Tras una colisión a alta energía en el Gran Colisionador de Hadrones, los científicos detectaron la misteriosa “partícula X”. Este hallazgo en el acelerador de partículas más poderoso de la Tierra podría ofrecer nuevas pistas sobre los segundos que precedieron al Big Bang. Quizá estamos ante una ventana para entender el origen del Universo.
Una “partícula X” de cortísima duración, recibe ese nombre por un motivo: desconocemos su estructura interna. Su existencia se remonta a los microsegundos caóticos que imperaron tras el Big Bang, momentos en los que el plasma de quark-gluones pobló el Universo. Sin embargo, en la actualidad estas partículas X son extremadamente raras.
Partículas X en el LHC.
Ahora, los científicos descubrieron un centenar de esas partículas en decadencia pasando por el Solenoide compacto de muones. Según un artículo publicado en Physical Review Letters, el resultado de los hallazgos aporta datos experimentales únicos a los modelos teóricos sobre la producción de la partícula X y la “naturaleza de este estado exótico”.
Los humanos sabemos de la existencia de las partículas X desde 2003, ocasión en que se descompusieron tan velozmente que ni siquiera pudieron analizarlas. Sin embargo, esta es la primera ocasión en que las capturamos dentro del plasma de quark-gluones, lo que posibilita estudiar algunas de sus propiedades.
Yen-Jie Lee, profesor de física en el MIT, explica que este hallazgo representa un hito científico. Pues en el plasma de quark-gluones se producen decenas de miles de partículas. Además, el experimento en el Solenoide compacto de muones “es lo más parecido a la forma en que la naturaleza produjo las partículas X al comienzo del Universo. Pues se usa una colisión relativista de iones pesados”.
Descifrando la misteriosa partícula X.
Los científicos mencionan que requieren más información para estimar el tamaño exacto en la mejora de producción de la partícula X en el plasma de quark-gluones, información que revelarán en breve. Este nuevo abordaje también podría esclarecer de que se trata la partícula X. En una de las hipótesis se le describe como un tetraquark, una especie de partícula muy inusual.
Otra opción es que estemos antes una molécula mesónica, un tipo de partícula inédita conformada por dos mesones. “Resulta emocionante dar seguimiento a esta línea de investigación con mayor cantidad de datos, mismos que emplearemos en el Gran Colisionador de Hadrones”, concluye Lee.