18 datos profundamente inquietantes

¿Conoces algunos hechos o datos profundamente inquietantes? A menudo, los humanos tendemos a ocultar acontecimientos poco decorosos de nuestro pasado personal. Y algo parecido sucede en la historia de nuestra especie. A continuación, te presentamos algunos datos que seguramente te generarán dudas. Siéntete libre de investigar para verificar, pero te aseguramos que los siguientes párrafos son reales.

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La novia cadáver.

El médico Carl Tanzler se obsesionó tanto con una paciente que terminó desafiando a la muerte. En 1933, Tanzler profanó la tumba de Maria Elena Milagro de Hoyos para robar el cuerpo. Peor aún, vivió con el cadáver durante 7 años. Mientras el cuerpo se caía a pedazos, el hombre usó perchas y alambres para mantener las piezas unidas.

Y la ausencia de una mirada en el rostro de Elena se solucionó con ojos de vidrio. La verdad se supo cuando un vecino curioso lo encontró bailando con el cadáver frente a una ventana abierta.

Carl Tanzler and Maria Elena de Hoyos

Segunda oportunidad.

Durante buena parte del siglo XIX, los dientes de los soldados muertos se destinaron a la fabricación de dentaduras postizas.

Desnudo paradójico.

Un fenómeno clínico conocido como “desnudo paradójico” sucede en las últimas etapas de la hipotermia. A medida que las bajas temperaturas alcanzan a dañar los nervios, la persona empieza a desvestirse pues experimenta un calor irracional.

Merma de batalla.

La Primera Guerra Mundial se tradujo en tasas de mortalidad nunca antes vistas en un conflicto armado. Lamentablemente, todas esas bajas no fueron accidentales o desafortunados resultados de la tecnología. Las muertes formaban parte de los planes de batalla.

primera guerra mundial

Los comandantes calcularon la cantidad de hombres que perderían cada semana, a causa de la propia naturaleza de la guerra, y solicitaron refuerzos suficientes para reemplazarlos en el frente de batalla. Esos muertos eran referidos con el término “merma esperada” (Normal Wastage, en inglés).

El destello final del cerebro.

La lucidez terminal es un fenómeno que sucede justo antes de la muerte. Durante un breve tiempo, la persona regresa a un estado de claridad mental en el que recupera la memoria o conciencia. Uno de cada diez pacientes con demencia atraviesa por lucidez terminal.

Batalla de Verdún.

En la abominable Batalla de Verdún, durante las primeras 12 horas de combate se dispararon más de un millón de proyectiles de artillería. Y las tropas abarcaban una extensión no mayor a los 30 kilómetros. Si un soldado salía bien librado de aquella lluvia de balas, debía enfrentarse a un sonido que resultaba suficiente para desquiciar a los más valientes.

Los monstruos japoneses.

Durante la Segunda Guerra Mundial, los japoneses patrocinaron experimentos atroces. La infame Unidad 731 desarrolló pruebas de vivisección, guerra biológica, congelamiento de extremidades a las personas, etc. Era algo terrible, y si tienes el estómago puedes leer un poco más sobre los atroces experimentos de la Unidad 731.

Lo más injusto es que, después de la guerra, los responsables no fueron juzgados como criminales de guerra. La culpa la tuvo Estados Unidos, que mantuvo las abominables prácticas de la Unidad 731 en secreto para sacar provecho contra los soviéticos.

Lesiones cerebrales.

Una lesión cerebral puede convertirte en un individuo completamente diferente. Por si fuera poco, anular tu capacidad para comprender lo que sucedió. Y tampoco debe ser un trauma severo, incluso un leve golpe en la parte derecha del cerebro puede provocar esto.

El escorbuto.

¿Sabías que una de las funciones del colágeno es mantener las cicatrices unidas? Pero, ante la ausencia de vitamina C el colágeno se descompone y la función de las cicatrices se interrumpe. En casos extremos de escorbuto, cicatrices antiguas pueden llegar a abrirse y surgir nuevamente las heridas.

Marrón momia.

Existe una pintura llamada “marrón momia” cuyo tono se obtenía parcialmente de momias egipcias molidas. Llegaron a pintarse un montón de cuadros con esta sustancia.

marron momia

Pequeños colaboradores.

Propiamente dicho, el organismo de las vacas no convierte la hierba en proteína. De eso se encargan las gigantescas colonias de bacterias que viven en sus estómagos. Cuando una vaca come pasto, se produce una explosión poblacional de estos microorganismos. Viven, se reproducen, mueren y al final las vacas terminan digiriéndolos como proteínas.

El Monstruo de los Andes.

El asesino serial más prolífico del planeta es un colombiano llamado Pedro López. Lo sentenciaron por el asesinato de 110 menores de edad. Sin embargo, llegó a declarar que violó y asesinó a más de 300 víctimas.

El valle del arcoíris.

En el Monte Everest existe una zona conocida como “El valle del arco iris”. Parece una cursilería, pero se llama así por la variedad y cantidad de abrigos coloridos que dejaron los muertos.

valle arcoiris

¡Ups!

Estados Unidos tiene pérdidas seis armas nucleares que nunca logró recuperar.

Ataques al corazón.

La sintomatología de un ataque cardíaco puede ser mucho más leve de lo que vemos en el cine o la televisión. Algunas personas sólo experimentan cierta incomodidad, pero tras una angiografía descubren un infarto masivo.

Fertilización humana.

En el mundo real, el proceso de fertilización en los humanos es tan aleatorio que la más mínima variación durante y después de la relación íntima entre tus padres hubiera resultado en que alguien más (o nadie) naciera en tu lugar. Visto de otra forma, eres producto del azar.

El caso de Jaycee Dugard.

Jaycee Dugard era apenas una niña de 11 años cuando la secuestraron y obligaron a servir como esclava sexual durante los próximos 18 años de su vida. Incluso llegó a tener hijos en ese período. El monstruo que la llevó a este infierno se llama Phillip Garrido, un violador convicto que era monitoreado por oficiales de libertad condicional. Estas personas jamás imaginaron lo que el hombre estuvo haciendo durante casi dos décadas.

Jaycee Dugard

Sobrevivir para morir.

Poco después de ser liberados, algunos sobrevivientes del Holocausto murieron porque su cuerpo no soportó el aumento de calorías cuando los soldados que los rescataron empezaron a alimentarlos con normalidad.

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