Un mensaje del más allá

Las vacaciones de verano en 2006 llegaban a su fin y me preparaba para otro año escolar. Mi familia tomó la decisión de ir a la playa poco antes que las vacaciones terminaran. Sin embargo, en el último día sucedió algo lamentable. Era de noche cuando mi familia fue a bañarse al hotel. A mí me tocaba hacerlo después de papá. Pero él jamás salió de ese lugar. Cuando abrí la puerta me encontré con su cuerpo mutilado, completamente bañado en sangre. Sí, papá se suicidó el 28 de agosto de 2006. Nadie supo sus motivos. Y, varios días después, tuve que regresar a la escuela aún traumatizado por lo sucedido. Ese año sería tan insignificante como el resto, estaba seguro.

Chico taciturno

No hay mucho que pueda decir de la escuela. Era el típico niño de baja estatura que sufría de bullying todos los días. Bueno… casi todos los días. Y, gracias a la muerte de papá, decidí aislarme por completo. Ninguna persona después del incidente me parecía interesante. Ninguna persona con excepción de Jessica. Sí, así se llamaba. Me había enamorado de ella desde el primer año, cuando llegó a la escuela. Sin embargo, jamás habría tenido el valor de confesárselo.

Jessica era una niña extraña. Evidentemente, no en el sentido negativo de la palabra. Tenía algo perturbador que, al mismo tiempo, resultaba atractivo. Era un misterio que me hubiera gustado resolver. Su cabello era largo y profundamente oscuro, con una franja que prácticamente le cubría todo el ojo derecho. Su piel era muy clara, y su mirada guardaba una expresión vacía y profunda que, aunque para algunos resultara inquietante, a mí me atraía cada vez más.

Pero, Jessica no siempre fue así. De acuerdo con las personas que la conocieron antes que yo, Jessica era una niña inocente como cualquier otra. Prácticamente de la noche a la mañana se convirtió en un ser frío y antisocial, época en que se mudó a mi escuela. Pero aquello no me importaba. A pesar de todo, me resultaba atractiva.

Chica bella

Cierto día, caminaba frente a Jessica mientras utilizaba su celular. Sin querer, terminé viendo la imagen de una tabla Ouija. Sí, el famoso tablero para comunicarse con el más allá. Después, mis pensamientos fueron sacudidos por un gran sentimiento de soledad y angustia, mezclado con la idea de que podía utilizar ese juego para comunicarme con papá y finalmente resolver el misterio de su muerte. Sin embargo, no era ningún idiota y sabía que la tabla Ouija era un arma de doble filo, pues corría el riesgo de encontrarme con cualquier espíritu en el juego, el 90% de los cuales eran malignos.

Pese al riesgo, decidí hablar con Jessica. Me confirmó que frecuentemente utilizaba aquel tablero. Entonces, acordamos encontrarnos el próximo fin de semana en su casa para intentar hacer contacto con el más allá. No le mencioné nada sobre papá. Además, nadie en la escuela había sabido del incidente. Simplemente le dije que entraríamos en contacto con cualquier espíritu que se manifestara.

Y entonces, el fatídico día llegó. Empujamos la cama de Jessica al rincón de la habitación procurando hacer el mayor espacio posible. Dispusimos el tablero en el suelo, encendimos las velas y apagamos las luces. Qué bella era Jessica. La luz de las velas se reflejaba en su rostro y realzaba cada detalle, principalmente su misteriosa mirada. Durante un instante simplemente la observé a ella, hasta que me regresó la mirada. Avergonzado, le dije que empezáramos el juego.

– ¿Hay alguien aquí?, pregunté.

Transcurrieron aproximadamente dos minutos y nada sucedió. Tal vez fui demasiado irrespetuoso, así que reformulé la pregunta.

– Buenas noches. Nos encontramos aquí reunidos, Jessica y Nathan, intentando hacer contacto con el más allá. ¿Tenemos autorización para ingresar al juego?

Otros dos largos y tediosos minutos pasaron. Por un instante me llegué a preguntar si el juego era real. Aunque lo conocía, nunca me atreví a jugarlo antes. Pero Jessica parecía decirme con su mirada algo como “espera, pronto vendrán”. Y así fue. El indicador se movió a la palabra .

– ¿Quieres preguntar algo, Jessica?

– ¿Cuántos espíritus se encuentran aquí?

Esperamos aproximadamente 10 segundos hasta que el indicador se movió al número “1”. Fue en ese preciso instante que sentí un profundo escalofrío recorriendo mi espalda. Si sólo había un espíritu con nosotros, ¿se trataba de mi padre? Pero luego creí que era una coincidencia, así que hice una pregunta tonta.

– ¿Me conoces?

Y el indicador se movió a . Una vez más, un escalofrío aterrador me recorrió el cuerpo, como si aquel espíritu me hubiera acariciado. Dudé en si debía explicar la situación a Jessica, o simplemente debía preguntar por mi padre sin ningún tipo de introducción. Lo pensé un poco, y decidí que la mejor opción era la segunda.

– ¿Papá, eres tú?

Jessica no parecía sorprendida. De hecho, ni siquiera se movió. Era como si no hubiera escuchado la misma pregunta.

– Jessica, es que papá se sui…

De repente, el indicador se movió nuevamente a . Y, antes de que pudiera preguntar cualquier otra cosa, deletreó la palabra NATHAN. Sí, mi nombre. Bueno, es verdad que ya lo había dicho antes, por lo que cualquier espíritu podía escribirlo. Pero esa sensación de que me acariciaba continuó. Decidí hacer una pausa en el juego y le expliqué todo a Jessica.

Muñeca triste ouija

– Papá se suicidó hace aproximadamente una semana, antes que empezaran las clases. Hasta hoy, desconozco los motivos. Por eso decidí jugar esto, para intentar aclarar las cosas. Discúlpame, Jessica.

– Ya me lo imaginaba. Me di cuenta que este año lo empezaste con un sentimiento de tristeza muy intenso. Lo entiendo, Nathan. Jamás se lo he contado a nadie, pero… yo también pasé por un gran trauma. Así que te entiendo.

– Disculpa sí parezco muy entrometido, pero, ¿te sentirías mejor si hablas de lo que sucedió?

– Creo que no. Incluso lo entenderías, pero no me siento cómoda. Aún así te puedo ayudar.

Jessica me dijo que haría una psicografía de un mensaje que venía de mi padre. Enseguida, les presento el mensaje que escribió (hasta donde puedo recordar):

“Hola, hijo. Discúlpame por lo que hice. Necesitaba de un castigo eterno. Sufro un dolor interminable. Pero creo que lo tengo merecido. Hace algunos años, cometí el mayor error de mi vida. Era una pequeña tan inocente y le destruí la vida…”.

Jessica dejó de jugar y me pidió que me fuera.

8 comentarios en “Un mensaje del más allá”

  1. Jessica me dijo que haría una psicografía de un mensaje que venía de mi padre. Enseguida, les presento el mensaje que escribió (hasta donde puedo recordar):

    (y abajo me salió una publicidad que decía: PONGALE LO SABROSO)

    jajajajajja xD

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