Episodios perdidos – Creepypasta

No quiero ser la némesis de nadie aquí. Por eso, si crees en esas leyendas de los “Episodios Perdidos” embrujados y disfrutas de vivir este «mundo», tal vez esta publicación no sea para ti. No me mal interpreten – odio cuando las personas se quejan de la falta de realismo en el “mundo del entretenimiento”, y creo que todos los niños deberían creer en Santa Claus o en la Hada de los Dientes el mayor tiempo posible, pero… esto es diferente.

estatica

En los años 80 conocí a este tipo, Sid, que acostumbraba a recortar las viejas cintas VHS. Era algo más que un pasatiempo para él, era prácticamente su vida. Sus padres eran más ricos que los míos, por eso, cuando éramos adolescentes y yo trabajaba esclavizado en un “Skats”, un restaurante de comida rápida, él no hacía más que quedarse en casa, recortando cintas. Todo el día y toda la noche.

Por supuesto, cuando nos hicimos mayores y aquel pasado se hizo un poco más evidente, creo que podría haber sufrido un poco de autismo… o quizá fuera una persona con hiperactividad o sufría del síndrome de Asperger. Por supuesto, no soy ningún experto en el tema y no estoy diciendo que ese haya sido el caso. Es apenas la mejor y más rápida manera que pude pensar para justificar su personalidad y esta obsesión con el recorte de cintas, porque de verdad, no hacía otra cosa que no fuera cortar cintas.

Todo comenzó cuando era un niño y vio “Old Yeller”. Por alguna razón, sus padres lo dejaron ver aquella bosta. Si no estás muy familiarizado con la cinta, es el cuento de un niño y su perro. Espero no tener que dar un spoiler de una película tan vieja, pero al final el niño tiene que disparar a su propia mascota, que enfermó de rabia. A Sid no le gustó eso. Su padre fotografiaba y filmaba bodas, por lo que le mostró a Sid como operar algunas máquinas… Y Sid cortó el final, sustituyéndolo por una escena anterior, más feliz, como si de repente Old Yeller hubiera quedado mucho mejor.

Veía la cinta obsesivamente después de esto. Cuando lo conocí, en la adolescencia, me hizo ver la película para mostrarme como la había “arreglado”, y realmente pude imaginarlo como un niño cuando comenzó a aplaudir y a animar su propio final.

No quiero decir que yo haya sido una mala influencia, pero después que lo vi, le pregunté si podía hacer eso con otras películas.

Quizá mi mayor interés era pegar a uno o dos filmes algunas escenas de desnudez que las actrices nunca habían hecho… pero no se preocupen. Nunca tuve el valor de preguntar si realmente lo haría. Sólo podía imaginar lo genial que hubiera sido.

Sid me dijo que sí, que podía “arreglar” cualquier película que quisiera. En realidad, ya lo había hecho con algunas otras. Tenía una copia del dibujo animado de los Caza Fantasmas – y no estoy bromeando – donde cada fantasma había sido completamente eliminado. La historia no tenía sentido, no había continuidad, pero él lo había hecho y me resultó muy impresionante. Creo que en la época del VHS, esas cosas parecían más mágicas de lo que resultan hoy.

A medida que pasó el tiempo, fui dándole valor a Sid para que editara más películas, con más finalidades diferentes. En lugar de suavizar todo el material aterrador como él quería desde un principio, yo hice que “viera la luz” sobre las cosas increíbles que podía hacer.

En algún lugar ahí afuera, unos nerds gorditos fans de Star Wars que iban en nuestro colegio tienen las tres películas originales perfectamente cortadas y unidades, con ediciones de efectos que habrían hecho al propio George Lucas gritar en el cine: “¡No te entrometas!”.

Les cobramos 20 dólares por una única copia, porque éramos idiotas.

En fin, esto continúo por un tiempo antes de que yo perdiera el interés. Era más un juego para mí que para él. Este es el punto donde comencé a trabajar, comencé a dirigir mi vida y a tomar la iniciativa con las chicas de la localidad… Mientras él se involucraba cada vez más con el recorte de las cintas.

Creo que sus favoritos eran los dibujos animados. Cuando llegaron Los Simpson, se volvió loco. Ahora sus ediciones no trataban únicamente de arreglar las cosas, sino que las rompía de formas interesantes. Otra cosa que quedo en mi mente fue cuando grabó un episodio de M*A*S*H y cortó un antiguo filme de guerra bastante sangriento. En el medio de su versión, el campo es bombardeado… los soldados invaden… todo mundo muere. Al final, él trabajo específicamente en congelar el rostro de cada miembro del elenco, con los ojos cerrados.

Invirtió completamente sus intereses y abrazó los que antes lo atemorizaban… los finales aterradores. Parecía que adoraba cosas como las secuencias que te quitan la respiración, seguidas de un silencio aterrador. Me hacía quedarme ahí, congelado, mientras yo también lo veía.

depresion

Quizá hayas escuchado hablar sobre un misterioso hombre llamado Bansky, que va creando grafitis interesante y otras cosas. En cierto momento, él entró a una tienda de música y sustituyó algunos CDs de Paris Hilton con sus propias falsificaciones.

Bansky no tenía nada que ver con Sid. Pero cada dos semanas, él me contaba sobre algunas tiendas o locales de video en los que consiguió infiltrar algunas de sus cintas. Cambiaba los reales por sus versiones, y entonces comenzaba todo de nuevo, cortando las que había hurtado.

Cierta vez, cuando no había escuchado hablar de él desde hacía mucho tiempo, pasé por la casa de sus padres y lo encontré en el garaje. Había montado un estudio de cine ahí, completo y con una mesa de dibujo.

De hecho, estaba animando contenido enteramente nuevo.

Yo estaba maravillado con su habilidad artística, algo que nunca había visto antes… pero también me preocupaba que este sujeto no saliera de la oscuridad y empezara a actuar “normal”, como yo.

Apenas y levantó la mirada de sus dibujos mientras hablábamos. Le pregunté lo que cualquier niño, ahora al final de la adolescencia, podía preguntar:

– ¿Qué diablos está mal contigo?

– ¿Hm?

– De verdad, amigo. Eso es una locura.

– Es un trabajo. Estoy trabajando. Mi trabajo es tan importante como cualquier otra persona.

– ¿Al menos lo estás vendiendo, o sólo vas y lo dejas en las tiendas? ¿Cuánto le está costando todo esto a tu padre?

– No me importa.

Eché una mirada a lo que estaba ilustrando con tanto fervor.

– ¿Eso es un cuerpo sin cabeza? ¿Bailando?

– Lo es.

– Es muy oscuro, hombre.

– Lo sé. Ese es el punto.

– No te entiendo.

– Esas cintas. Pensé que estaban mal, pero con el tiempo descubrí la verdad.

– ¿Qué?

– Las cosas aterradoras son ciertas. Los finales felices son mentira.

 

Simplemente continuó dibujando mientras yo estaba allí. El silencio era perturbador, en aquel momento podía sentir el olor que emanaba de él. No era sudor. Era una mezcla de trasero sucio y tela empapada de orina.

Odio decirlo, pero desistí en aquel momento. Ese momento cuando ves a alguien… alguien que creías conocer… y todo lo que puedes pensar es: “Maldita sea, nunca pensé que iría tan lejos”.

No fue sino hasta los 30 años que Sid se volvió a cruzar en mi camino. Estaba en Internet, simplemente navegando sin rumbo, cuando me encontré con una serie de “leyendas urbanas” sobre cintas VHS, películas extrañas recortadas y episodios perdidos.

Reconocí algunas de ellas. Yo mismo las había visto con Sid, o había visto mientras trabajaba en ellas. Cada escena perturbadora, cada toma increíble… creía en la leyenda, pues había estado en ella.

Había otros… dibujos de Bob Esponja, episodios de iCarly y cualquier otra cosa, esos vinieron mucho tiempo después de que yo me alejara de Sid, pero el estilo me era muy familiar. Aunque no parecían obras suyas, parecían copias e intentos de emular su trabajo.

Aun lo está haciendo. Por dios, aquello me quedó en la mente.

Llamé al antiguo número de Sid, sin saber a ciencia cierta lo que encontraría allí. Sonó durante algunos minutos, sabía que el intento era imposible. Incluso si todavía vivía con sus padres, era muy poco probable que todavía vivieran en la misma casa.

Aun así…

Decidí ir hasta su antigua casa para ver si todavía estaba en aquel garaje, cortando cintas o manipulándolas a través de la computadora, o cualquier cosa que estuviera haciendo. Cuando pasé por la casa, vi que el jardín estaba cubierto por grandes y voluminosas hierbas. La fachada estaba en ruinas, con la pintura descascarada alrededor de las persianas, faltaban tejas y los canales llenos de lama indicaban que nadie más vivía allí dese hacía tiempo.

Vi una nota en la puerta, pero no conseguí leer desde la calle. Tal vez era algo que pudiera usar para localizar a Sid y ver si ya había buscado la ayuda que, hasta ahora, me di cuenta que necesitaba y que debía haberle brindado.

Entrando al camino, mis faros iluminaron la puerta del garaje. No tenía ventanas y había sido vandalizado con símbolos de pandillas de algunas bandas de idiotas.

La nota en la puerta, como se podía esperar, era de un banco que ahora era propietario del inmueble. Decía que la invasión estaba fuertemente desaconsejada, y que en determinado momento alguien iría para certificar que la casa no estuviera “comprometida”.

llave

Mientras caminaba de vuelta al auto, derrotado, algo me estaba incomodando. Yo sabía que los padres de Sid acostumbraban a dejar una llave de reserva bajo un escalón falso, básicamente porque Sid los había dejado afuera en varias ocasiones.

Cuando descubrí la llave, una sensación de frio me hizo estremecer todo el cuerpo.

¿Quién se mudaría y dejaría todo en un lugar como este? La llave era la cosa más obvia, pero los jarrones de las flores y las decoraciones del jardín aún estaban allí. Una oxidada bicicleta Huffy que perteneció a Sid aún estaba recargada sobre la casa, y había creado gruesas estrías de óxido a lo largo del revestimiento.

Ni siquiera sé lo que esperaba encontrar, pero usando la llave, entré en la casa.

El olor era fuerte.

No era un olor a podrido, a nada podrido o en descomposición… sino un olor a… no sé si tenga sentido para ti, pero… un olor a electricidad. Como el polvo quemado en una lámpara o un calentador que emite un olor peculiar de metal caliente.

Sin embargo, esa era la menor de mis preocupaciones, pues cuando me di cuenta, todo estaba exactamente como lo había dejado en mi visita anterior. Todo lo que la familia de Sid tenía parecía haberse congelado en el tiempo. El comedor donde todos nos sentamos en muchas ocasiones, estaba cubierto de polvo y tenía una rata muerta encima, que prácticamente ya se había hecho polvo.

La televisión… aquella voluminosa pantalla de grandes dimensiones, en la que nos habíamos sentado para ver las cintas de Sid mientras elogiábamos su creatividad, estaba donde siempre, exhibiendo misteriosamente un violento bombardeo de estática en blanco y negro.

Mientras caminaba por las habitaciones, la sensación de pánico e incomodidad dentro de mí no hacía más que crecer. Cada parte de mi ser gritaba “¡CORRE… COREE, no seas idiota!”.

Aun así, fui hasta el cuarto de Sid. Estaba vacío y en condiciones precarias. Sus galardonadas figuras de acción y cintas de video en blanco… cientos de cintas de video… obsoletas y damnificadas por las filtraciones.

Casi me atrevo a llamarlo… a gritar ¡Sid!, y esperar que apareciera como si nada estuviera fuera de lugar.

Fui hasta la habitación de sus padres.

Ahí, tumbados en la cama, estaban dos cuerpos. Gaunt y Gray. Se habían convertido en polvo, así como el ratón en el comedor.

asesino

Apenas y podía dar crédito a lo que estaban viendo mis ojos. No sólo los cuerpos se habían desintegrado lentamente en aquellos suburbios… sino que nadie había notado su ausencia. Nadie los había descubierto hasta ahora.

Mi mente se llenó de caos y mi corazón se aceleró. Las únicas cosas que no se movían eran mis pies, que se habían pegado al suelo.

Sid, pensé, debe haber hecho esto. No había manera de que los dos simplemente fueran a dormir durante la noche y murieran de causas naturales, ¡juntos!, Sid me había dicho que no le importaban sus padres, y…

¿Cuándo fue la última vez que los vi? Dios, no los veía desde hacía días, quizá semana antes desde la última vez que hablé con Sid.

Cuando finalmente salí del cuarto, tome mi celular y comencé a llamar al número de emergencias. Sin embargo, cuando intenté ponerlo en mi oreja, la interferencia resultó ensordecedora, casi arrojó el objeto a la sala.

Corrí al teléfono de la cocina. Chillaba la estática. Intenté con el teléfono de la sala sólo para asegurarme. Estática.

No fue sino hasta que puse el teléfono en la base que pude escucharla. Música. Una melodía muy baja, casi inaudible que no había notado antes. Parecía alguna canción repetitiva… feliz y lenta… algunas flautas, quizá trompetas.

Seguí la animada melodía hasta la puerta de daba al garaje. Presionando mi oído contra la superficie de la puerta, pude constatar que efectivamente la música venía de este lugar.

“¿Sid?” llamé, apenas consiguiendo formar el nombre con los labios fríos, entumecidos. “¿Sid, estás ahí? ¿Estás bien?”

Intenté abrir la puerta sólo para ver que de alguna forma estaba bloqueada por el otro lado. Y digo estaba, porque un golpe salvaje casi rompió la madera podrida desde las bisagras.

“¿Sid?” Grité mientras el polvo se apaciguaba lentamente.

A través de la polvareda, sólo podía ver la luz de una pantalla de televisión. Los colores eran vibrantes. Azul, verde, amarillo…

Luego, pude ver un dibujo animado reproduciéndose en la pantalla. En seguida, los cables de plata que procedían del propio equipo iban hasta una masa oscura. Tras unos instantes, aquella masa oscura tomó forma mientras mis ojos se ajustaron a la extraña iluminación.

Era Sid… o mejor dicho… su cuerpo… había muerto desde hacía tanto tiempo como sus padres, sentado en una vieja silla de escritorio. Los cables del aparato de televisión iban directamente a su cuerpo, y terminaban por desaparecer en varias costras de lo que antes había sido carne. A través de una pequeña abertura podrida me pareció ver algo más de metal en el interior.

Caminé alrededor de Sid, con mi mano sobre mi boca, con miedo de vomitar. Su rostro estaba torcido en una hedionda y larga sonrisa… sus orbitas casi vacías parecían felices, rodeadas por líneas de ceja satisfechas.

“¡Hola!” escuché una voz inconstante.

La voz era optimista. Estridente. Sonaba muy parecida a la de Sid, pero… diferente. Caricaturesca, como la de un dibujo animado.

Voltee hacia la pantalla. La hierba verde, el cielo azul, las flores amarillas… y Sid. Una caricatura perfecta de él. Caminaba a lo largo de un bucle infinito en el fondo utópico del dibujo animado. Me saludó.

“Sid…” Le susurré, “Por Dios, Sid…”

Él… la versión caricaturizada de él, volvió su atención lejos de mí y siguió paseando alegremente a través de aquel ciclo interminable del mismo fondo. Pasó por un árbol… después volvió a pasar… y otra vez… El mismo pájaro, cantando alegremente, voló sobre el cielo en una figura de ocho.

creepy

“Sid…” negué con la cabeza, incapaz de comprender el escenario. “Nunca debí haberte dejado que salieras de la realidad”.

Pensé en lo que Sid había hecho con sus padres. Pensé en cómo el banco vendría en breve y cómo todo eso saldría a la luz. Observe a Sid caminar cerca de una hora y media.

Entonces desconecté el equipo.

10 comentarios en “Episodios perdidos – Creepypasta”

  1. Buena.. me mantuvo leyendo con atención.. al final me hubiera gustado algo mas loco.. como el sentado viendo el video editado de cuando mato a sus padres o algo asi.. igual me gusto mucho

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