hermano, el del zapato»

  12. Franz Kafka – La metamorfosis

    «Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Estaba tumbado sobre su espalda dura, y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza veía un vientre abombado, parduzco, dividido por partes duras en forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo. Sus muchas patas, ridículamente pequeñas en comparación con el resto de su tamaño, le vibraban desamparadas ante los ojos»

  13. Juan José Arreola – Confabulario

    «Y todo gracias a que yo quise vivir a la buena de Dios. Cosa sorprendente, vivir a la buena de Dios trae los peores resultados. A Dios ofende una fe ciega; pide una fe vigilante, sobrecogida. Yo aniquilé totalmente la voluntad, y por mi espíritu y por mi cuerpo transitaron libremente los instintos y las virtudes. En vez de dedicarme a clasificar, puse todas las fuerzas en la fe, para hacer de mi quietismo una llama recóndita y potente; y las acciones, las dejé al capricho de esa fuerza oscura y universal que mueve cuanto existe sobre la tierra»

  14. Fernando Benítez – Los hongos alucinantes

    «El éxtasis es estar envenenado. Ser dios es estar envenenado. El veneno es la sustancia de que está hecho Dios. Dame otra copa de veneno. Veneno igual a euforia, igual a vuelo, igual a fuerza, igual a locura»

  15. Umberto Eco – El péndulo de Foucault

    «El Péndulo me estaba diciendo que, siendo todo móvil, el globo, el sistema solar, las nebulosas, los agujeros negros y todos los hijos de la gran emanación cósmica, desde los primeros eones hasta la materia más viscosa, un solo punto era perno, clavija, tirante ideal, dejando que el universo se moviese a su alrededor. Y ahora yo participaba en aquella experiencia suprema, yo, que sin embargo me movía con todo y con el todo, pero era capaz de ver Aquello, lo Inmóvil, la Fortaleza, la Garantía, la niebla resplandeciente que no es cuerpo ni tiene figura, forma, peso, cantidad o calidad, y no ve, no oye, ni está sujeta a la sensibilidad, no está en algún lugar o en algún tiempo, en algún espacio, no es alma, inteligencia, imaginación, opinión, número, orden, medida, substancia, eternidad, no es tinieblas ni luz, no es error y no es verdad»

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