En el siglo IX, los temibles vikingos zarparon con rumbo al oeste para asaltar la campiña inglesa. Además de armas y suministros, estos legendarios guerreros también viajaron con sus mascotas. Así lo reveló un nuevo análisis de restos localizados en un antiguo cementerio vikingo en la región. Además de los huesos humanos, los investigadores localizaron osamentas de animales domésticos que acompañaban a los invasores en las incursiones.
En la Crónica anglosajona, un compendio de registros históricos escritos en inglés antiguo a lo largo de varios siglos, se dice que los vikingos llegaron a la costa sureste de Inglaterra en el año 865 y rápidamente se abrieron camino al interior. Los describieron como guerreros poderosos y prácticamente insuperables en el combate cuerpo a cuerpo.
Guerreros vikingos en Heath Wood.
Para 1873, los vikingos ya se establecían en la localidad de Reptone, situada a unos cuantos kilómetros de un cementerio conocido actualmente como Heath Wood. Desde hace décadas, este lugar es escenario de diversas excavaciones arqueológicas. De hecho, entre la década de 1940 y 1950 las excavaciones dieron con 59 tumbas vikingas, logrando recuperar el contenido de veinte de ellas.
Además de los restos humanos con evidentes signos de traumatismo por objeto contundente, también se localizaron bienes funerarios de la época. Recientemente, un artículo publicado en la revista PLOS ONE detalla el análisis a seis individuos y animales cremados y sepultados en Heath Wood.
La investigación localizó una empuñadura de espada al interior de una de las tumbas, diversos artefactos confeccionados en hierro y plata, así como fragmentos de lo que se supone es un escudo de la era vikinga. Además de estos objetos funerarios, los arqueólogos también localizaron la osamenta de un adulto joven, huesos de un perro, un caballo y lo que probablemente era un cerdo o jabalí.
Los vikingos viajaban con sus mascotas.
Tras estudiar los restos, los científicos se sorprendieron al analizar los huesos quemados con una novedosa técnica. El equipo hizo un análisis de los isótopos de estroncio, variaciones químicas que pueden indicar dónde vivió una persona o animal. Así, descubrieron que los animales y uno de los adultos no eran oriundos de Inglaterra.
De hecho, los valores en los isótopos de estroncio sugieren que vivía en las inmediaciones del Escudo Báltico de Escandinavia, una región que actualmente pertenece a Suecia y Noruega. Probablemente, los guerreros vikingos y sus animales navegaron hacia el oeste poco antes de encontrar la muerte.
Los hallazgos de este estudio representan la primera evidencia de la migración de personas y sus mascotas a finales del siglo IX desde el mar del Norte, en Escandinavia, hasta el centro de Inglaterra. Además, que los científicos descubrieran no una, sino múltiples especies de animales diferentes resulta intrigante.
Los investigadores creen que estos animales tenían diversos propósitos, cómo va el transporte (caballos) y la comida (cerdos). Pero, la osamenta del perro sugiere que los guerreros vikingos también viajaban con sus mascotas.