Liz Fosslein y Mollie West son las artífices de estas ilustraciones que, de forma simplificada, muestran la diferencia entre el funcionamiento del cerebro de las personas introvertidas vs las extrovertidas. Después de todo, una persona es introvertida no simplemente por qué quiere o por que no se dedica lo suficiente a la interacción social, sino porque su cerebro posee un sistema de recompensas que difiere del de una persona extrovertida. La información y los estímulos también se procesan de forma singular.
Por ello, si disfrutas más leer un libro un sábado por la noche que estar en el medio de una animosa multitud, no tienes por qué sentirte mal. Échale un vistazo a estas seis características de los introvertidos.
1 – Dificultad para procesar información.
De acuerdo con Marti Olsen Laney, autora del libro The Introvert Advantage, los individuos con introversión procesan información más lentamente. Esto tiene lugar porque el camino que debe recorrer esta información, vinculado a los recuerdos y la planeación, es más largo que en las personas extrovertidas.
En palabras más simples, resulta un poco más complicado para los introvertidos procesar las interacciones y los hechos. Al mismo tiempo que procesan dicha información, los introvertidos también disponen una cuidadosa atención a sus sentimientos y pensamientos.
2 – Mayor sensibilidad a los estímulos.
Los estudios del psicólogo Hans Eysenck revelan que un introvertido requiere de menos estímulos de su entorno para sentirse despierto y alerta en comparación con los extrovertidos. Esto significa que los introvertidos pueden ser estimulados en exceso y con mucha facilidad.
Esto tiene lugar porque los introvertidos son más sensibles a la dopamina, una de las hormonas del placer. Aquellos que tienen niveles bajos de dopamina suelen sentirse letárgicos, insignificantes, incapaces de hacer un movimiento voluntario e incluso pueden presentar temblores. Mientras que alguien que tiene dopamina en exceso puede tener alucinaciones y hasta paranoia. Es decir, cualquier extremo es malo.
Un ejemplo:
Un extrovertido llega a una fiesta y su nivel de placer asociado a los estímulos de su entorno empieza bajo y va aumentando hasta un nivel que se considera saludable. Se divierte.
Mientras que un introvertido llega a la misma fiesta con un buen nivel de placer, pero recibe tantos estímulos externos que pasa a sentirse mal por estar en ese ambiente. Siente la necesidad de abandonar la fiesta en menos tiempo que un extrovertido.
3 – El bienestar de la tranquilidad.
Una ventaja de esa alta sensibilidad a la dopamina es que los introvertidos requieren de una menor cantidad de la hormona para sentirse felices. El cerebro de los extrovertidos funciona en un sistema de gasto de energía, mientras que el de los introvertidos funciona en un sistema de conservación de energía. A esto se debe que los introvertidos se sientan bien y energizados cuando leen un libro, reflexionan sobre un tema o se zambullen en el mundo de las ideas.
4 – El riesgo no significa placer.
El cerebro de las personas introvertidas no recibe grandes recompensas al asumir un riesgo o hacer una apuesta. Los científicos descubrieron que el cerebro de los extrovertidos responde con más placer a un resultado positivo en una apuesta. En otras palabras, los introvertidos experimentan una menor cantidad de placer con sorpresas o actividades riesgosas.
5- Total atención.
El cerebro del introvertido ve las interacciones con otras personas al mismo nivel que ve objetos inanimados. Sin embargo, esto no significa que considere a las demás personas objetos inanimados. Simplemente procesa todo en su entorno y presta atención a todos los detalles de su alrededor, no solo a la persona con quien interactúa. Tanto la persona como el árbol que está detrás de ella piden la misma cantidad de atención.
6 – Decisiones más pensadas.
A medida que los introvertidos interactúan, buscan información pasada en la memoria de largo plazo. Un introvertido suele comparar experiencias presentes y pasadas cuando hace una decisión, lo que hace su proceso más lento, pero con decisiones más pensadas.
Esto se traduce en que un introvertido tiene un diálogo activo con sí mismo y que normalmente va por la vida con la cabeza llena de pensamientos.
Fuentes: Magical Day Dream, Medical Daily
Es horrible vivir así, en ocasiones.
yo que me creía el alma de la fiesta y resulta que soy un introvertido chaaaa.
Ahora investigaré si esta característica se acentúa con los años o es simple madurez, jajaja!