¿Por qué los bebés huelen tan bien y los adolescentes apestan?

¿Alguna vez te preguntaste por qué nuestro aroma corporal cambia conforme crecemos? Los humanos poseemos una extraña fascinación por los olores que nos acompaña a lo largo de nuestra existencia. De hecho, el olfato tiene un papel fundamental en nuestras interacciones y percepciones del mundo. Nuestro viaje olfativo comienza desde nuestros primeros días y nos sigue durante la transición a la adolescencia, marcando cambios significativos no solo en nuestro comportamiento sino también en la química corporal.

Por que los bebes huelen tan bien y los adolescentes apestan

El estudio sobre olores corporales.

Una investigación reciente publicada en la revista Communications Chemistry profundizó en esta evolución de olores corporales, develando las bases químicas que diferencian los dulces aromas de la infancia de los olores más intensos y menos placenteros característicos de la adolescencia. Y quien haya estado alguna vez en un camión con un grupo de adolescentes no me dejará mentir.

El estudio se realizó sobre dos grupos: 18 bebés de entre cero y tres años, y 18 adolescentes de entre 14 y 18 años. Cada participante pasó una noche usando una camiseta de algodón tratada previamente con almohadillas adheridas debajo de los brazos. En las 48 horas previas al estudio, cada individuo siguió estrictos protocolos dietéticos e higiénicos, evitando productos de limpieza con fragancias y alimentos altamente condimentados.

Luego, las almohadillas de algodón se sometieron a diversos análisis, incluyendo cromatografía de gases acoplada a espectrometría de Masas (GC/MS) y cromatografía de gases-olfatometría (GC-O). A partir de estos análisis, los investigadores identificaron hasta 42 compuestos con olores distintivos en el olor corporal.

El dulce aroma a bebé.

Desde tiempos inmemoriales, el olor de un bebé se asocia con la pureza y ternura, evocando imágenes de inocencia y despertando instintos protectores en los adultos. El “olor a bebé” se encuentra tan marcado en nuestro subconsciente que, a menudo, es socorrido en el marketing olfativo. Ahora, la ciencia finalmente develó este fenómeno, atribuyéndolo a un compuesto en particular. Se trata del α-isometil ionona, responsable de la característica fragancia floral semejante a violetas que emana de los pequeños.

Además, se identificaron otros olores asociados a los bebés con tonalidades que recuerdan al perfume, sugiriendo la persistencia de aromas de productos de limpieza hasta cierto punto. Sin embargo, un riguroso tamizaje de ingredientes y alimentos perfumados durante el estudio garantizó que los olores registrados provinieran directamente de las peculiaridades biológicas de los infantes.

El fuerte olor a adolescente.

Al llegar a la adolescencia, suceden transformaciones profundas en el cuerpo humano. Una etapa donde la biología señala el inicio de un nuevo capítulo. Esta fase se caracteriza por una activación hormonal que impulsa a las glándulas sudoríparas a trabajar a marchas forzadas, aunque este aumento en la producción de sudor solo cuenta una parte de la historia. Resulta que los olores característicos de la adolescencia emanan de la sinergia entre este sudor y una comunidad microbiana única. Diferenciando a los adolescentes de los bebés y adultos en términos de olor corporal.

La investigación identificó componentes específicos como el ácido 4-etiloctanoico, con un fuerte aroma que recuerda a las cabras y el ácido dodecanoico, similar a la cera, presentes en niveles significativamente más elevados en adolescentes. Estos hallazgos reflejan la complejidad y potencia de los aromas asociados a esta etapa de la vida.

Además, la presencia exclusiva en adolescentes de compuestos esteroides, tales como 5α-androst-16-en-3-ona y 5α-androst-16-en-3α-ol, destacó por tonos olfativos que variaban desde sudor, pasando por la orina y hasta almizcle o sándalo​, sugiriendo un vínculo entre estos esteroides y los cambios olfativos observados.

La explicación a por qué los bebés “huelen mejor” que los adolescentes no radica en una mayor cantidad de olores agradables emanando de ellos. Más bien, atiende a la ausencia en los infantes de esos compuestos esteroides con olores particulares que son característicos de la adolescencia.  

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