Las convicciones religiosas pueden variar de forma extrema entre una persona y otra, es un hecho irrefutable. Siempre que se intenta explicar esa diferencia solemos concentrarnos en las diferencias culturales y/o educacionales. Aunque se trate de aspectos importantes y determinantes, algunas investigaciones recientes apuntan a que nuestro grado de creencia religiosa puede verse influenciado por que tanto confiamos en la intuición versus el pensamiento analítico que poseemos.
¿Por qué nos apegamos a la religión?
Amitai Shenhav, Joshua Greene y David Rand, de la Universidad de Harvard, publicaron un artículo en 2011 donde concluyen que aquellos individuos que suelen confiar en su intuición tienen mayores tendencias a creer en Dios. También comprobaron que cuando se incentiva a las personas a desarrollar su pensamiento intuitivo se promueven las creencias en Dios.
Apoyados por estos resultados, Ara Norenzayan y Will Gervais de la Universidad de Columbia Británica, en Canadá, publicaron en un artículo reciente sus hallazgos sobre el hecho de que promover el pensamiento analítico reduce en las personas su tendencia a creer en una deidad. En conjunto, estas investigaciones apuntan a que nuestras creencias religiosas, al menos en parte, están influenciadas por el estilo de pensamiento.
Creencia religiosa contra pensamiento analítico.
La investigación de Norenzayan y Gervais parte del principio de que poseemos dos formas de pensar que, aunque son distintas, guardan ciertas relaciones. Comprender estos dos estilos, comúnmente referenciados como sistema 1 y sistema 2, puede ser la clave para comprender nuestra tendencia hacia la fe religiosa.
El pensamiento del sistema 1 depende de atajos y otras reglas más relacionadas con la experiencia empírica que con la comprobación científica, mientras que el sistema 2 se ve promovido por el pensamiento analítico, tiende a ser más minucioso y a requerir un mayor esfuerzo. Actividades como la resolución de problemas lógicos o analíticos pueden requerir que se anulen los procesos de pensamiento del sistema 1 para emplear los del sistema 2.
La psicología ha implementado toda una serie de técnicas que nos ayudan a lograr esto. Aplicando estas técnicas, los científicos canadienses determinaron si el sistema 2 conduce a las personas a abandonar sus creencias en Dios o la religión.
Por ejemplo, invitaron a los voluntarios a apreciar obras de arte asociadas con el pensamiento y la reflexión (como la escultura El pensador, de Rodin) o imágenes con mayor neutralidad (como Discóbolo, de Mirón). Aquellos participantes que apreciaron El pensador, resultaron con creencias religiosas más débiles en un levantamiento posterior.
Sembrando el pensamiento analítico.
Sin embargo, Norenzayan y Gervais se preguntaban si haber mostrado arte a sus voluntarios podría haber hecho la conexión entre el pensamiento y la religión algo muy evidente. En los dos estudios posteriores, desarrollaron una tarea que preparaba el pensamiento analítico de una forma más sutil. A cada uno de los voluntarios se le proporcionó un conjunto de cinco palabras ordenadas de forma aleatoria (por ejemplo, “alto, alas, o, vuela, avión”). Se les indicó que excluyeran una palabra y ordenaran las restantes para crear una frase más significativa.
A algunos de los voluntarios se les proporcionaron palabras relacionadas al pensamiento analítico (por ejemplo, “razón” y “análisis”) y otros participantes fueron provistos de palabras neutrales (por ejemplo, “martillo” y “zapatos”). Tras descifrar las frases, los participantes completaron un cuestionario sobre sus creencias religiosas. En ambos estudios, esta sutil reminiscencia del pensamiento analítico provocó que los participantes expresaran una menor creencia en Dios y la religión.
Los investigadores no encontraron una relación entre las creencias religiosas previas de los participantes y su desempeño en el estudio. El pensamiento analítico provocó una disminución en las creencias religiosas, independientemente de cuan religiosos eran los participantes al inicio de la prueba.
En una etapa final, Norenzayan y Gervais emplearon una forma aún más sutil de activar el pensamiento analítico: invitaron a los participantes a completar un cuestionario que medía sus creencias religiosas impreso en una fuente normal o en una fuente difícil de leer. Investigaciones anteriores revelaron que las fuentes difíciles de leer promueven el pensamiento analítico, obligando a los participantes a disminuir el ritmo y a pensar con mayor detenimiento en el significado de lo que están leyendo.
Los investigadores encontraron que los participantes que completaron el cuestionario que fue impreso en fuentes poco claras expresaron una menor creencia en comparación con aquellos que completaron la misma forma con una fuente clara.
Diferencias en el pensamiento.
Las conclusiones en esta serie de investigaciones nos ayudan a entender porqué algunos no son más propensos a creer en Dios que otros. Previamente se había encontrado que las personas difieren en su tendencia a ver propósitos y causas en el mundo. Estas diferencias en el estilo de pensamiento pueden ayudar a explicar porque algunos individuos son más propensos a adherirse a las doctrinas religiosas.
¿Pero, cómo y porqué el pensamiento analítico puede minimizar la creencia religiosa? Aunque se necesiten más investigaciones para responder a esta pregunta, Gervais y Norenzayan especulan sobre las posibilidades.
Como ejemplo, se sabe que el pensamiento analítico es capaz de bloquear nuestra tendencia natural a creer en causas sobrenaturales que influyen en el mundo. Por otra parte, el pensamiento analítico simplemente puede sobreponerse a la intuición relegándola a un plano menos importante. Es importante señalar que, en cada uno de los estudios, los participantes seguían diversas doctrinas religiosas, eran de diferentes razas y el género estaba bien equilibrado. Ninguna de estas variables resultó significativa para el comportamiento de los participantes en los estudios.
Norenzayan y Gervais mencionan que el pensamiento analítico apenas es una de las razones por la que las personas pueden tener o no determinadas creencias religiosas. Además, estos hallazgos no dicen nada sobre el valor inherente o la verdad de las creencias religiosas – simplemente hacen referencia a la psicología de cuándo y porqué somos propensos a creer.
Mucho más importante todavía son las evidencias que ofrecen sobre nuestras creencias, que en lugar de mantenerse estáticas pueden cambiar drásticamente de un momento a otro, sin que sepamos exactamente el porqué.
iba a leerlo pero esta muy largo el post
Inche web0n.
Confía en tu instinto mi amigo.
Es bastante interesante e irónico, de alguna manera aquellos que son más propensos a creer e la religión tienen más desarrollado el sentido instintivo, que en otras palabras es el desarrollo del paloencéfalo como medio de razonamiento, es decir, que sus acciones están dirigidas a estadíos instintivos más allegados a los animales (cuando ellos sienten que no lo son y se creen superiores). Mientras que aquellos que utilizan el pensamiento analítico desarrollan el telencéfalo, la parte del cerebro que nos dota del uso analítico y la razón y que durante siglos ha sido la distinción clave entre el hombre y las bestias. Gracioso por todas partes y bastante interesante.
Creer o no creer en mi, tener pensamiento analitico no tenerlo no es mayor problema, el problema radica cuando los que creen en mi quieren que los demas lo hagan y los que no creen en mi atacan a los otros… Palabra del señor.
tu si que sabes mi cuate 😉 que cada uno crea en lo que de la gana y que les den por el ogt a los que j0d3n
Exacto!!!
Pasame los numeros ganadores del Melate que viene… o no existes, perro!
Hay gustos para todos.
ateos y creyentes destrozándose en …