Un gran árbol habitado por murciélagos en la pequeña localidad de Meliandou, en Guinea, puede haber sido el punto donde se originó el brote vigente de Ébola que se cobró la vida de 7,600 personas en 2014 y que sigue causando estragos.
En un nuevo estudio, los investigadores descubrieron que miles de murciélagos angola sin cola (Mops condylurus) viven en este árbol, el sitio donde un niño de 2 años de edad llamado Emile Ouamouno pudo haberse contagiado con la enfermedad mientras jugaba. Estos murciélagos son como un reservorio del virus, afirmas los científicos. Emile, que perdió la vida en diciembre de 2013, fue el “paciente cero”, la primera persona que contrajo el ébola en el brote actual de la enfermedad.
El árbol se encuentra a escasos 50 metros de distancia de la casa donde vivía Emile, en una aldea muy pequeña de unas 31 casas rodeadas por granjas. “Él (el árbol) se encuentra cercano a un camino que las mujeres transitan para lavar la ropa”, dice Fabian Leendertz, un médico veterinario del Instituto Robert Koch, en Alemania, especialista en enfermedades zoonóticas. “Ellas siempre caminan por ahí con los niños, y los niños acostumbran a jugar en este árbol. Quizá Emile haya contraído ébola de uno de los murciélagos en el árbol”, sugiere Leendertz.
Los investigadores nunca tendrán la certeza total – un incendio en este árbol que tuvo lugar el 24 de marzo pasado terminó matando a miles de murciélagos. Unos días después, cuando Leendertz y el equipo llegaron a la aldea, los residentes ya habían recogido o comido a los murciélagos muertos, y no había rastro de ninguna evidencia para probar la existencia del virus. Sin embargo, el equipo encontró pruebas de ADN de que los Mops condylurus vivieron en el lugar.
Este descubrimiento sugiere la posibilidad de que los murciélagos sin cola, que se alimentan principalmente de insectos, puedan ser portadores y transmisores del ébola. Otros estudios descubrieron que el virus puede vivir en murciélagos comedores de frutas y también en insectos.
Leendertz y su equipo permanecieron un mes recorriendo los bosques que circundan a Meliandou y entrevistando a los locales. Una de las teorías es que Emile pudo haber contraído el ébola de un mamífero grande, como un chimpancé, pero los investigadores no lograron localizar ninguna evidencia que sugiera un brote de ébola en la fauna de la localidad.
“Teóricamente pudo haberse suscitado una pequeña epidemia oculta. No analizamos a todo el bosque, pero podemos afirmar con seguridad que no hubo una gran epidemia entre la gran variedad de vida silvestre”, desestima Leendertz.
Además, las autoridades locales, los cazadores y las mujeres de la aldea informaron a los investigadores que los primates son bastante raros en la región sudeste de Guinea, y los pocos que quedan allí son muy difíciles de atrapar. La mayor parte de la caza en el área proviene ya curada de Liberia y del noroeste de Guinea, lo que lo convierte en una fuente poco probable de la enfermedad, dicen los investigadores.
También es posible contagiarse del ébola al ingerir carne mal cocida de murciélagos o por entrar en contacto directo con los fluidos corporales del animal, algo que los habitantes de Meliandou hacen rutinariamente, cazándolos para comerlos. Los investigadores capturaron un total de 169 murciélagos en la zona y los sometieron a pruebas para detección del ébola, pero ninguno resulto positivo, dice Leendertz. Entre tanto, la transmisión de origen alimenticio del ébola probablemente haya afectado a adultos en la comunidad antes o al mismo tiempo que afectó a Emile. Una situación que sugiere una infección no relacionada con la alimentación.
Muchos pequeños de la aldea capturaron y jugaron con murciélagos del árbol hueco, por lo que continúa siendo posible que Emile se haya contagiado justo aquí. “Las personas me han dicho: ‘¿Cómo puedes estar tan seguro que el niño jugó en ese árbol?’”, menciona Leendertz. “¿Pero qué tan probable es que un niño no juegue en un parque al lado de su casa? Platicamos con muchos de los otros pequeños y descubrimos que en realidad son grandes cazadores de murciélagos”, afirma el investigador.
Aún no queda claro cómo se inició el fuego en el árbol, pero el incendio tuvo lugar después de que el gobierno de Guinea prohibió el consumo y la caza de murciélagos. Y es que esta especie desempeña un papel importante en el ecosistema de la zona: los murciélagos frugívoros polinizan flores y esparcen semillas, y los insectívoros comen mosquitos y ayudan a prevenir la propagación de la malaria.
“Tenemos que aprender a convivir con estos animales como convivimos con la rabia en murciélagos de Alemania y Europa”, explica Leendertz. “De ninguna manera es una solución cazar y matar a los murciélagos o ahuyentar las colonias”. – Live Science
Justo cuando la «noticia» del ébola se había enfriado ahora revive con esta investigación…. ya no sé qué pensar… :s
jaja…yo creo q el uriel es el hijo abandonado de peña nieto.
No crean lo q leen en internet?
Acaso tu fuiste personalmente a investigar?
Estas pero si bien pen…
Dejo.
Es en serio?
Como pueden creerce esto, investiguen un poco mas, no crean en todo lo que leen en internet, siempre duden, para que no caigan en la desinformación como lo es esta nota.
También va para el editor de este blog
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Saludos.
Imagino la cara de Leendertz después de leer comentarios como el tuyo. ¿Podrías explicarme en que te basas para decir que el falso el informe? ¿Acaso los meses de trabajo del médico fueron inventados? http://embomolmed.embopress.org/content/early/2014/12/29/emmm.201404792
Por alguna razón, este árbol fué quemado… matando casualmente y según la nota, miles de los citados murciélagos. Falta definir si sólo quemaron este árbol. Será el único en que los murciélagos de la zona se guarecen?
Si la enfermedad fué sembrada, para con sus consecuencias obtener algún beneficio económico, era necesario eliminar posibles pruebas que conduzcan a los responsables.
asi como va la explicacion es muy probable que sea cierto
El fin de los tiempos