Investigaciones recientes arrojan luz sobre un fascinante aspecto de la historia en nuestro planeta: la duración de los días en la Tierra cambió significativamente a través de miles de millones de años. Estos estudios científicos, conducidos por destacados investigadores de la Academia China de las Ciencias, revelan datos intrigantes que invitan a una mejor comprensión de este fenómeno.
Durante un período conocido como Proterozoico, que inició hace 2,500 millones de años y se extendió aproximadamente 2 mil millones de años, la duración del día en la Tierra era mucho más breve. Aproximadamente de 19 horas. Estos resultados se obtuvieron gracias a un novedoso método de investigación basado en el análisis de ciclos astronómicos conocidos como ciclos de Milankovitch.
El geofísico Ross Mitchel, del Instituto de Geología y Geofísica de la Academia China de Ciencias, explicó que este “estancamiento” en la duración del día terrestre se produjo debido a la cercanía de la Luna con nuestro planeta durante el Proterozoico. Conforme avanzó el tiempo, la Luna interactuó con la Tierra, extrayendo su energía rotacional y empujándola hacia una órbita más elevada y distante.
La innovadora investigación difiere de enfoques anteriores, sustentados principalmente en el análisis de rocas sedimentarias para estimar la duración de los días primitivos en nuestro planeta.
Un día de 19 horas.
Sin embargo, el equipo liderado por Mitchell recurrió a la cicloestratigrafía, una técnica geológica que analiza las capas sedimentarias y las rocas en busca de pistas sobre los ciclos celestes de larga duración. Durante el análisis a rocas sedimentarias con aproximadamente 600 millones de años, detectaron patrones interesantes relacionados con los ciclos de Milankovitch. Específicamente los ciclos de precesión y oblicuidad. Ambos vinculados a las variaciones en la inclinación y oscilación del eje de rotación terrestre.
Al estudiar estos ciclos más cortos en el pasado remoto, los científicos reconstruyeron la rotación más rápida que experimentó la Tierra en sus albores. Los resultados obtenidos sugieren que la duración del día en la Tierra se estabilizó en aproximadamente 19 horas hace entre 1 y 2 mil millones de años. Por esos tiempos, varios factores intervenían en el ritmo de rotación del planeta.
Mientras la Luna actuaba como una fuerza que ralentizaba su rotación, el Sol ejercía una influencia significativa que la aceleraba. En este punto, las fuerzas opuestas terminaron equilibrándose, anulándose mutuamente y llevando a un período de estabilidad en la duración de los días terrestres.
La evolución en la duración de los días terrestres.
Sin embargo, es importante destacar que la duración del día en la Tierra no siempre fue de 24 horas, incluso antes de esta etapa. En sus primeras etapas de formación, hace unos 4,500 millones de años, se estima que la duración del día era extremadamente breve, de aproximadamente 4 horas. Conforme la Luna influyó gradualmente en la rotación terrestre, los días se prolongaron hasta alcanzar la etapa de estabilización en torno a las 19 horas.
Estos hallazgos son un testimonio fascinante de las complejas interacciones entre la Tierra, la Luna y el Sol a lo largo de la historia del Sistema Solar. En la actualidad, nuestros días tienen casi 24 horas, pero no completas. Estrictamente, duran 23 horas, 56 minutos y algunos segundos. Es posible que en el futuro esta duración experimente cambios, pues las fuerzas gravitacionales continúan ejerciendo su influencia en la rotación terrestre.
Aunque estos descubrimientos parezcan irrelevantes en nuestra vida cotidiana, es importante tener en cuenta que ciertos aspectos de nuestra sociedad, como la agricultura y la navegación marítima, podrían verse afectados por futuros cambios en la duración de los días. Funcionan como un recordatorio valioso de la interconexión entre nuestro planeta y el vasto cosmos que lo rodea.