Los humanos se han embriagado con alcohol desde hace miles de años. La evolución nos obsequió una serie de genes que nos permiten metabolizar etanol y obtener calorías de la tóxica sustancia. Sin embargo, se desconoce de dónde viene ese gusto tan particular por el consumo de bebidas alcohólicas. Existen múltiples teorías que intentan llenar esta laguna científica, y una propone que los monos tienen la culpa de que salgas a emborracharte cada viernes.
Christina Campbell, primatólogo de la California State University, Northridge, estudió el comportamiento del mono araña (Ateles geoffroyi) en las selvas de Panamá, su hábitat natural. Resulta que algunas de las frutas que ingiere este simio presentan cantidades mínimas de etanol. La totalidad del estudio se publicó el mes pasado en la revista científica Royal Society Open Science.
Campbell y Victoria Weaver, quien la asistió en el estudio, encontraron que la fruta de palmera ingerida por el mono araña es etílica. Además, al analizar las muestras de orina de estos animales detectaron metabolitos específicos del etanol. Esto significa que la sustancia no solo pasa de largo por su organismo, sino que se digiere y aprovecha de alguna forma. Campbell señala que es la primera vez que se observa a un primate salvaje consumiendo un fruto etílico sin intervención humana. Esto fortalece la “hipótesis del mono borracho”.
Hipótesis del mono borracho.
Esa hipótesis la propuso por primera vez el biólogo Robert Dudley en el año 2000. Y señala que la atracción que los monos desarrollaron por el olor y sabor del etanol resultaría una ventaja evolutiva. Pues así no solo encontrarían las frutas maduras y con mayor contenido energético, sino que también las comerían antes que otros animales.
Los humanos conservamos esta característica, aunque ya no por los beneficios nutricionales que supone la sustancia. En el momento que aprendimos a destilar, convertimos esa ventaja de los primates en un vicio potencialmente peligroso. La teoría quedó en el aire durante todos estos años, principalmente porque no existía evidencia que la respaldara.
Por ejemplo, el chimpancé común (Pan troglodytes) consume savia fermentada de palmeras. Una sustancia que contiene un porcentaje de alcohol del 7%. Sin embargo, se desconoce si es el alcohol lo que los atrae y si se emborrachan al ingerirlo. Esta predilección por las frutas alcohólicas entre los primates ya se había observado en cautiverio. Sin embargo, el estudio presentado por Campbell detalla la primera vez que se observa en la naturaleza.
La primatóloga dice que el mono araña, probablemente, busca las frutas etílicas por su alto contenido calórico. Todos sabemos que las frutas fermentadas ofrecen una mayor cantidad de energía que las no fermentadas. De hecho, las frutas que consumen estos primates se emplean para producir ciertas variedades de chicha. Por si no la conoces, esta bebida alcohólica de fuerte fermentación se consume en diversos pueblos indígenas de Centroamérica y Sudamérica.
Ventajas evolutivas en el consumo de alcohol.
Nuestra predilección por bebidas como la chicha puede ser una consecuencia del “hambre” que alguna vez tuvieron nuestros ancestros por fruta madura. Cuando la levadura se alimenta de azúcar, genera alcohol probablemente como una forma de alejar a la competencia. Al liberar este peculiar aroma en el aire, animales como nosotros son atraídos.
Los humanos obtenemos más energía al consumir frutas fermentadas, pero también nos embriagamos. Esto probablemente no sucede con el mono araña. Pues además de que la fruta contiene entre 1% y 2% de etanol, los animales quedan satisfechos antes de que la sustancia pueda hacer efecto.
En la teoría original, Dudley señaló que era muy probable que obtuvieran algún beneficio fisiológico de este consumo. Quizá la acción de la levadura promueva la predigestión del alimento, o podría aparecer algún efecto antimicrobiano. Pero, es un hecho que tuvimos un ancestro común que nos heredó las ventajas evolutivas del consumo de alcohol. En el ADN de gorilas, bonobos, chimpancés y Homo sapiens se encuentra el mismo gen que aumenta 40 veces la cantidad de enzimas digestivas del etanol comparado con otros parientes ancestrales, como el orangután.
Se requiere una investigación más profunda para averiguar las ventajas que proporciona este gen. Sin embargo, el consumo de una mayor cantidad de calorías ya destaca como un beneficio importante en un ambiente hostil. Los autores del estudio señalan que, dado que en los mamíferos se observa una selección positiva de estos genes, es muy probable que el consumo natural de carbohidratos fermentados esté más generalizado de lo que consideramos en la actualidad.