La forma ideal de acariciar a un gato, según la ciencia

Aprender a acariciar un gato no es fácil, el proceso conlleva arañazos, mordidas y mucha paciencia. Los gatos pueden ir del extremo placer a una total irritación mientras reciben una caricia, pero una vez que asimilamos su enigmático comportamiento es posible evitar que estas cosas sucedan. El peculiar comportamiento de estos felinos podría estar relacionado con sus ancestros, los gatos salvajes africanos. Mientras estos gatos salvajes se empleaban para el control de plagas, actualmente los gatos son vistos como mascotas, compañeros e incluso “hijos”.

gato con cara malvada

Aunque empezamos a modificar el trato que dábamos a los gatos hace alrededor de 4 mil años, mucho después de domesticar a los perros, la genética de estos animales ha cambiado muy poco en relación con sus ancestros. Esto quiere decir que sus hábitos y comportamientos son semejantes a los de los gatos salvajes. Lauren Finka, investigadora de la Universidad Nottingham Trent, elaboró un resumen sobre los gatos domésticos y su convivencia con los humanos.

Adaptación a la interacción humana.

Los gatos salvajes suelen tener vidas solitarias y evitar el contacto entre ellos, casi siempre optan por una comunicación basada en la liberación de ciertas sustancias químicas o gestos corporales. En términos de evolución natural, los gatos han tenido muy poco tiempo para adaptarse a nuestras necesidades como especie, sobre todo a comportamientos tan complejos como los de los humanos.

Somos seres altamente sociables. Cuando se trata de afecto, los humanos priorizamos la cercanía y el contacto corporal. Por si fuera poco, nos sentimos atraídos por los rasgos físicos de los felinos y buscamos ojos grandes, narices pequeñas y caras redondas, como si se tratara de un bebé humano. Así, resulta lógico procurar que nuestras mascotas reciban nuestro cariño y se sientan apreciadas. A muchos gatos les gusta, pero no a todos.

gato mal portado sacando arena

De hecho, muchos gatos toleran el contacto con los humanos solamente porque representa ciertos beneficios: refugio y comida. Pero, hay algunos que no tienen reparo en demostrar su aversión por el contacto humano y responden con agresividad.

Finka dice que, para que un gato desarrolle un comportamiento amigable y dócil, es imprescindible acostumbrarlos al convivio y las caricias de los humanos en la primera etapa de sus vidas: entre las dos y siete semanas de vida. Pero, en esta etapa no sólo definen la forma en que reaccionarán al afecto, también desarrollan su personalidad.

La receta para el éxito.

Según la investigadora, la clave para una buena relación con tu gato es cederles el control y permitirles que tomen la iniciativa. Es complicado contenerse y no acariciarlos, pero la evidencia sugiere que el esfuerzo vale la pena. Las interacciones entre gatos y humanos tienden a ser más duraderas cuando los peludos las promueven. Además, es vital prestar atención en la postura y el comportamiento del gato.

gato tierno

No es una regla escrita, pero la mayoría de los gatos sienten un profundo placer cuando reciben caricias bajo las orejas, justo donde se ubican sus glándulas faciales, bajo la mandíbula y en torno a las mejillas. La cola, espalda y barriga suelen ser zonas poco recomendables pues los hacen sentir incómodos. Como regla general, hay que respetar el espacio de los gatos y no forzar las caricias cuando ponen límites.

Estas son algunas señales de que el gato está dispuesto a que lo acaricien:

  • Camina con la cola erguida y tiende a buscar el contacto (generalmente con tus pies).
  • Ronronea o te da pequeños masajes con las patas frontales.
  • Contonea delicadamente la cola de un lado a otro mientras se mantiene de pie.
  • Su expresión fácil es relajada, las orejas estiradas y apuntando hacia el frente.
  • Maúllan o te dan un ligero golpe si dejas de acariciarlos.

gato viendo su foto

Señales de que el gato está irritado:

  • Se aleja de ti.
  • Su actitud es completamente pasiva (no hay ronroneo ni masajes).
  • Parpadeo constante, mueve mucho la cabeza o se lambe demasiado la nariz.
  • Se lambe los genitales rápidamente en movimientos cortos.
  • El pelaje en la región de la espalda se eriza.
  • Tiembla o azota su cola.
  • Las orejas caídas a los costados o rotándolas hacia atrás.
  • Giros repentinos con la cabeza para encararte o desviar tu mano.
  • Morder o intentar apartar tu mano con las patas.

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