«Niños mono», «niñas lobo», «niños gacela», e incluso un «muchacho avestruz»; todos ellos forman parte de la tradición de los niños ferales. También conocidos como «niños salvajes», se trata de niños que han crecido con poco o ningún contacto humano, de tal manera que no son conscientes de la conducta social humana ni del idioma. Se cree que algunos de ellos han sido criados por animales, algunos reportes indican que los han defendido en la naturaleza criándolos y adoptándolos como una parte más del grupo salvaje, mientras que otros casos se deben a víctimas de abuso, después de haber crecido en el aislamiento forzado de las jaulas o sótanos.
La gran mayoría, por lo general encuentran tales afirmaciones demasiado increíbles para ser verdad, pero hay una cantidad considerable de pruebas y antecedentes disponibles sobre los niños salvajes. Mientras que muchos de los casos históricos son poco fiables o totalmente ficticios, otros registros de los niños ferales desafían una explicación simple y son difíciles de ignorar.
Desde 1724 existen registros que describen a un muchacho desnudo, de color marrón y de pelo negro que fue encontrado corriendo arriba y abajo en los campos de la ciudad alemana de Hamelín. La «criatura» fue llevada a la ciudad, y una vez allí inmediatamente se convirtió en un tema de gran interés. Se comportaba como un animal salvaje atrapado, comiendo aves y vegetales crudos, y cuando se veía amenazado, se sentaba en cuatro patas en busca de oportunidades para escapar. El niño recibió el nombre de «Pedro» y pronto se hizo posesión del rey Jorge I de Inglaterra, donde vivió el resto de su vida. Durante su vida, Pedro nunca aprendió a hablar, mostraba una total indiferencia por el dinero o el sexo, y nunca se le veía reír. Sin embargo, amaba la música, y fue capaz de aprender una serie de tareas domésticas antes de morir en 1785.
Otro ejemplo es un niño llamado Victor que fue descubierto alimentándose de raíces y bellotas en el bosque cerca de Aveyron, Francia en 1799. Parecía tener unos once o doce años, pero él no podía hablar. Fue llevado a París, donde se parecía a un humano sólo en apariencia. Victor se asemejaba más a un animal, comía comida en mal estado con placer, era incapaz de distinguir lo frío de lo caliente, y pasó gran parte de su tiempo meciéndose hacia adelante y hacia atrás como un animal enjaulado. Fue llevado al cuidado del brillante científico Dr. Jean-Marc Gaspard Itard, quien se dedicó a la educación del niño. Victor resultó ser una tarea muy difícil. Con los años, sólo tuvo conocimiento de dos términos, «lai » y «oh dieu». Su sentido del tacto parecía ser mucho más importante que el sentido de la vista, y no demostró la capacidad de distinguir el bien del mal. Al igual que Pedro, era indiferente al sexo, y solo aprendió algunas tareas menores, como la creación de una mesa. Victor vivió el resto de su vida al cuidado de su ama de llaves, y murió en 1828 a la edad de cuarenta años.
Uno de los casos más misteriosos es el de Kaspar Hauser, quien fue descubierto en Núremberg, Alemania, en 1828. Era inestable sobre sus pies, guardaba una carta de un hombre al que nunca había conocido, y sólo pronunciaba la frase «Quiero ser un jinete como mi padre». La carta estaba dirigida al capitán del cuarto escuadrón del sexto regimiento de caballería:
Honorable Capital
Mando a un muchacho que quiere servir a su rey en el ejército. Fue traído a mí el 7 de octubre de 1812. No soy más que un pobre trabajador con hijos propios que mantener. Su madre me pidió que me hiciera cargo del niño, por lo que pensé que iba a criarlo como a uno de los míos. Desde entonces, nunca le he dejado dar un paso fuera de la casa, así que nadie sabe dónde fue criado. Él mismo no sabe el nombre del lugar o donde se encuentra. Lo puede cuestionar, honorable capitán, pero no será capaz de decirle donde vivo. Lo traje de noche. Él no puede encontrar su camino de regreso. No tiene ni un centavo, porque no tengo nada ni para mí mismo. Si no lo mantiene, debe golpearlo hasta matarlo o colgarlo.
Kaspar tenía unos dieciséis años, pero se comportaba como un niño pequeño. Al principio, cuando se le entregaron un espejo, él miraba detrás tratando de encontrar a la persona detrás del espejo, y se quemó la mano al tocar la llama de una vela por curiosidad. Kaspar tenía una excelente visión nocturna y un agudo sentido del olfato. Detestaba la carne y el alcohol, y se sentía ofendido por el olor de las flores. A diferencia de muchos de los otros casos que se describen aquí, Kaspar aprendió mucho, con el tiempo aprendería a hablar lo suficiente para describir la pequeña jaula en la que se había criado, y al misterioso guardián quien finalmente lo liberó fuera de la ciudad. Sin embargo, unos cinco años después de aparecer de la nada, Kaspar fue asesinado. El motivo de su asesinato podría deberse a que algunos creían que era el heredero desaparecido al trono de Baden. Su asesino le atrajo de la distancia bajo el pretexto de que le iba a revelar quiénes eran sus padres, y lo apuñaló fatalmente en el pecho. El misterio de su temprana vida y violenta muerte nunca ha sido satisfactoriamente contestado.
Algunos niños salvajes han sido descubiertos en la historia más reciente. En una versión moderna de la leyenda de Rómulo y Remo, se dijo que dos chicas jóvenes habían sido encontradas bajo el cuidado de una loba en Godamuri, India en 1920. Las chicas fueron llevadas a un orfanato en Midnapore (ahora parte de Orissa). Las chicas, Kamala, de ocho años y Amala de dieciocho meses de edad, se comportaron exactamente como pequeños animales silvestres. Dormían durante el día y se despertaban por la noche. Andaban a cuatro patas, disfrutaban de la carne cruda, y les daba por morder y atacar a otros niños si se les provocaba. Podían oler la carne cruda desde la distancia, y tenían un agudo sentido de la vista y el oído. La niña más joven, Amala, murió un año después, pero Kamala vivió durante nueve años en el orfanato hasta que murió de enfermedad a la edad de diecisiete años. Kamala logró aprender un vocabulario reducido, pero siguió siendo muy diferente de otros niños hasta el momento de su muerte.
Tal vez el ejemplo más triste de un niño salvaje fue una chica llamada Genie. El 4 de noviembre 1970 fue llevada a una oficina de asistencia social en California por su madre, quien declaró que ella y su hija fueron víctimas de abusos por parte del marido de la mujer. Genie parecía tener entre seis y siete años, pero cuando el trabajador social se enteró de que Genie en realidad tenía trece años, contactó a la policía. Pronto se descubrió que Genie había estado encerrada en una habitación a solas durante más de diez años. Ella había estada atada a una bacinica y abandonada en la soledad día tras día. Por la noche, la ataban a un saco de dormir que restringía sus brazos, y la colocaban en una cuna de gran tamaño con una cubierta hecha de tela de alambre. A menudo la olvidaban y tenía que pasar la noche atada a la bacinica.
Al principio, la gente apenas podía creer que Genie tuviera trece años de edad, pesara solo sólo 26 kg y midiera 1.36 m de alto . Mientras que parecía entender algunas palabras, las únicas palabras que podía decir que eran «stop it» y «no more«. Además tenía un extraño andar similar al de un conejo, posiblemente debido a las extremidades malformadas. Levantaba las manos en frente de ella como patas y se movía de manera vacilante. No podía masticar alimentos sólidos y casi no podía tragar. Escupía y olfateaba constantemente. Era incapaz de ir al baño sola y no podía enfocar sus ojos más allá de 12 pies.
Un equipo de científicos conocidos como «the Genie team» comenzó a trabajar con Genie en un controversial proyecto de investigación de varios años. Algunas personas consideran que los experimentos le quitaron cualquier posibilidad a Genie de tener una vida normal, pero los investigadores hicieron esfuerzos para dar a Genie contacto social positivo haciéndola parte de la familia del jefe de los investigadores, llevándola de paseo, y dejándola que experimentara el mundo. Debido a que Genie fue incapaz de aprender el idioma más allá de frases muy sencillas, los científicos primero pensaron que podría ser discapacitada mental, pero ella resultó ser muy inteligente, con resultados perfectos en una prueba de nivel adulto que mide las habilidades espaciales, y anotando los resultados más altos jamás registrados en las pruebas que miden la capacidad de una persona para dar sentido al caos y para ver patrones. La investigación se detuvo después de que los científicos perdieron su financiación, y Genie fue trasladada a una serie de casas de adopción. Hoy vive anónimamente en un centro de asistencia en algún lugar en el sur de California.
A pesar de la controversia en torno al estudio de los niños, como Genie, este tipo de investigación ha llevado a grandes avances en la educación de las personas con discapacidades de aprendizaje y competencias lingüísticas diferentes como la lengua de señas y el Braille. La investigación de niños ferales también ha ayudado en el desarrollo de las teorías sobre la evolución del lenguaje. Los niños salvajes también crean muchas ideas acerca de lo que somos como seres humanos. Ellos nos acercan a conocer qué aspectos de la conducta humana son genéticos y qué partes son aprendidos. Los niños salvajes nos muestran la importancia tanto de nuestra naturaleza, como la influencia de la crianza de otros seres humanos. Estos niños y sus luchas nos traen la historia fragmentada e inquietante de que estamos viendo nuestra propia imagen en un estado salvaje.
Estos son algunos casos de niños ferales a lo largo de la historia, la mayoría de los casos nunca fueron confirmados o careces de pruebas definitivas.
- Los «niños lobos» hessianos (1341-1344).
- El niño de Bamberg, que creció entre las vacas.
- Hans de Liege, un niño irlandés criado por un rebaño de ovejas.
- Los tres «niños osos» de lituania (1657, 1669, 1694)
- La niña de Oranienburg (1717)
- Los dos niños pirenses (1719)
- Pedro de Hamelín (1724)
- La niña de Songi, en Champagne (1731)
- La niña oso de Hungría (1767)
- El hombre feral de Cronstadt (fines del siglo XVIII)
- Victor de Aveyron (1797).
- Kaspar Hauser (a principios del siglo XIX).
- Kamala y Amala (1920).
- Vicente Caucau (12), niño supuestamente criado por pumas, Chile (1948)
- Marcos Rodríguez Pantoja, abandonado en Sierra Morena (España) y encontrado en 1965 luego de doce años de vivir con lobos otros animales.
- Genie, 1979 en Los Ángeles.
- La niña ucraniana Oxana Malaya, criada por perros salvajes hasta los 8 años, década 1990.
- Andrei, de 7 años criado por un perro guardián, sur de Siberia, 2004.
- Sunjit Kumar, Fiji, criado por gallinas, 2005
- Rochom P’ngieng, encontrada en Camboya en Enero de 2007 tras casi dos décadas de aislamiento.
- Lyokha encontrado en Moscú en diciembre del 2007.
De esto si no sabia nada