De la misma forma que en nuestros días, la preocupación por verse bien era muy común en el Imperio Romano. No es que ellos hayan inventado el culto a la belleza ni nada por el estilo. En realidad, muchas de las costumbres y modas que prevalecieron en la Antigua Roma fueron importadas de civilizaciones más longevas, como la griega y la egipcia, una vez que fueron conquistadas por los romanos.
Pero contrario a las tradiciones orientales, en las que sus mujeres se embellecían de forma exuberante, las romanas lo hacían con más discreción. Utilizar lociones malolientes a base de sustancias como excremento de cocodrilo y manteca de cisne era parte de la rutina diaria de muchas romanas que buscaban exaltar su belleza. Si llegaban a usar demasiado perfume o maquillaje, eran vistas como unas adulteras o prostitutas.
Incluso así, tanto patricias como plebeyas recurrían a las lociones y los cosméticos para mejorar sus apariencia. La diferencia es que el dinero permitía adquirir productos de mejor calidad y sin hedores putrefactos. Los olores provenían de los extraños ingredientes a partir de los cuales se elaboraban multitud de cremas. Como en aquella época el conocimiento sobe química no era tan avanzado, las personas creían que esas sustancias tenían bastante poder. Y el resultado de aplicar esos menjurjes en el rostro podía ser un tanto desagradable. “No era raro para un marido besar a su esposa y descubrir que sus labios quedaban pegados debido al proceso”, dice la historiadora Ryan Stone en Ancient Origins.
Polvo de tiza y excremento de cocodrilo.
Una de las cosas más valoradas entre las mujeres romanas era un tono de piel extremadamente pálido – un indicio de que la persona permanecía mucho tiempo dentro de casa, siendo lo suficientemente rica como para que sus criados y siervos hicieran el “trabajo sucio” por ella. Sin embargo, las mujeres romanas no eran tan blancas, así que se aferraban a técnicas sumamente extrañas para lograr blanquearse la piel. Como pasarse polvo de tiza y excremento de cocodrilo por el rostro.
Leche de burra.
¿Cómo dejar la piel más bella? Bastaba con darse un baño con leche fresquecita de burra, y nada más. Quien dio inició a esta práctica fue Cleopatra, la despampanante reina egipcia que enganchó al gran general romano Marco Antonio. Y por supuesto que muchas mujeres en Roma quisieron ser iguales, por lo que imitaban su (infalible) receta.
Manteca de cisne y habas cocidas.
Si deseaban verse libres de arrugas en el Imperio Romano, tendrían en consideración sacrificar a un cisne y después cocinar un puñado de habas. Esto gracias a que la receta para acabar con las marcas faciales era restregar encima de ellas un poco de grasa del animal, y después pasar habas cocidas por las arrugas. ¿Acaso terminaban comiéndose el producto residual?
Cenizas de caracoles.
En nuestros días, tener pecas se considera todo un encanto. Pero en la Roma de hace dos milenios, eran un señal de que la persona había pasado demasiado tiempo en el Sol, lo que en otras palabras sugería que la mujer era una marginal. Para desparecer esas odiosas manchas, las romanas quemaban caracoles y se aplicaban las cenizas en las mejillas.
Delineador a base de hollín.
Imagina pasar un dedo por aquel residuo negro que queda en la chimenea y luego pintarte el ojo con eso. Más o menos así lo hacían en aquella época. El maquillaje en los ojos se parecía bastante al que utilizan en nuestros días, y la sustancia se conocía como kohl. Hecha a partir de hollín o ceniza, fue introducida al imperio por los egipcios y sigue siendo usada en Turquía hasta hoy.
Las mujeres ricas y pobres recurrían a los cosméticos por igual; sin embargo, como se mencionó antes los más caros eran destinados a un grupo muy selecto. Estos productos no tenían olor, haciendo que el utilizar perfumes quedara en segundo término, pero las prostitutas – que generalmente utilizaban cosméticos baratos – se veían obligadas a usar perfumes para cubrir los olores (y, supuestamente, un olor a sexo que las seguía a donde quiera que iban). Esta práctica hizo que los burdeles tuvieran un mal olor y generó un estigma en donde el uso de perfumes se veía como una práctica impúdica.
Irónicamente, pese a los vastos recursos que proporcionan evidencia sobre la belleza romana, toda la literatura que sobrevivió del tema proviene de hombres. Y solo algunos valoran el uso del maquillaje, la mayoría de los autores romanos solía evitarlo por su asociación con el adulterio. Por eso es que existe poca evidencia sobre lo que pensaban aquellas mujeres de sus prácticas de belleza, pero su uso continuo sugiere que disfrutaban de los beneficios a pesar de los estigmas.
¿Frijoles en la antigua Roma? Creo que deben verificar su fuente de información, puesto que América es el origen de los frijoles y no los conocieron en Europa hasta después de 1492. Tal vez se refieran a otra cosa y me estoy confundiendo.
Es correcta tu afirmación, realmente eran habas, un ingrediente muy popular en Egipto.
jajajajajajajajajajajaja
pues quien sabe hasta que punto estaban atrasados, lei que creo era marco polo o marco antonio no estoy seguro cual de los 2. olia muy bien, que incluso despues de una batalla seguia oliendo muy bien, o que cuando salia de una abitacion dejaba su olor ahi, que usaria?
No sé… semen?
Interensatisimo. Gracias!