Los humanos podemos “oler” las emociones de otros

Nuestra capacidad para percibir el mundo no solo se limita a lo que vemos o escuchamos. El sentido del olfato juega un papel crucial, no simplemente al disfrutar de aromas o al evitar malos olores, sino también en cómo navegamos y construimos nuestras interacciones sociales. Investigaciones recientes subrayan la importancia del olfato en la comprensión mutua y la comunicación no verbal entre las personas.

Los humanos podemos oler las emociones de otros1

¿A que huelen las emociones?

Sorprendentemente, somos capaces de captar las emociones de otros mediante el olor. Investigadores en Europa revelaron en 2023 que podemos detectar las emociones de miedo o ansiedad en otros, lo cual tiene un impacto directo en nuestros propios sentimientos. Este descubrimiento sugiere que las emociones se pueden “transmitir” a través de indicadores olfativos, llevándonos a cuestionar cuánto de nuestra interacción social es realmente consciente.

Vínculos olfativos.

Más allá de solo emociones, nuestro sentido del olfato nos permite formar y mantener conexiones sociales. Un estudio desarrollado en China mostró que aquéllos con un sentido del olfato más desarrollado tienden a tener círculos sociales más amplios. La habilidad de identificar a otros por su aroma personal no solo es fascinante, sino una prueba de nuestras raíces evolutivas en la selección de compañeros y amigos.

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Además, también se ha informado sobre la tendencia instintiva de las personas a olfatear su mano después de un apretón de mano. Este acto aparentemente inconsciente puede ser una manera de recolectar información sobre la otra persona, subrayando el papel del olfato en los primeros momentos de la socialización.

Es notable cómo las madres pueden reconocer a sus bebés por su olor y viceversa, lo cual indica la presencia de una conexión olfativa fuerte desde el nacimiento. De igual importancia es la capacidad de los adultos para distinguir entre gemelos idénticos por su olor, incluso si estos han vivido separados, resaltando aún más la singularidad individual y la identidad personal que transmite el olfato.

Emociones afectivas y el olfato.

Las emociones también se pueden leer a través del olfato. Un estudio realizado en los Países Bajos mostró cómo el humor de los participantes mejoró después de oler el sudor de personas que vieron vídeos felices. Por otro lado, el sudor provocado por el estrés competitivo en hombres parece activar en las mujeres una mayor atención al riesgo y la confianza, sugiriendo que las mujeres pueden estar más sintonizadas con el olfato asociado a la ansiedad.

Los científicos también han observado que las mujeres con una afinidad olfativa más afinada muestran un mejor desempeño en pruebas de empatía. Esta característica puede ser un remanente evolutivo que enfatiza la relevancia social del olfato.

Olfato y bienestar social.

El sentido del olfato no solo nos ayuda a evaluarnos mutuamente, sino que influye significativamente en nuestra sensación de conexión y bienestar en la sociedad. Las personas con una capacidad olfativa aguda suelen reportar menores niveles de soledad, poseen redes de contacto más extensas y disfrutan de una interacción social más frecuente con sus amigos.

Los investigadores continúan desentrañando los misterios de la química detrás de nuestro olfato y su interacción con nuestras emociones y relaciones personales. Identificar compuestos clave como el hexanal, asociado con la confianza, podría abrir nuevas puertas en la comprensión de cómo los seres humanos se conectan e interactúan unos con otros a través de los olores.

La nariz como medio de interacción social.

El estudio de cómo los seres humanos se relacionan entre sí a través de los olores no solo nos da una idea de nuestros propios comportamientos sociales, sino que también plantea posibilidades intrigantes para futuras investigaciones y aplicaciones. La nariz no solo guía, sino que conecta y comunica en un nivel primordial, demostrando que nuestro sentido del olfato es mucho más que un simple medio para disfrutar de las fragancias o para protegernos de los malos olores.

Estos hallazgos se suman a una creciente evidencia de que el olfato es un componente integral de cómo nos conectamos y nos entendemos mutuamente como seres humanos. Los olores no solo proporcionan información crítica acerca de nuestro entorno y las comidas que disfrutamos, sino también sobre las personas que nos rodean, y pueden influir profundamente en las percepciones y la toma de decisiones en nuestras interacciones sociales.

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