No es de extrañar que el Universo esté repleto de planetas inhóspitos. El espacio exterior es un lugar peligroso con los fenómenos más extraños que puedas imaginar. Una vez que abandonas el planeta, puedes olvidarte de comodidades como la gravedad, el sentido de orientación e incluso la noción del tiempo.
Desde nuestra perspectiva como seres terrestres, estos planetas, cada uno más extraño que el anterior, parecen mundos diseñados específicamente para aniquilar la vida. Sin embargo, para los amantes de la astronomía representan una visión fascinante que proporciona pistas sobre la constitución y funcionamiento del Universo. A continuación, conocerás algunos de los planetas más aterradores que la ciencia ha descubierto hasta la fecha.
Kepler-36b y Kepler-36c: los planetas infernales.
Al igual que la Tierra, Kepler-36b es un planeta rocoso, aunque aproximadamente cuatro veces más grande que nuestro planeta. Además, este planeta tiene un compañero, el Kepler-36c, que orbita la misma estrella a una distancia similar. Y sí, eso quiere decir que Kepler-36b y Kepler-36c se acercan demasiado el uno al otro.
Cada 100 días, la órbita de estos planetas se “cruza” a una distancia de 1 538 000 kilómetros. Parecerá mucho, pero equivale apenas a cuatro veces la distancia entre la Luna y la Tierra. Pese a estar tan cerca, son completamente diferentes. Pues el planeta Kepler-36c es un gigante gaseoso, casi del mismo tamaño que Neptuno. Esa danza orbital alrededor de la misma estrella hace que su existencia sea una auténtica pesadilla.
En cada cruzamiento, sus fuerzas gravitatorias provocan erupciones volcánicas masivas. Literalmente, cada vez que estos planetas se acercan terminan desgarrándose. Por si fuera poco, están tan cerca de su estrella madre que prácticamente arden en llamas. Si pudieras sobrevivir a los terremotos, erupciones volcánicas y altas temperaturas: indudablemente, la aproximación del planeta hermano sería un espectáculo maravilloso desde sus superficies.
WASP-12b: el planeta inhóspito condenado a la extinción.
El WASP-12b es uno de los planetas inhóspitos condenados a la extinción. En 2008, un grupo de astrónomos descubrió un gigante gaseoso que duplica en tamaño a Júpiter. A diferencia de otros planetas que presentan un formato esférico, la estructura de WASP-12b asemeja más a un huevo. La estrella madre ejerce tal fuerza gravitacional sobre este planeta que, literalmente, lo está estirando. Paulatinamente, esa estrella terminará devorando a WASP-12b.
Se estima que en apenas 10 millones de años, una nimiedad en la escala cósmica, no quedara fragmento alguno que sugiera siquiera que existió un planeta tan enorme girando alrededor de esa estrella.
TOI 849 b: un planeta inhóspito sin atmósfera.
Una característica común entre los planetas descubiertos hasta la fecha es la atmósfera. Independientemente si está constituida por productos químicos altamente tóxicos y letales, generalmente los planetas presentan una acumulación de gas a su alrededor que conocemos como atmósfera. Bueno, con TOI 849 b las cosas son diferentes, pues su ubicación hace imposible la existencia de una atmósfera.
Este planeta está tan próximo a su estrella que la orbita en menos de 24 horas. Sí, lo que a la Tierra le toma 365 días, TOI 849 b lo hace en un solo día (a eso llamo eficiencia). Por eso, el calor y radiación que inciden sobre el planeta lo incineran prácticamente todo sobre la superficie. TOI 849 b debería ser un gigante gaseoso, pues posee un diámetro tres veces mayor al de la Tierra y una masa 40 veces superior. Sin embargo, su estrella elimina hasta el último rastro de gas.
HD 189733 b: el planeta donde llueve vidrio.
Si no fuera gaseoso, a la distancia el gigante HD 189733 b luciría como el sitio perfecto para aterrizar una nave. Y es que su intenso color azul haría que cualquier viajero espacial recordara a la Tierra. Aunque si llega a intentarlo, terminará arrepintiéndose en breve. Lo primero que atestiguaría es la horrenda visión de la nave espacial desintegrándose, posteriormente el traje espacial y eventualmente su cuerpo.
Las densas nubes que circundan HD 189733 b están entrelazadas con fragmentos de cristal. Peor aún: las constantes tempestades en ese planeta provocan vientos de hasta 8 690 km/h. En su atmósfera abundan ráfagas que transportan fragmentos de vidrio a toda velocidad. Pero, si de alguna forma se las arregla para sobrevivir a ese infierno. Todavía tiene que luchar contra temperaturas de más de 1 000°C, lo que sin duda terminaría por quemarle hasta los huesos. Entre los planetas inhóspitos de esta lista, este parece el más aterrador.
PSR B1257+12 b: el zombi de los planetas inhóspitos.
Probablemente, este es uno de los mundos más inhóspitos del Universo. El PSR B1257+12 b es un pequeño planeta rocoso orbitando alrededor de un pulsar. Y sí, eso es tan trágico como imaginas. En los polos magnéticos de los pulsares se produce una intensa emisión de rayos de alta radiación. Rayos que constantemente barren la superficie de PSR B1257+12 b y otros dos planetas vecinos.
Es difícil encontrar un trozo de roca más estéril y carente de vida que PSR B1257+12 b. Por eso, la Unión Astronómica Internacional decidió bautizarlo con el mote de “Draugr”. El apodo proviene de una criatura presente en la mitología nórdica cuya descripción encaja con la de un zombi.
Si ya te quedaste picado, te recomendamos: WASP-76b, el planeta donde llueve hierro.
Órales