Si afirmáramos que sobre la apariencia de una persona absolutamente nada nos llama la atención, estaríamos diciendo una vil mentira. No hablamos de atención en el sentido sexual, sino que cada persona posee un rasgo que siempre parece más llamativo – un ojo más chico que otro, una barba frondosa, labios gruesos, pecas, la forma de la nariz, tatuajes en el cuerpo, etc.
Lo que nos hace considerar a una persona bella o no es algo mucho más subjetivo, y los criterios suelen variar de persona en persona, después de todo, no existe un estándar que se atreva a postular que es bello y que no, la verdadera belleza existe apenas en los ojos de quien la ve. A pesar de estas afirmaciones, un nuevo estudio pretende demostrar que nuestra apariencia física proporciona más información de la que podemos imaginar.
La investigación, dirigida por la Universidad de Austin, en Texas, analizó las fotografías de 123 estudiantes en dos poses: en la primera, simplemente debían mirar a la cámara con una expresión neutral. En la segunda, podían posar de la forma que mejor les pareciera.
Análisis de las imágenes.
Después de obtener las imágenes, se invitó a un grupo de personas al azar para que las analizaran y relacionaran cada una de ellas con rasgos de personalidad: introversión o extroversión, autoestima, religiosidad, cortesía y espontaneidad. En caso de que te preguntes cómo es posible estimar todo eso a partir de una simple imagen, posiblemente nunca hayas usado Tinder o una app similar, pero también es cierto que este no es el primer experimento que busca evaluar aquello que conseguimos descubrir simplemente viendo a alguien.
En otra investigación, también reciente, un grupo de voluntarios fue expuesto a fotografías de 10 personas distintas, que hacían cinco expresiones faciales diferentes. Básicamente, la tarea de los voluntarios consistía en elegir cuán amigables, confiables y fuertes parecían las personas de las fotos.
Como resultado se observó que la tendencia general es que las personas encuentran que aquellos que sonríen más son amigables y confiables algo que, francamente, no es ninguna sorpresa. En lo que respecta a la fortaleza, ganaron aquellas personas cuyo rostro denota más seriedad.
Para las mujeres, el asunto fue mucho más particular. Sucede que, durante determinados periodos del ciclo menstrual, las damas tienden a preferir hombres con rostros más varoniles, con rasgos fuertes y barbas, especialmente cuando se encuentran ovulando. Por otra parte, hay estudios que encontraron que las mujeres que toman anticonceptivos suelen sentirse más atraídas por hombres con rostros menos masculinos, con rasgos más delicados y sin barba.
Lo cierto es que tu apariencia también puede revelar algunos aspectos de tu salud, como podrás ver a continuación.
1 – Piel con arrugas.
Además de ser un signo inequívoco del envejecimiento, las arrugas pueden indicar que la persona tiene algún problema cardíaco – un estudio de 2012 comparó el número de arrugas de los brazos de más de 500 personas. El resultado de esta comparación reveló que las mujeres que tenían un menor riesgo de padecer enfermedades del corazón eran aquellas que parecían por lo menos dos años más jóvenes que su verdadera edad
2 – Los ojos.
Una gran variedad de enfermedades pueden diagnosticarse a través del ojo humano. Por ejemplo, los puntos rojos en la retina indican que el paciente sufre de diabetes, algo conocido como retinopatía diabética – si el nivel de azúcar en el torrente sanguíneo es demasiado alto, la persona puede llegar a perder la vista. Otras enfermedades y condiciones pueden conocerse a través de los ojos: desde infecciones hasta problemas neurológicos.
3 – El tamaño de los dedos.
Un estudio realizado entre varones coreanos reveló que existe una relación entre los dedos más largos y el tamaño del pene – y la cosa no para ahí: el largo de los dedos también puede ser un indicio sobre si los hombres desarrollarán o no cáncer de próstata.
Para llegar a dicha conclusión, los científicos evaluaron el largo de los dedos de 1500 hombres con este tipo de cáncer y de 3 mil hombres saludables durante 15 años. En ese periodo, tenían que ver fotografías de manos y seleccionar aquellas que más se parecieran con las propias.
Los resultados mostraron que los hombres que tenían dedos índices del mismo tamaño o un poco más largos que los dedos anulares presentaban un 33% menos probabilidad de ser diagnosticados con cáncer de próstata en comparación con los que tenían dedos más cortos – este fenómeno es mucho más evidente en hombres que superan los 60 años.
4 – La altura y el riesgo de padecer enfermedades.
Algunos estudios han llegado a conclusiones bastante curiosas en lo que respecta a la altura de las personas, incluso sugiriendo que las más altas tienen menos probabilidades de desarrollar enfermedades cardiacas. Las más bajas, por otro lado, tienen más posibilidades de tener algún tipo de cáncer.
Aparentemente esto tiene que ver con los niveles en la hormona del crecimiento, que tanto nos puede prevenir de algunas enfermedades como aumentar el riesgo de padecer otras.