Por mucho que lo intentes, no todas las personas que conozcas terminarán agradándote. De hecho, es posible que odies a algunos bastardos que la vida decidió cruzar en tu camino, pero no tienes por qué pasar por esto. Un estudio de la Universidad de Groningen, en Holanda, apunta a que un pequeño cambio en la forma de aproximarte a tus enemigos podría aliviar muchos de estos sentimientos negativos.
La Dra. Susan Krauss Whitbourne, en un artículo que escribió para la revista Psychology Today, examinó un estudio realizado por el psicólogo Melvyn Hamstra (y compañía), que analizó la forma en que nuestros prejuicios y opiniones dan color a nuestra forma de juzgar a los demás. Descubrieron que cuando conoces a alguien con quien tienes mucho en común, tiendes a hacer un esfuerzo extra para agradar a la persona. Lo opuesto sucede con aquellos con quienes no tienes mucho en común: harás un esfuerzo para evitarlos y los convertirás en tus enemigos.
Entonces, ¿qué puedes hacer para corregir esto? Whitbourne lo explica:
“El estudio de Hamstra sugiere que primero entres en sintonía con la dimensión de tu personalidad que representa una falta de ajuste con el objetivo de tu odio. El individuo quizá no sea una mala persona, sino apenas alguien cuya personalidad no encaja con la tuya. Tú eres un pesimista y esta persona es una eterna optimista. O tú eres extrovertido y relajado, y esa persona siempre parece tensa y reservada. Los resultados de Hamstra también sugieren que entre más incompatibilidades existan, más fuerte fluirá tu veneno en dirección a esa persona. Reconocer la naturaleza subjetiva de tu reacción hacia la persona que no te ‘agrada’ puede convertirse en el primer paso para buscar un terreno afín. Hablar sobre sus diferencias, quizá con la presencia de un tercero, podría ayudar para que la otra persona y tú descubran no solo como estar de acuerdo en diferir, sino hasta en formar el ‘yin’ para el ‘yang’ del otro. Quizá no terminen como los mejores amigos pero, por lo menos, podrán aprender a respetarse y, finalmente, a trabajar, pese a sus diferencias”.
Lo único que se necesita es un poco de reconocimiento. Si pueden hablar sobre sus diferencias, pueden evitar odios innecesarios.
Pues que me perdone el Sr. Hamstra: hay cabrones que solo quieren ver arder al mundo y te quieren ver arder con él. A la merga!
Qué madres!!! Unos puazos a guante limpio y luego unas chelas y serán los mejores amigos de la vida!!!
¿Tuvo que hacer todo un estudio para llegar a esa conclusión?
Básicamente: Hablando se entiende la gente.