La capacidad del cuerpo humano ocasionalmente termina sorprendiendo incluso a aquellos que creen conocer sus límites. Imagina si esto no fue así con el caso de una mujer en Connecticut, Estados Unidos, que de forma totalmente inexplicable empezó a subir de peso en noviembre de 2017, ganando un promedio de 4.5 kilogramos por semana a lo largo de 2 meses. Echando cuentas, en 8 semanas esta desafortunada mujer vio cómo su peso aumentaba más de 35 kg.
Evidentemente, a estas alturas la mujer decidió buscar ayuda médica y tras incontables exámenes se supo que el culpable de ese aumento tan acelerado de peso era un tumor colosal de ovario. Cómo era de esperarse, el resultado tomó a todo mundo por sorpresa pues suele ser muy raro que los especialistas se encuentran con una masa de estas proporciones.
Señor tumor.
Al encontrar la causa del aumento de peso y para cuando le indicaron que debía someterse a una cirugía, la mujer ya había ganado 60 kilogramos de peso. El equipo que llevó el caso explicó que no es algo muy raro tratar tumores de ovario con hasta 10 kilogramos de peso, ¿pero uno de 60? Estos se consideran sumamente raros y el de esta mujer de Connecticut probablemente se encuentre entre los 10 tumores más grandes jamás removidos en el mundo entero.
Y es verdad, estimado lector, aunque nos resulte difícil imaginar a un ser humano viviendo con un tumor tan gigante, en el año 2013 un grupo de cirujanos removió uno que alcanzó los 56 kilogramos en una mujer de 55 años de edad en la India.
Sin embargo, el récord al tumor más grande del mundo lo ostenta uno que pesó 137.7 kilogramos y que le fue retirado a una paciente de 34 años de edad en el año de 1994. Hasta la fecha de la cirugía, la mujer se había mantenido postrada en una cama a lo largo de los últimos 2 años.
Resultado afortunado.
Pero, volviendo con el caso de Connecticut, la operación requirió de la participación de una docena de médicos y se extendió alrededor de 5 horas. Esto porque la mujer, de 38 años de edad, solicitó a los médicos que procuraran preservar en la medida de lo posible su sistema reproductivo. Los especialistas tuvieron trabajo de sobra pues, según explicaron, la masa se había adherido a vasos sanguíneos importantes.
Al final, el equipo se vio obligado a remover las trompas y el ovario izquierdo, así como un fragmento de tejido peritoneal y todo el exceso de piel que se había formado por el crecimiento del tumor. También debieron reconstruir la pared abdominal afectada por la masa.
Se trataba de un tumor mucinoso, la clase que constituye el 36% de todos los tumores de ovario epiteliales – de los cuales 81% resultan benignos, 14% intermedios y el 5% malignos. Para fortuna de la paciente, su tumor resultó benigno y desde que fue sometida a la cirugía, a mediados de febrero, está en recuperación plena y desarrollando actividades cotidianas.