Los videos capturados con la ayuda de varias “dashcam” – un término que hace referencias a los dispositivos de filmación instalados en los paneles de los automóviles – nos han traído imágenes impresionantes en diversas ocasiones. Sin embargo, difícilmente algún caso supere al video que estás a punto de ver.
Cuando tienes la valentía de conducir un automóvil tienes que tomar conciencia de muchos aspectos: de la circulación de otros conductores, de los requerimientos mecánicos de la unidad, peatones, peligros potenciales en el camino y, sobre todo, de elefantes que busquen un sitio cómodo para aposentar su trasero.
Soy testigo principal de que no hay nada más triste que perder tu artefacto volador el primer día de vuelo, tristemente eso me pasó con mi primer helicóptero RC. Con la llegada y popularización de los drones, Internet se ha visto inundado con cantidad de videos de personas que muestran sus vecindarios desde el aire. Pero, si has desembolsado $ 20 mil pesos en uno de estos dispositivos, y en el primer vuelo comienza a caer sin control sobre un pequeño cuerpo de agua, ¿cuál sería tu reacción?
Una de las pocas certezas absolutas de este mundo es también una de las que más nos cuesta aceptar: nacemos, crecemos y morimos. No hay ninguna escapatoria. Todos algún día terminaremos muertos, por mucho que cuidemos nuestra salud y tengamos la costumbre de mirar a ambos lados antes de cruzar una calle, no hay cómo controlar a la muerte que nos tiene preparada el destino.
Cara Simmons, una intendente residente de Ohio y madre soltera de tres hijos, llegó hasta una enorme y agradable residencia para hacer limpieza antes de una supuesta fiesta que tenían planeada. Lo que ella no sabía era que en la casa en la que supuestamente trabajaría, realmente se convertiría en su propio hogar.
El 17 de octubre de 1814, hace poco más de 200 años, sucedía una idílica inundación de cerveza en Londres. Más de 250 mil litros de cerveza fueron derramados por las calles de la ciudad. Una ola de cuatro metros y medio de altura de bebida devastó varios edificios e inundó los sótanos de las casas, matando a ocho pobres desgraciados. ¿El culpable? Un tonel defectuoso y el temible efecto en cadena.
