“¿Y si lo encuentro qué te hago?”, es una frase que muchos llevamos marcada en el alma. Y es que cuando algo desaparece en casa, lo más usual es recurrir a mamá para encontrarlo. Aunque, viéndolo desde la perspectiva adulta, parece injusto trasladar toda la carga de la familia a una sola persona. En esta publicación sugerimos dos formas de abordar el problema: abonando cierta cantidad a una alcancía o involucrar a los interesados en la búsqueda de lo perdido.
Resulta prácticamente imposible abordar todas y cada una de las dificultades que supone la paternidad. Especialmente porque cada persona es un mundo y cada hogar posee su propia dinámica de funcionamiento. Aunque, en esta ocasión más que un problema de paternidad, abordaremos una situación muy común en los hogares de todo el mundo. Nos referimos al momento en que un objeto desaparece.
Como madre y alguien acostumbrada a lidiar con asuntos familiares, Rachel Bowie expresó sus preocupaciones en una publicación para el portal PureWow. Y todo empezó con un tuit que tiene algunos meses de antigüedad:
Como puedes ver, el escritor Michael James afirmó que cada vez que su esposa busca algo que alguien más extravió, “obliga” al resto de la familia a depositar 5 dólares en la “alcancía del hallazgo”. Y, por lo general, supondríamos que la ama de casa termina encontrando el objeto perdido. La familia adoptó esta dinámica durante treces meses y ahora, según James, tienen dinero suficiente como para comprar una Ford Explorer.
Aunque sonrió mientras leía el tuit, Rachel Bowie reflexionó sobre el origen de este talento extraordinario en las madres de todo el mundo. De hecho, se preguntó si solo era otro ejemplo de cómo la sociedad siempre anima a las mujeres a soportar la carga mental.
Pensemos juntos.
La reconocida terapeuta familiar, Robyn Miller, considera que lo verdaderamente relevante en esta situación es la madre que busca. Por eso, la psicoterapeuta aconseja a cualquier madre utilizar una simple frase cuando un hijo le informe que algo ha desaparecido y necesita su ayuda. Pues considera que la madre no tiene que encargarse de todo en casa.
Es tan simple como decir: “Pensemos juntos”. Juntos, intentemos descubrir cuándo lo perdiste y dónde está. Al expresar este pensamiento, la madre alienta al niño, adolescente o adulto a participar en el ejercicio mental con ella, al tiempo que no rechaza automáticamente la petición de ayuda. Ambos “desenredan el misterio” y vuelven a andar los pasos del hijo para buscar como un equipo.
Como resultado, la madre aconseja al joven que sea más responsable con sus pertenencias y deje de depender de otros para que soporten la carga mental de siempre buscar las cosas. Y es que, independientemente si eres un niño o adolescente, es tú responsabilidad estar al tanto de dónde están tus pertenencias. También te corresponde a ti buscarlas si llegan a perderse.
Según la opinión de Robyn Miller, compartir la carga mental también implica tener un lugar para todo en casa. Juntos, como familia, deben definir este mapa con las ubicaciones habituales de los objetos. De lo contrario, la madre volverá a estar a cargo de todo. Y eso a la larga… cansa.