Mantener el tumor vivo para combatir el cáncer, estrategia revolucionaria

La forma tradicional de combatir el cáncer es declararle la guerra: atacar los tumores de la manera más agresiva que el paciente pueda tolerar, de forma que en el proceso mueran tantas células malignas como sea posible. Un grupo de científicos del Moffitt Cancer Center, en la Florida (Estados Unidos), decidió intentar algo totalmente distinto con un grupo de ratones que sufría de dos tipos de cáncer de mama: suministraron pequeñas dosis de medicamentos, de forma que solo eliminaron algunas células cancerosas y dejaron otras vivas. Después, redujeron lentamente la dosis.

filoides malignos tumor

La sorpresa vino a continuación, cuando los ratones tratados de esta forma vivieron mucho más que aquellos que enfrentaron la quimioterapia convencional. 80% de los animales que experimentaron este nuevo abordaje tuvieron tumores tan reducidos que pudieron interrumpir el tratamiento, mientras que los ratones que pasaron por altas dosis de quimioterapia no presentaron reducción alguna de sus tumores en el largo plazo.

Es una sola investigación y se hizo en ratones, eso está más que claro. Pero este sorprendente resultado despierta el interés de todo el mundo: ¿todo este tiempo hemos abordado de forma incorrecta el tratamiento contra el cáncer? ¿En lugar de intentar eliminar los tumores deberíamos utilizar la medicina para mantenerlo controlados?

Los científicos del Moffitt Cancer Center creen que sí – se basan en la teoría de la evolución para afirmar algo tan arriesgado. En la actualidad, tratamos a los tumores cancerígenos como enemigos que deben eliminarse con la máxima fuerza bruta. “Solemos ver el cáncer como una competencia entre el tumor y el anfitrión, pero cuando se mira dentro del tumor, lo que se ve es que las células cancerígenas compiten entre sí”, dijo Robert Gatenby, el líder de la investigación, en una entrevista para Time. Cuando atacamos al tumor en su totalidad, lo que sucede es que terminamos matando la mayor parte de estas células. Las que restan son precisamente las que resisten el tratamiento. El problema es que a continuación pueden volver a multiplicarse; y con esto el tumor reaparecería, esta vez totalmente resistente a la quimioterapia.

El método desarrollado por el equipo de Gatenby está basado en modelos de computadora semejantes a los empleados por los agrónomos para realizar un control de plagas. En lugar bombardear la plantación, hacen ataques más sutiles que reducen la población de las plagas, pero no exterminan a todas aquellas que son sensibles al insecticida. Así, saben que podrán planear un nuevo ataque en caso de que la infestación reaparezca.

Exactamente eso hicieron con los ratones: las bajas dosis de quimioterapia mataron algunas células cancerígenas, pero dejaron otras vivas – y no solo aquellas que son resistentes. De esta forma, el tumor no se hace resistente al tratamiento y lentamente va disminuyendo su tamaño – y también su peligrosidad. En un primer momento, este nuevo abordaje no reduce drásticamente el tumor, pero con el tiempo hace más fácil mantenerlo bajo control. Quizá el tumor nunca desaparezca por completo – de la misma forma que muchos granjeros aprenden a vivir con pequeñas poblaciones de depredadores que se alimentan de sus plantaciones – pero no terminará con la vida del paciente.

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