Una encuesta muy extraña en Internet – Creepypasta

Nadie se imagina lo que es estar en el fondo de un pozo, hasta que le toca. Que te despidan injustificadamente del trabajo al que has dedicado tu vida los últimos diez años y encontrar a tu novia en la cama con el sujeto que se quedó con tu puesto realmente te hace tocar fondo. Maldita sea, ni siquiera he terminado de pagar las deudas de la universidad.

Hombre escribiendo en una computadora

La vida es un asco.

Tras enviar una docena de currículums y cartas de presentación escritas a las prisas, decidí alcoholizarme y terminé perdiendo el conocimiento. A la mañana siguiente, me desperté con la convicción de hacer un poco de dinero mientras se presentaba una entrevista. En aquel momento de iluminación, creí que la forma más rápida de lograr esto era llenando una de esas encuestas de Internet.

Y así fue que perdí todo el día en la computadora, lo bueno de esto es que al menos no tendría que pagar por la comida. Rellené encuestas durante al menos cinco horas hasta quedar exhausto. La tarea era mucho más exigente de lo que pensaba. Tras todo ese tiempo ya había acumulado algunos dólares y un cupón, nada mal.

Me disponía a cerrar la laptop para ir al bar más próximo con toda la intención de ahogar las penas y entonces pude verlo. No debería destacar pero, por algún motivo, lo hacía. En un diminuto rincón de la pantalla se posicionaba un anuncio. Quizá su inusual simplicidad terminó llamando mi atención. En letras negras y con una fuente para nada atractiva sobre un fondo blanco podía leerse «Encuestas por dinero«.

Al menos no se andaban con rodeos. Una no es ninguna, pensé. Fácilmente podría ganar unos centavos extras antes de ir a embriagarme. Regresé a la silla y pulsé sobre el enlace, completamente dispuesto a superar otra encuesta repleta de preguntas. Las primeras resultaron muy sencillas y generales, creo que para alimentar la base de datos. Además del nombre, me preguntaron edad y ocupación. Me pareció muy extraño que también les interesara mi peso y altura, aunque para el Big Data ningún dato es irrelevante.

Silueta araña sobre telaraña

La primera pregunta de verdad fue muy distinta. Debí haberme quedado viendo esa pantalla durante un buen rato con los ojos bien abiertos.

“¿Pero qué rayos?”, pensé.

“¿En este instante, qué tan fuerte es tu necesidad de voltear hacia atrás?”.

Me presentaban cinco respuestas posibles que iban desde “ni siquiera un poco” hasta “irresistible”. Tenía miedo, a pesar de que no existía razón lógica que lo justificara. Mi respiración se volvió más superficial mientras intentaba escuchar cualquier ruido a mis espaldas. No hubo ninguno.

Tras varios minutos en silencio, finalmente tuve el valor de voltear. Nada. Suspiré de alivio y me sentí un tonto. Deduje que se trató de alguna clase de broma. Como sea, decidí continuar con la encuesta y elegí la opción “regular”, dirigiéndome a la próxima pregunta.

“¿Por qué verías atrás de ti?”.

Sonreí. Más que molestarme me pareció divertido. Entonces, simplemente escribí “no lo sé” y presioné el botón siguiente. La siguiente pregunta era: “estás en un avión. Además de ti, sólo hay un pasajero que está ubicado en algún asiento detrás. A mitad del viaje, vas al baño y te das cuenta que esta persona desapareció. No se encuentra en el baño y en ningún otro asiento. ¿Qué harías?”.

Seguramente me quedé viendo la pantalla como un idiota durante otros cinco minutos. ¿Se trataba de algún test de personalidad? Seguramente.

Dejando el mundo atras

Volví a responder nuevamente con un “no sé”. Después de todo era la verdad. No sabía que hacer en un caso como éste, ¿o cómo debería responder a la cuestión? Más intrigado que nunca hice clic en el botón siguiente. En la cuarta pregunta podía leerse: “despiertas en un bosque desconocido. Es completamente de noche y el brillo de la luna te proporciona cierta visibilidad. Aproximadamente a diez metros de tu ubicación, logras divisar una cabaña mal iluminada. La puerta se encuentra abierta y una mujer sonriente te invita a pasar con un gesto. ¿Irías? Explica tu respuesta”.

Esta pregunta no resultaba tan distinta a la anterior, por lo que considere que todavía era plausible mi hipótesis del test de personalidad. Realmente intenté analizar la situación y respondí: “entraría a la cabaña por la sencilla razón de que no hay otro lugar a donde ir”.

Una vez más, presioné siguiente. Ojalá nunca lo hubiera hecho.

Las preguntas empezaron a salir de contexto de una forma aterradora. No se trataba de información explícita, pero definitivamente eran peores. Se hicieron todavía más raras, psicológicamente perturbadoras. Si quieres que te explique porque continué, no sabría que responder. Simplemente sentí la necesidad.

Las preguntas eran del tipo:

“Despiertas un día y descubres un elevador en tu casa. Cada día a la medianoche, sus puertas se abren durante cinco minutos y revelan una copia exacta de ti que va empeorando físicamente con el paso de los días. ¿Seguirías viviendo de esta forma, o entrarías al elevador para poner fin a esto?”.

O:

“Te encuentras en una habitación de hotel y alguien tocando en tu ventana te despierta. Espías entre las cortinas y logras ver a un hombre sin ojos. Acerca la boca al cristal y te susurra que mates inmediatamente a la mujer que está en el baño. ¿Lo harías?”.

Y esta fue una de las que menos me gustó:

“Estás viendo videos caseros con tu madre. De repente, en una de las filmaciones aparece ella siendo asesinada por un hombre con máscara. Tu madre se limita a sonreír y no dice nada. ¿Desde tu punto de vista, es algo preocupante?

Escultura en madera aterradora

Además de estas preguntas que parecían inducir a la locura, ciertos fenómenos desconcertantes empezaron a suceder en la vida real. Pasados unos 30 minutos alguien empezó a tocar la puerta. Observé por la mirilla de la puerta y pude ver a un sujeto parado que balanceaba la cabeza frenéticamente mientras susurraba “no”. Parecía auténticamente aterrado. Obviamente, no le abrí.

Alguien llamado «el auditor» me hizo 10 llamadas telefónicas. Cada una de las veces dejaba un mensaje de voz, todos incluían a una persona recitando ciertos números entre el sonido de estática. Aunque pensándolo bien, se parecían más a gritos.

Tras una hora procurando resolver la encuesta, estaba apunto de tener una crisis nerviosa. Me encontraba realmente petrificado y quería ver atrás de mí aunque supiera que no había nada allí. Escuché unos sutiles arañazos que provenían de las salidas de aire y moví mi sofá sobre ellas.

Eventualmente, logré llegar al final. Ya no se trataba de una pregunta, simplemente una oración: “no les permitas entrar. No son de fiar”.

Mano puerta

Casi de inmediato volví a escuchar golpes en mi puerta. Completamente en silencio y a hurtadillas fui a espiar por la mirilla. No era el mismo hombre que había visto anteriormente. Era una mujer de veintitantos años, llevaba una gabardina bastante gruesa a pesar de que afuera hacía más de 30° C. También portaba gafas para sol, por lo que no sabía en que dirección estaba observando. Sacó un trozo de papel de su bolso y lo pasó por debajo de la puerta. Lo leí.

“Es una mentira. Sal del apartamento inmediatamente”.

Ya han pasado casi dos horas desde entonces. No tengo valor para ver la pantalla de la computadora o a la mujer allá afuera. Todavía está ahí. Aún puedo ver sus pies haciendo sombra por debajo de la puerta.

Hace algunos minutos escuché que se abrió la ventana de mi habitación, así que bloqueé la puerta con una silla para impedir que pasaran. Ahora puedo escuchar algunos murmullos viniendo de allí.

Tal vez, y sólo tal vez, el fondo del pozo no era tan malo.

Traducción por MarcianosMX.com

5 comentarios en “Una encuesta muy extraña en Internet – Creepypasta”

  1. Después de algunas horas me estaba volviendo loco así que decidí abrir la puerta a aquella mujer que seguía esperando del otro lado, al abrir ella se acerco y me dijo :
    – Soy vecina suya…soy testigo de Jehová, vengo a buscarlo porque doy clases de la Biblia gratis y tengo algunos espacios en mi horario…

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