Utilizar personas con poderes psíquicos con fines militares parece cosa de Stranger Things, pero los registros históricos nos revelan que esta práctica es menos ficción de lo que se podría creer. Entre la década de 1960 y 1980, la Unión Soviética y Estados Unidos libraron una carrera en secreto para desarrollar soldados parapsíquicos: seres humanos capaces de establecer comunicación por telepatía, mover objetos con la mente y visualizar toda clase de cosas a kilómetros de distancia.
La «Guerra Fría Paranormal» arrancó en la década de 1960, después que una publicación de la revista Science et Vie asegurara que la Marina de los Estados Unidos había logrado transmitir mensajes telepáticos desde una base en tierra al submarino USS Nautilus. Esta información, sin ningún tipo de sustento o confirmación, se recibió con actitud alarmista en la Unión Soviética. Y si los estadounidenses estaban desplegando soldados médium, la URSS también daría batalla en esa área.
Los hallazgos de los soviéticos fueron compilados en un libro titulado «Descubrimientos psíquicos detrás de la Cortina de Hierro«, publicado en el año de 1967 por los investigadores estadounidenses Sheila Ostrander y Lynn Schroeder. Como era de esperar, la CIA puso el grito en el cielo. Evidentemente aterrados por la persistencia de sus rivales, habilitaron un grupo de investigación llamado Instituto de Investigación Stanford (actualmente SRI International). Hoy conocerás algunas historias sobre estos experimentos que, incluso nuestros días, la ciencia tiene dificultad en explicar.
1 – El visualizador remoto #1.
De cabo del ejército estadounidense, Joseph McMoneagle pasó a desempeñarse como espía parapsíquico de los Estados Unidos cuando ingresó a la misteriosa operación Grill Flame. Esto sucedió cuando la Agencia de Inteligencia de la Defensa contrató al Instituto de Investigación Stanford para explorar y desarrollar el área de la percepción extrasensorial y aplicarla en el ámbito militar.
Joseph McMoneagle recibió el nombre clave «visualizador remoto 1» (RV#1) y en septiembre de 1979 empezó una sesión de pruebas en Fort Meade. Skip Atwater, superior al mando, encendió una grabadora y le pasó un sobre que contenía las coordenadas de una base secreta de los soviéticos en la localidad de Severodvinsk, cerca del Círculo Polar Ártico. A continuación, indicó que localizara «un gran edificio de concreto».
RV#1 cerró ojos y se concentró en aquellas coordenadas. A través de las indicaciones de Atwater, McMoneagle «irrumpió mentalmente» en la base soviética, atravesando una pared de lo que simulaba ser un hangar para reparaciones de aeronaves. En ese lugar, el psíquico pudo distinguir una serie de «pasillos, grúas, chispas y un túnel enorme con puertas igual de impresionantes».
Adentrándose un poco más en la instalación, RV#1 ingresó a un almacén donde se encontraban los materiales para la construcción, y posteriormente alcanzó un tercer sector donde observó «un submarino enorme» que era construido o recibía algún tipo de mantenimiento. Posteriormente, el cabo regresó a este lugar en dos sesiones posteriores de percepción extrasensorial y logró ofrecer ciertos detalles sobre esta nave.
Joseph McMoneagle puntualizó que el submarino era «más grande que los nuestros [de los Estados Unidos]», con un «casco doble», una «superficie achatada» y, más importante, equipado con «diez pares de tubos balísticos». El Consejo Nacional de Seguridad, que originalmente había encomendado esta clase de misiones, solicitó a RV#1 informara la fecha en que sería puesto en servicio.
En la última sesión, revisó todo el complejo y puso a prueba una nueva forma de visión remota: «viajó en el tiempo» en aquel lugar. Según sus estimaciones, en tres meses a partir de aquella fecha los soviéticos terminarían de excavar el túnel para llevar el submarino al océano. Por lo que el lanzamiento se llevaría a cabo en diciembre de 1979.
Y se equivocó por muy poco: Enero de 1980 imágenes satelitales confirmaron la entrada en operación de un nuevo tipo de submarino soviético, el colosal Typhoon, estacionado a un lado de la base, equipado con 20 tubos balísticos de torpedos y un particular casco doble con superficie achatada. Hasta 2012, fecha en que fueron sacados de servicio, estos submarinos fueron todo un orgullo para la Marina rusa.
Tiempo después se supo que, además de las sesiones psíquicas que realizaba McMoneagle, había otro visualizador remoto llamado Hartleigh Trent que también observó la base rusa. El segundo hacía las veces de «grupo de control» para tener certeza de que RV#1 visualizaba evidencia similar a través de su técnica.
2 – De Moscú a Siberia en un santiamén.
Corría el día 19 de abril de 1966 cuando un personaje llamado Karl Nikolayev, autoproclamado médium, realizaba una visita de cortesía al Laboratorio de Bioinformación de Moscú, en Novosibirsk. El hombre fue recibido por una comitiva de investigadores liderada por el profesor Ippolit Kogan. A la par, en un auténtico bunker a prueba de sonido, electricidad y fuego ubicado en Moscú, le entregaban al biofísico Yuri Kamensky un paquete perfectamente sellado que contenía seis objetos elegidos por el grupo de investigación.
A Kamensky se le dio la misión de «transmitir», telepáticamente, los objetos que contenía el paquete a Nikolayev – sin que éste supiera información previa. Se le otorgaron 10 minutos para lograr esto que parecía imposible. El primero de los misteriosos objetos era un resorte con 7 espirales, al que el biofísico tanteó y observó durante algún tiempo. Posteriormente, imaginó a Nikolayev en aquella habitación sentado frente a él, y a continuación imaginó la escena vista desde la perspectiva del médium.
De acuerdo con los testimonios, Nikolayev empezó a mostrar signos de tensión. Palpó el aire frente a él, como si manipulara algún objeto que solamente él podía observar. Entonces empezó la descripción. «Redondo. Metálico. Brilloso. Repetitivo. Parece un resorte». De alguna forma inexplicable, Kamensky había logrado comunicar telepáticamente las características de un objeto que físicamente se encontraba a 2,800 km de distancia.
De los seis objetos que contenía el paquete entregado a Kamensky, tres lograron transmitirse con precisión. A lo largo de una semana, el laboratorio llevó a cabo diversas pruebas con este par de personajes y otros médium, obteniendo resultados con altas tasas de éxito. Sin embargo, en el año de 1975 el Laboratorio de Bioinformación fue disuelto sin ningún tipo de explicación y las investigaciones de Ippolite Kogan se volvieron clasificadas.
3 – Un radar mental.
En el año de 1979, un avión de la Marina estadounidense se desplomó en algún punto entre el estado de Virginia y Pensilvania, una región montañosa bastante complicada de los Estados Unidos. La propuesta del Instituto de Investigación Stanford fue hacer una localización con visión remota, dicho de otra forma, con la capacidad de rastrear la aeronave únicamente con la mente. En los registros sobre este experimento, el agente a cargo de la misión solamente fue identificado con el alias #31.
Skip Atwater, supervisor de la misión, se limitó a informar al agente #31 el modelo del avión y el hecho de que había caído durante un vuelo de entrenamiento. Jamás mencionó datos de referencia como el destino o la ruta que seguía. Una vez que se le dio la indicación de «trasladarse» hasta el lugar del accidente, #31 informó: «creo que se encuentra en los Apalaches», lo que coincidía pues la Marina ya había delimitado el área del siniestro.
Atwater solicitó que detallara más la información, como la exacta geografía o topografía del lugar. El psíquico mencionó que la palabra Lynchburg le había llegado a la mente cuando buscaba algún lugar de referencia, y que la aeronave había caído al noroeste de esta ciudad. También pudo ver restos del fuselaje sobre los árboles y los cadáveres del piloto y copiloto, hecho que lo alteró bastante.
Al final, tras dibujar lo que había visto, los militares proporcionaron un mapa a #31 para que señalara el lugar donde se encontraban los restos del avión. Dudó un poco, pero finalmente señaló una zona conocida como Holcomb Rock en los Apalaches, a aproximadamente 25 km del lugar donde se impactó la aeronave. Con la información proporcionada por #31, la Fuerza Aérea pudo encontrar el sitio del accidente y llevar a cabo el rescate de los cuerpos.
4 – Un carrusel en San Francisco.
El servicio secreto soviético, la KGB, tenía un mayor interés por la telepatía y control remoto. Sin embargo, también llevó a cabo algunos experimentos sobre visión remota. Uno de los más interesantes se hizo en colaboración con científicos estadounidenses, para demostrar que de aquel lado también tenían agentes poderosos en el ámbito de la parapsicología.
Russell Targ, uno de los principales responsables de las pruebas de visión remota en territorio estadounidense, fue invitado en el año de 1984 por la Academia Soviética de Ciencias para que realizara una demostración de su investigación en Moscú. Confiado de que cualquier ser humano era capaz de manifestar esta «habilidad» bajo determinadas circunstancias, Targ eligió como voluntaria a la investigadora Eugenia Davitashvili, miembro de la Academia.
El 17 de octubre de 1984, aproximadamente a las 6 de la tarde, una comitiva organizada por Targ arribó al departamento de Eugenia y fue recibida por el grupo de anfitriones soviéticos, representado por el biofísico Andrei Berezin. Instalaron una videocámara y la orientaron hacia la investigadora rusa. Evidentemente, en un principio Eugenia se mostró escéptica pues hasta entonces jamás había intentado practicar la visión remota.
Ante las miradas de 40 personas, Targ le entregó la foto de un colega que en ese preciso instante se encontraba durmiendo plácidamente a 9,400 kilómetros de distancia, en San Francisco. Le indicó a Eugenia que su colega despertaría en 2 horas, lanzaría un dado y, según el resultado obtenido, se encaminaría a una de 6 posibles locaciones en la ciudad. Targ desconocía estos lugares, pues se encontraban anotados en tarjetas guardadas en sobres numerados y sellados.
Le indicaron a Eugenia que se enfocara en el recorrido del colega, que «flotara en el aire» y describiera el camino. Tras una larga pausa en silencio, la investigadora empezó a narrar «una pequeña plaza con un lago en el centro», «pequeños edificios conectados entre sí por techos en forma de flecha», «un asiento blanco» y «el perfil del ojo de un animal con orejas puntiagudas». Como era común en esta clase de pruebas, dibujó en papel lo que había visto.
Después, Targ llamó al contestador automático de su colega para ver a cual lugar se había dirigido. La grabación reveló «número 6». En el sobre con este número indicaba el carrusel de Pier 39, en North Beach. Se supone que los edificios puntiagudos en la visión hacían referencia al enrejado del muelle, el asiento blanco a las bancas y el perfil del animal a los caballos que circulaban por ahí.
5 – La verdadera mujer maravilla.
En diversas conferencias y entrevistas a medios de comunicación, el ex presidente de los Estados Unidos Jimmy Carter confirmó este caso. Personalmente estuvo involucrado con un exclusivo grupo de visualizadores remotos que se formó en la base aérea Wright Patterson en Dayton, Ohio. Este grupo era dirigido por el jefe de Tecnologías Avanzadas en los Estados Unidos, Dale Graff, que también se encargaba de la coordinación y el financiamiento de un departamento semejante en el Instituto de Investigación Stanford.
En marzo del año 1979, en algún punto de Zaire (hoy República Democrática del Congo), en África, se desplomó un avión espía modelo TU-22 de bandera soviética. La CIA, en colaboración con la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, estuvo a cargo de recuperar los restos de la aeronave antes que el enemigo. Tras una serie de fracasos en diversas operaciones de búsqueda, Graff involucró en el caso a una psíquica llamada Rosemary Smith.
Bajo la supervisión constante de Dale Graff y con nada más que una fotografía del modelo de avión, según consta en los registros, Rosemary fue capaz de hacer una descripción sobre la topografía del área donde había caído el avión. A continuación, en un mapa de Zaire, delimitó con un círculo la región general y con una equis el lugar exacto donde creía que se encontraba.
Posteriormente Graff decidió involucrar a un segundo experto en temas paranormales, un personaje llamado Gary Langford que trabajaba para él en la sede del IPS en California. Este hombre logró hacer una descripción detallada de la selva montañosa donde había impactado el avión. Con todos estos datos tan específicos en mano, la Fuerza Aérea fue capaz de llevar a cabo la ubicación del accidente en menos de 48 horas. El punto preciso se ubicaba apenas a 4 kilómetros del lugar que había marcado con una equis Rosemary Smith.
Y se burlaban de «La Paca» en México. Hombres de poca Fe.
Por cierto, hace un momento leí el post sobre la escritura que los niños
actuales pierden fuerza en los dedos para manipular un lápiz por culpa de
los medios digitales, alguien comento que no lo veía mal qsi tal vez es una
transición a por ejemplo comunicarse por medio de la mente, pero después
de leer estos experimentos durante la guerra fría y saber que ya no se llevan
a cabo y ahora no son más que fabulas, creo que vamos en retroceso, se esta
perdiendo esa bonita tradición de fortalecer la mente, ya no hay quien doble cucharas
quien tenga visión remota, que mueva objetos .
Este es De los mejores post que he leído, incluso antes de la guerra fría, los alemanes en la segunda guerra mundial usaban psíquicos para buscar submarinos y barcos aliados, hasta que los aliados usaron radares como el magnetometro N° 12 y y lograr detectar a los submarinos alemanes, si durante la guerra fría tuvieron éxito los psíquicos seguramente los sigan desarrollando en secreto, lógicamente si algo es útil lo desarrollan, y si es para guerra, se lo oculta, y todos pueden tener esta avilidad, mi padre por ejemplo en 2 oportunidades experimento ese fenómeno, la primera vez fue con amigos para de la religión indu para buscar una hermana suya que no la veía en muchos años, según me cuenta, se llega a sentir todo como si fuera real asta el frío y lo peligroso que es, porque en ocasiones se pueden llegar a perder y quedar en un estado de coma, otra ocasión que sufrio otra experiencia fue durante una operación de un tumor en la pierna izquierda, la cual fue un éxito hace 20 años, en aquella ocasión dijo ver a una persona además de lo doctores vestido diferente que lo observava desde la puerta del quirofano, luego fue volando por varios lugares hasta llegar a un río donde estaba un amigo suyo en un río sobre un bote pescando, al terminar la operación días después busco a aquel amigo para confirmar ese día donde estaba el le confirmo la historia que de su pesca.
Si esta avilidad esta en todos nosotros seguramente existen miles de psiticos trabajando en distintos ejercitos del mundo, llegando hasta donde los espías convencionales no pueden llegar.