Aquellos niños con padres farmacodependientes, que sufren violencia intrafamiliar o padecen algún tipo de enfermedad mental son hasta diez veces más propensos a convertirse en víctimas de abuso sexual. Así lo revela un estudio de la Universidad de Toronto, en Canadá, publicado a inicios de semana en el periódico Social Work.
Basada en estudios anteriores, realizados entre 2010 y 2012, la investigación examinó los informes de 52 mil personas para rescatar parámetros importantes como la raza, género y edad de los voluntarios. “Ambas investigaciones llegaron a una conclusión semejante, sugiriendo que se trata de asociaciones robustas que merecen una investigación más profunda”, señaló el investigador Senyo Agbeyaka.
Los investigadores descubrieron que, entre los adultos que no pasaron por los escenarios expuestos al comienzo de este artículo, solamente el 1% de los hombres y 2% de las mujeres sufrieron abuso sexual en la infancia. Estos porcentajes se disparan casi al triple cuando los niños son expuestos a una de estas adversidades: 2.7% para los niños y 6.4% para niñas.
Hogares descompuestos y abuso sexual infantil.
Una exposición a dos factores de riesgo quedó altamente asociada a un incremento adicional en la prevalencia del abuso sexual durante la infancia, 5.5% para hombres y 15.5% para mujeres. Finalmente, aquellos niños que habitan hogares descompuestos donde prevalecen los tres factores principales tienen mucha mayor probabilidad de sufrir abuso sexual en la infancia. Hablamos del 11.6% para los hombres y 26.4% para las mujeres.
“El hallazgo se traduce en una diferencia de más de 10 veces en la prevalencia del abuso sexual entre aquellos niños expuestos a esos tres factores y los que no pasaron por ninguno”, menciona Agbeyaka. “Es extraño observar un efecto tan grande y consistente entre hombres y mujeres”.
Los investigadores señalan que las principales limitantes del presente estudio tienen que ver con el uso de auto-relatos retrospectivos y la falta de información sobre el momento exacto de la infancia en que sucedió el abuso. Además, señalaron que los resultados sólo apuntan a una correlación que no puede interpretarse como causa.
Pese a esto, los investigadores están convencidos de que los hallazgos tienen implicaciones relevantes para mejorar la atención a los niños a través de asistentes sociales, profesionales de la salud y profesores. “No debe subestimarse el impacto negativo que tiene sobre los niños en casa la violencia intrafamiliar, enfermedad mental o las adicciones”, concluyó Esme Fuller-Thomson, líder del estudio. “Los niños son mucho más vulnerables al abuso sexual en familias donde los padres lidian con estas adversidades”.