Hoy abordaremos la paradoja sorites (σωρείτης sōreitēs) o paradoja del montón. Un razonamiento que debemos a los griegos y que tiene que ver… con un montón. Aunque sus implicaciones en el mundo real van mucho más allá. Supongamos que tenemos un montón de arena, específicamente conformado por 3,377,266,778,089,179,961 granos (son tres trillones y algo).
Indudablemente, 3,377,266,778,089,179,961 granos conforman un formidable montón de arena. Entonces, con una pinza extremadamente precisa extraes un solo grano. ¿El montón de arena dejó de ser un montón de arena? La lógica nos dice que no. Sin embargo, tú retiras otro grano. ¿Ahora sí dejó de ser un montón de arena? ¡No!
Y le quitas otro grano. Luego otro. Y otro más. Así vas extrayendo granos de arena de uno en uno del montón. Pero, un montón de arena no deja de ser un montón de arena sólo porque extraes algunos granos.
Si continúas por el mismo camino, eventualmente llegará el momento en que te queden tan sólo dos granos de arena. Y al quitar uno, tendrás algo que no es ni la más mínima reminiscencia de un montón de arena. ¿O sí? La paradoja prevalece por que la lógica tiene sustento.
Paradoja sorites y la imprecisión en el mundo real.
Por ejemplo, en la Antigua Grecia se argumentaba que un solo grano, e incluso «granos negativos», confirman la teoría del montón. Aunque en la vida real, nadie llama montón de arena a un solo grano. Esta paradoja es perfecta para ilustrar el concepto de imprecisión.
Si nos remitimos a ese proceso de extraer grano por grano, ¿en qué preciso instante el montón de arena pierde su nombre y pasa a ser otra cosa? Si el cabello se te cae de poco a poco, ¿en qué momento podrían llamarte calvo?
¿Recuerdas que hablé sobre implicaciones más profundas? Los humanos estamos obsesionados con las mediciones «precisas». Números de vistas, audiencia, clases, segmentación, calificaciones escolares y los «datos duros» que arrojamos en los ensayos o informes. Pero la cosa no se detiene allí.
- ¿En qué día te vuelves viejo?
- ¿En qué milímetro te haces alto?
- ¿En qué centavo te haces rico?
- ¿En qué gota sacias la sed?
- ¿En qué milisegundo te despiertas por la mañana?
Muchas de las mediciones precisas que hacemos en la vida cotidiana contienen interpretaciones imprecisas. Desafortunadamente, pocos tienen en cuenta la segunda parte de esta combinación.
Filósofos como Bertrand Russell argumentaban que el lenguaje ideal debería destacar por la precisión. A diferencia del lenguaje natural, que posee el gran defecto de la inexactitud. La única forma de escapar de la paradoja sorites es eliminando los términos vagos. Curiosamente, por eso inventamos ese «criterio». Pero entonces, una vez más, ¿en qué momento de nuestros desvaríos dejamos de tenerla? Si te gustó, te invitamos a leer esta lista de paradojas para que cuestiones la existencia.
Además de la jocosidad de cada Viernes, siempre nos sorprendes con algo Hery
Genial, me recuerda a la paradoja del barco que se le quitan piezas y se le ponen nuevas, hasta que punto es el mismo barco