Sobre la lápida de George Spencer Millet, la familia escribió un extraño epitafio: “Perdió la vida al caer sobre un borrador de tinta, esquivando a seis jóvenes mujeres que intentaban darle besos de cumpleaños en la oficina del edificio Metropolitan Life.” Si el joven de 15 años pudiera leer esto, seguramente se revolcaría de risa en su propia tumba. Y es que la muerte de George Spencer Millet resultó tan trágica como chusca.
En 1909, la administración del edificio Metropolitan Life en Nueva York empleó a George Spencer Millet como recadero. Llevaba apenas dos meses como office boy pero, según un artículo publicado por Times en la época, su actitud afable y complexión tierna “lo convirtieron en la mascota de todas las estenógrafas del lugar”. El 15 de febrero de 1909, Millet llegó a la oficina y mencionó casualmente que estaba cumpliendo quince años.
“Tan pronto como lo supieron, las mujeres empezaron a molestarlo con la celebración. Entre todas acordaron que la ocasión merecía un beso. De hecho, cada una de las chicas prometió darle un beso a Millet por cada año que había vivido tan pronto como terminara la jornada laboral. El adolescente bromeó diciendo que ninguna mujer debía acercarse a él, pero esta respuesta solo empeoró las bromas”, señala el artículo del Times.
Tan pronto como el reloj marcó las 4:30 de la tarde, hora en que culminaba el día de trabajo, las mujeres se abalanzaron sobre George Spencer Millet con la intención de abrumar al pobre adolescente con un torrente de besos. En un intento por escapar de la muchedumbre, Millet giró abruptamente y terminó en el suelo. Inesperadamente, el quinceañero gritó: “estoy apuñalado”.
La trágica muerte de George Spencer Millet.
Una de las estenógrafas se apresuró a levantarlo, pero se desmayó tan pronto como observó la sangre brotando de la herida. Rápidamente llamaron a una ambulancia y se contactó al médico responsable de la división de salud en la compañía. Sin embargo, mientras lo trasladaban, Millet falleció a causa de las heridas.
La principal sospechosa del homicidio era la señorita Robbins. Una estenógrafa de 23 años que participó en la persecución y acoso a Millet aquel día. Ella fue la primera persona detenida por la policía. En el interrogatorio, Robbins señaló que vio a Millet sujetando un borrador de tinta de seis pulgadas de largo justo antes de que las chicas intentaran atraparlo. De hecho, consideraba que este objeto, afilado como una navaja, era lo que perforó el pecho de Millet alcanzando su corazón.
Una rápida inspección del cuerpo confirmó la declaración: tal y como lo mencionó la señorita Robbins, en el bolsillo del abrigo de Millet encontraron un borrador de tinta parecido a una navaja. La herida en su cuerpo también coincidía con este objeto punzocortante.
Posteriormente, los cargos contra la señorita Robbins se desestimaron. Toda vez que la justicia concluyó que la muerte de Millet fue un trágico accidente. La tumba del joven y su peculiar epitafio se encuentran en el cementerio de Woodlawn, en el Bronx. Muchos consideran que además de su mala suerte al morir tan joven, es lamentable que su familia incluyera en la lápida una descripción de las circunstancias embarazosas que rodearon su deceso. Aunque, sin ese detalle, la historia probablemente se habría desvanecido con el tiempo.
Yo no considero de mal gusto la descripción del epitafio por parte de la familia.El acoso no debe justificarse bajo NINGUNA circunstancia sin importar el género o la edad. Un No es un No. La lápida es un recordatorio de ello y de la injusticia que sufrió la familia pues no se condeno a las tipas por homicidio involuntario minimamente.
Pobre chico, que feo es el acoso. Yo lo sufrí en mí trabajo. Si fuera al revés estaríamos presos nosotros. Pero ellas pueden hacer lo que quieran con nosotros 😞