Desde hace 14 años, el Aeropuerto Internacional de Pekín-Capital es el hogar de Wei Jianguo. El chino se mudó a las instalaciones aeroportuarias para beber y fumar sin tener que soportar los regaños de su familia. En La terminal (2004) vimos a Tom Hanks interpretar el papel de un hombre que se hace apátrida cuando su país pasa por un conflicto político. Y con el pasaporte invalidado, pasa años viviendo en el aeropuerto. Pero, la historia de este sujeto es muy diferente.
Wei vive en ese aeropuerto desde 2008 por voluntad propia. Cuando tenía 40 años, lo despidieron de su trabajo y cayó en una terrible depresión. Entró en una espiral de adicción y pasaba los días emborrachándose y consumiendo una cajetilla de cigarros tras otra. Obviamente, su familia no veía con buenos ojos estos hábitos y condicionó su permanencia en la casa. Si pretendía seguir viviendo en la casa familiar, debía abandonar sus dos grandes placeres.
La libertad de Wei Jianguo.
El hombre prefirió al alcohol y los cigarrillos sobre su familia, por lo que simplemente se mudó a este aeropuerto de Beijing. “No puedo regresar a casa, pues no tengo libertad allí”, comentó Jianguo en una entrevista para China Daily. “Mi familia me dijo que, si pretendía quedarme, debía dejar las adicciones. En caso contrario, debía entregarles los mil yuanes mensuales que me paga el gobierno. Si lo hacía, ¿cómo compraría alcohol y cigarrillos?”.
Wei asegura que puede volver a casa en cualquier momento, pero simplemente no le da la gana. Tanto la policía local como la seguridad portuaria lo han trasladado en múltiples ocasiones a su residencia en el vecindario de Wangjing. Pero, Wei siempre regresa al aeropuerto. Y la verdad es que las modernas instalaciones del lugar le brindan todas las comodidades y servicios que necesita para vivir. Con el plus de que puede hacer lo que se le venga en gana sin que su familia lo esté regañando.
Con 60 años encima, este chino desempleado prepara su propia comida gracias a una cocina eléctrica que enchufa en las terminales del aeropuerto. Pero, cuando tiene dinero suficiente va a uno de los muchos establecimientos que venden comida en el lugar y les consume. Wei dice que la variedad de alimentos es buena y los precios comparables a los del centro de Beijing.
Todas sus pertenencias (la cocina, un par de cambias de ropa y dos mantas) caben en un par de maletas. Wei Jianguo asegura que no necesita nada más. Y cuando necesita cualquier cosa, simplemente sale del aeropuerto para comprarla. Pero siempre regresa a este concurrido lugar que considera un hogar. Asegura que mientras tenga la libertad de hacer lo que le plazca sin recibir críticas, él es feliz.
Uff y con el AIFA a punta de vanguardia… ya me ví
Yo tambien quiero vivir ese sueño don pul
Jajajaja XD
Otro vago, otro victima de comunismo