La historia de Berenice Alanís y la familia Quesada es un relato de traición, codicia y una serie de eventos que culminaron en un crimen que sacudió a la sociedad mexicana. Jacobo Quesada, un exitoso empresario mexicano con un patrimonio valuado en 400 millones de pesos, parecía tenerlo todo: riqueza, negocios prósperos y una familia. Sin embargo, detrás de esa fachada de éxito, se encontraba una vida marcada por la traición y la deslealtad.
La doble vida de Berenice Alanís.
Jacobo tenía dos hijos, Jacobo Jr. y Patricia, fruto de un matrimonio anterior que terminó cuando conoció a Berenice Alanís. En los años 2000, Berenice trabajaba en un gimnasio que pertenecía a Jacobo, un lugar que con el tiempo se convertiría en el escenario de un oscuro episodio en la vida de la familia Quesada.
Aunque Jacobo abandonó a su primera familia por Berenice, ella no correspondía con la misma lealtad. Pronto se descubrió que mantenía una relación amorosa con Jacobo Jr., el hijo de su pareja, mientras simultáneamente le era infiel a Jacobo con un trabajador del gimnasio. Esta traición no solo era emocional, sino también financiera, ya que Berenice robaba dinero del esposo para dárselo a su amante.
Con el tiempo, los problemas en la relación se volvieron insostenibles, y Jacobo decidió apartar a Berenice de su herencia, poniendo fin a su relación. Sin embargo, Berenice no estaba dispuesta a aceptar esta decisión.
La noche del crimen.
El 5 de abril de 2019, Berenice contactó a Jacobo, invitándolo a cenar junto a sus hijos, con el pretexto de “arreglar las cosas”. La cena tendría lugar en una casa situada justo detrás del gimnasio, un lugar que anteriormente sirvió como testigo de muchos de los encuentros clandestinos de Berenice.
Antes de la cena, Berenice pidió la ayuda de un guardia que trabajaba cerca del gimnasio para realizar una “rutina”. Sin sospechar nada, el guardia accedió. Mientras él estaba ocupado, Berenice subió la música al máximo volumen y publicó un estado en WhatsApp, aparentemente para evitar que alguien escuchara lo que sucedía y para hacerse de una coartada.
Cuando el guardia terminó y regresó a su puesto, notó algo inusual: la oficina estaba desordenada, y había manchas de sangre que llevaban hasta la puerta del baño. Más tarde, un vecino informaría haber visto a un hombre en motocicleta salir apresuradamente del gimnasio.
Berenice Alanís: la viuda negra.
Berenice terminó arrestada por la policía como principal sospechosa del multihomicidio, pero rápidamente liberada tras, supuestamente, sobornar a los fiscales. Libre de obstáculos, Berenice vendió el gimnasio y la colección de autos de Jacobo, valuada en 25 millones de pesos, disfrutando del dinero junto a su nueva pareja. Un hombre que, casualmente, guardaba un parecido mayúsculo con el motociclista divisado la noche del crimen.
Sin embargo, su ambición no tenía límites. Confiada en que no sería arrestada nuevamente, Berenice fue al ministerio público para exigir el expediente del caso, no con la intención de buscar justicia, sino para asegurarse de que no la inculpaba. Además, comenzó a reclamar la herencia de Jacobo, valorada en 19.5 millones de dólares (unos $400 millones). Pero antes de que pudiera obtenerla, la policía emitió una orden de captura en su contra. Y así, la viuda negra escapó.
El final de Berenice Alanís.
Finalmente, en julio de 2022, arrestaron a Berenice en un lujoso hotel de una exclusiva zona de Acapulco. La mente maestra tras el crimen de Jacobo Quesada evadió a la justicia por tres años. Tras el juicio, la sentenciaron a 125 años de prisión, poniendo fin a su vida de crímenes y traiciones.
El espectacular caso no solo refleja la ambición desmedida de una mujer que no se detuvo ante nada para obtener lo que quería, sino también la complejidad de las relaciones humanas cuando el dinero y el poder están en juego. La historia de Berenice Alanís y la familia Quesada nos recuerdan que las decisiones tomadas por ambición y traición suelen tener consecuencias devastadoras.
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Todo por el cochino dinero
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