Resulta abrumador el vicio desmedido que hemos adquirido por los smartphones, las tablets o las notebooks, con el único fin de disfrazar nuestro primitivo miedo a la soledad. Las relaciones vía redes sociales han tomado buena parte de la vida de las personas, cuya marca principal es la ausencia del compromiso.
Este artículo tiene como base la idea de líquido, característica presente en las relaciones humanas cotidianas, inspirado en la obra “Amor Liquido” – Acerca de la fragilidad de las relaciones humanas de Zygmunt Bauman. Las relaciones se mezclan y condensan con lazos momentáneos, frágiles y volubles. En un mundo cada vez más dinámico, fluido y veliz, sea real o virtual.
El sociólogo polaco Zygmunt Bauman es una de las figuras intelectuales más respetadas en nuestros días. A sus 88 años sus publicaciones literarias han vendido más de 200 mil copias. Entre estos libros se encuentra “Amor Líquido”, quizá uno de los libros más populares de Bauman. Es en este libro que el autor expone su análisis de forma más simple y próxima al día a día, analizando las relaciones amorosas y algunas particularidades de la “modernidad líquida”. Vivimos tiempos líquidos, nada es hecho para durar, y mucho menos sólido. Las relaciones se escurren de nuestras manos por entre los dedos como el agua.
El autor intenta mostrarnos nuestra dificultas de comunicación afectiva. Todos quieren relacionarse, pero llegada la hora, se ven incapaces. Ya sea por miedo o inseguridad. Bauman cita como ejemplo un vaso de cristal, en su primera caída, se rompe. Las relaciones finalizan tan rápido como comienzan, las personas piensen en terminar un problema cortando sus vínculos, pero lo que hacen es simplemente crear más problemas, unos encima de otros.
Es un mundo lleno de incertidumbre, donde cada uno le da por su lado. Tenemos relaciones inestables, pues las relaciones humanas son cada vez más flexibles. Conformes y adictos al mundo virtual, y con la facilidad de “bloquear” a las personas, no es posible mantener una relación a largo plazo. Se trata de un amor creado por la sociedad actual (modernidad líquida) para eliminar la responsabilidad de las relacione serias y duraderas. Cada vez más las personas son tratas como bienes de consumo, en las que si hay un defecto, simplemente se descartan o se cambian por una mejor versión.
El romanticismo del amor pareciera estar fuera de moda. El amor de verdad ha sido banalizado, minimizado a varios tipos de experiencias vividas por las personas, mismas a las que se refieren utilizando la palabra amor. A las noches de sexo sin compromiso se les llama “hacer el amor”. Ya no existen más responsabilidades al amar, la palabra amor se utiliza aun cuando las personas no conocen su significado real.
Inclusive, para intentar explicar las relaciones amorosas en “Amor Líquido”, Bauman habla de “Afinidad y Parentesco”. El parentesco sería un lazo irreductible e irrompible y aquello sobre lo cual no tenemos elección.
Mientras que la afinidad, por el contrario, es voluntaria. La afinidad es una elección. Sin embargo, y esto es importante, el objetivo de la afinidad es ser como el parentesco. Pero, viviendo en una sociedad con una actitud totalmente “descartable”, hasta las afinidades resultan algo inusual.
Bauman también nos habla sobre el amor propio. Afirma que las personas requieren sentirse amadas, escuchadas, amparadas o que sientan su falta. Según él, ser digno de amor es algo que solo otra persona puede evaluar, y lo que hacemos es aceptar dicha evaluación. Pero con tantas incertidumbres, relaciones amorfas, líquidas, en las que se nos niega el amor, ¿Cómo es posible tener amor propio? Los amores y las relaciones humanas de nuestro tiempo son muy inestables. Y así no tenemos la seguridad de lo que debemos esperar. Relacionarse es caminar a través de la niebla, sin la certeza de nada. Es una descripción poética de la situación.
“Para ser feliz existen dos valores fundamentales que son absolutamente indispensables […] uno es seguridad y el otro es libertad, no conseguirás ser feliz y tener una vida digna en ausencia de uno de ellos. La seguridad sin libertad es esclavitud. La libertad sin seguridad es un caos total. Necesitas de ambos […] Cada vez que tienes más seguridad entregas un poco de tu libertad. Cada vez que tienes más libertad entregas parte de tu seguridad. Entonces, ganas algo y pierdes algo” – Bauman.
Desgraciadamente la mayoría estaremos de acuerdo -y aplicaremos sus observaciones- cuando tengamos la edad de Bauman. Mientras tanto vivamos la Vida Líquida.
Excelente post!
Tiene la boca llena de verdad. Te atas a cosas materiales o tmb intangibles pero que te benefician en algo y pierdes libertad, pero alguien completamente libre no tiene nada seguro, ni siquiera alimento. que buena a´portacion Hery.