Los mitos sobre el cerebro se encuentran tan arraigados en el sentido común, en la cultura popular y, sobre todo, en nuestra mente, que incluso para aquellos que dedican su vida a estudiar este órgano puede resultar difícil desecharlos. Después de todo, la tendencia es que los mitos sean emocionantes, para comprobarlo basta con ver la cantidad de películas que a últimas fechas basan su guion en el supuesto de que solamente usamos el 10% del cerebro.
Para entender a qué nivel estos mitos se han arraigado entre la población en general, un grupo de investigadores de la Universidad de Houston reclutó participantes a través del sitio Testmybrain.org, donde se encuentra a disposición de los usuarios una serie de pruebas divertidas que también ayudan en investigaciones científicas oficiales. La encuesta en la que se basó el estudio comprende una muestra de 3,800 personas. En este grupo, 598 eran profesores y 234 neurocientíficos con experiencia.
En la encuesta se incluyeron 32 frases que hacían referencia al cerebro. 14 eran oraciones verdaderas, mientras que las restantes 18 eran mitos, incluso el popular argumento de que “solamente utilizamos el 10% del cerebro”. Evidentemente, los especialistas del cerebro y profesores presentan un menor grado de influencia ante la información falsa que el público en general. Sin embargo, 5 de estos mitos fueron defendidos por un porcentaje increíble de neurocientíficos.
Mito 1: Escuchar música clásica incrementa la capacidad cerebral en los niños.
Popularmente difundida como “efecto Mozart”, esta idea postula que un bebé recién nacido expuesto a las obras de figuras en la música clásica experimenta una aceleración del desarrollo cognitivo. Sin embargo, es una completa mentira, quizá promovida por los intereses económicos de empresas que lucran con este supuesto.
Si bien existió un estudio científico, los responsables jamás pudieron explicar los resultados negativos en los intentos por replicarlo. En otras palabras, que tu bebé escuche a Mozart todo el santo día no significa que vaya a ser más inteligente, aunque si parece gustarle tampoco le hace daño, lo importante es que se divierta.
Un 59% del público en general cree en este mito, 55% de los profesores lo da por válido y un 43% de los neurocientíficos están erróneamente influenciados por esta falsa información.
Mito 2: El lado dominante del cerebro afecta la personalidad.
Cerebralmente hablando, ¿eres diestro o zurdo? En el pasado, los hemisferios cerebrales se han utilizado para justificar porqué algunas personas son más creativas y otras más racionales (y también para lucrar con la idea de que es posible aprender a usar más el lado “deficiente” del órgano). Sin embargo, las cosas no son así de simples.
En la mayoría de las actividades que realizamos en nuestra vida cotidiana, independientemente de si son creativas o racionales, el cerebro se encarga de coordinar áreas y funciones en ambos hemisferios. Se trata de un proceso bastante enigmático, que ayuda a explicar porqué nuestro cerebro resulta un órgano tan poderoso y productivo.
64% del público en general dar por sentado esta afirmación, un 49% de los profesores cree en el mito y apenas el 32% de los neurocientíficos se deja influenciar por el argumento.
Mito 3: Los niños se vuelven hiperactivos tras consumir azúcar en exceso.
La idea es que exagerar con la cantidad de azúcar provoca que un niño se agite y se vuelva incontrolable. Para poner a prueba la veracidad de este argumento, un estudio congregó a un grupo de madres que afirmaban que sus hijos de entre 5 y 7 años eran “sensibles” a la ingesta de azúcar. A la mitad del grupo le entregaron dulces, a la otra mitad se le proporcionó un placebo – pero sin decírselo a la madre.
Los niños no presentaron comportamientos diferentes, pero las madres del grupo del placebo tenían más probabilidades de discutir con sus hijos por cualquier cosa y de encasillarlos como “hiperactivos” después de consumir la “golosina”. ¿Entonces, porqué los niños se agitan tanto después de comer pastel o recibir los dulces en Halloween? Básicamente porque les encanta la fiesta.
Un 59% del público en general da por hecho este supuesto, 50% de los profesores cree en el mito y un 39% de neurocientíficos apoya la idea.
Mito 4: Invertir letras es una señal de dislexia.
Confundir el orden de los caracteres o leer d en lugar de b han sido “divulgados” como los síntomas principales de la dislexia. Pero de ninguna forma esto es cierto. Los disléxicos presentan un problema a la hora de procesar el lenguaje escrito. Sí, esto se traduce en que cometen una mayor cantidad de errores cuando tienen que leer en voz alta o identificar palabras. De vez en cuando invierten las letras, pero esto es apenas una diminuta parte de todos los errores que cometen.
Los niños con menos de 6 años también suelen invertir las letras, y en exceso. Pero también cometen muchos otros errores. Eso no quiere decir que “vean” las letras invertidas. Básicamente todavía tienen dificultades a la hora de procesar la escritura – como sucede con las personas que padecen dislexia. Nadie sabe con precisión el motivo de este problema, pero no tiene ningún tipo de relación con ver las letras reflejadas. La causa más importante quizá se encuentre en la dificultad para procesar fonemas, las pequeñas unidades que forman las palabras y sus sonidos, cuando se encuentran escritas. Cuando se presenta una confusión de las letras, se debe a que no están seguros del “sonido” que un fonema escrito debería producir.
Un 76% del público en general cree en este mito, 59% de los profesores se adhiere a la idea y un 50% de neurocientíficos está influenciado por el argumento.
Mito 5: Enseñanza adaptada a los estilos de aprendizaje.
Se dice que algunas personas son más visuales y otras más auditivas, motivo por el que aprenden de una mejor forma cuando la enseñanza se adapta a su estilo particular. Aunque la preocupación de los profesores por las características de aprendizaje individuales para cada alumno resulte benéfica, los estudios científicos evidencian de los estilos de aprendizaje no hacen la diferencia.
Una de las investigaciones más relevantes sobre el asunto concluyó que, de ninguna forma, los alumnos aprenden mejor cuando el profesor adapta su estilo, al menos en el salón de clases. De hecho, los resultados mostraron que el estilo depende más del tema que está siendo impartido que de la preferencia del alumno (es decir, incluso los alumnos más auditivos aprenden de mejor forma geometría cuando las clases se enfocan en ejemplos visuales).
Un 93% del público en general cree en este argumento, 76% de los profesores se deja influenciar por la idea y un 78% de los neurocientíficos sigue el mito.
Más o menos así es la idea de que solamente usamos cierto porcentaje de nuestra capacidad cerebral, cuando de hecho constantemente coordinamos y accionamos distintas zonas en todo el cerebro. No existe una parte que se mantenga intacta durante esa ardua rutina de ser un ser pensante. Afortunadamente, 86% de los neurocientíficos no cree en este último mito. Del 14% restante mejor ni hablamos.
El 83.2% de las estadísticas son erróneas.
“MC DJ original-
Ahora se puede demostrar todo con las estadísticas, 40% de la gente lo sabe.
SOLO USAMOS EL 100% DE EL POTENCIAL DE NUESTRO CEREBRO.