Bienvenidos al Gran Hotel Royal, nombre que solía tener el hotel de arquitectura rebuscada que contrastaba con el centro decadente de Budapest y que (probablemente) sirvió como inspiración para la película homónima de Wes Anderson.
Hoy, el Corinthia Hotel respalda el lujo de esta marca internacional cuya sede podemos encontrar en Malta. Pero en el pasado se le conoció como el Grand Hotel Royal.
“En ocasiones recorría hasta 15 kilómetros diarios por los salones y pasillos del hotel”, dijo Gabor, hombre que alguna vez fungió como el director de comunicación del recinto. Este personaje también confirmó que Wes Anderson se hospedó una temporada en el Corinthia, unos dos años antes que se lanzara la película. El timing no deja lugar a dudas de que ese lugar lo inspiró.
Anderson habría hecho un tour por el hotel durante su estancia y algunos rumores dicen que vio al hotel como un escenario posible para la película, pero terminó siendo demasiado costoso para su presupuesto. Pese a que sus asesores nieguen una conexión, las “coincidencias” sugieren otra cosa.
El primer indicio lo encontramos en el nombre – el Grand Hotel Royal – Budapest. Aunque existen paralelos visuales entre las fachadas de los hoteles incluso antes de que el tejado fuera destruido por un incendio en 1950, los carteles publicitarios antiguos corresponden con la fantasía color salmón de Anderson. Aunque para ser justos existe una clara fusión estética con el Grandhotel Pupp en Karlovy Vary, en la República Checa.
Inaugurado en 1896 con 350 habitaciones, el Gran Hotel Royal fue uno de los más grandes y lujosos hoteles en toda Europa en su época. Tenía una capacidad para albergar a 400 huéspedes y 200 empleados contratados, responsables por atender toda clase de caprichos y necesidades.
Más que un hotel, lo que habitaba allí era una comunidad artística conformada por el Real Orpheum, un cabaret decadente que presentaba artistas como la estrella Josephine Baker. Todavía es posible encontrar su firma en un antiguo “libro de visitas” del hotel.
El lugar era un nido para los artistas y la clase creativa, había conciertos en el Royal Room ofrecidos por el compositor húngaro Béla Bartók y actos de cabaret de Yvette Guilbert, que inspiró a Toulouse Lautre en su regreso a Paris. El Royal Room todavía conserva su majestuosidad con paredes doradas y espejos esparcidos por todo el salón de estilo neobarroco.
Budapest también era una ciudad famosa por sus spas y baños en el Gellért Hotel, situado frente al río, que encaja perfectamente con la estética de los baños del Grand Budapest Hotel de Anderson. Pero el Spa del Grand Hotel guarda una historia curiosa.
“En realidad, el spa fue descubierto accidentalmente durante las remodelaciones”, dice Gabor. “Algunas partes del hotel sufrieron daños durante la Segunda Guerra Mundial por los bombardeos y la artillería. En 1944, dejaron esa área en el olvido. Descubrieron el spa por accidente cuando planearon la construcción de un estacionamiento en la zona”.
Si el verdadero Gran Hotel Royal, actualmente Corinthia, fue o no la musa que inspiró al Grand Budapest Hotel todavía resulta un misterio, pero no quedan dudas de que es un lugar excepcional y que vale la pena visitar para aquellos que pasan por Budapest.
Muy buena película, y todo parece indicar que si se inspiro en este hotel.
Qué increíble lugar.
Gracias Ü