Localizan cofre del tesoro escondido en 2010 en las Montañas Rocosas

En 2010, el escritor y comerciante de arte estadounidense Forrest Fenn tuvo una excéntrica idea. Ocultó un cofre repleto de tesoros con un valor aproximado de 1 millón de dólares en las Montañas Rocosas, una peligrosa cordillera que abarca parte de Canadá y Estados Unidos. En la última década, la promesa de riquezas influenció a miles de ambiciosos y valientes aventureros, y el afortunado acaba de completar la hazaña hace poco.

cofre del tesoro de Forrest Fenn

Leer Más

Macabro tesoro

La historia que cuento a continuación es cerca de dos amigos de la infancia, José y Pablo. Los dos eran mexicanos y se dirigían con rumbo hacia San Juan, un pequeño pueblo en la selva de Chiapas.

muerto fantasma

Llovía mucho y los caballos ya estaban inquietos. Pablo divisó una cueva entre los árboles y exclamó: “Mira José, una gruta seca. Vamos a usarla como refugio hasta que la lluvia se calme.” José no dudó y siguió a su amigo a esta cueva. Una vez adentro, los dos se abrigaron y acomodaron sus caballos. La cueva era fría y José sintió un escalofrío que le recorrió la espalda. “Vamos a salir de aquí, Pablo, esta cueva me da escalofríos”. Murmuró José temblando y con un evidente miedo. “¡Tonterías! Allá afuera podemos hasta hasta morir en ese temporal. Aquí estamos secos y seguros.” Refutó Pablo.

Leer Más

El Salón de Ámbar, un tesoro perdido de la Segunda Guerra Mundial

Existe una lista enorme de los tesoros que resultaron del saqueo durante los asaltos de la Segunda Guerra Mundial que aun continúan perdidos. Entre ellos, uno de los más valiosos es la Sala de Ámbar.

Salón de Ámbar
El Salón de Ámbar, un tesoro perdido de la Segunda Guerra Mundial

En 1941, las fuerzas de la Alemania nazi invadieron Leningrado, ahora San Petersburgo. Uno de los palacios de la ciudad albergaba, en ese momento, un gran tesoro de la cultura rusa, que formaba parte de la lista de obras destinadas a Hitler: la Sala de Ámbar.

El salón fue construido desde 1701 hasta 1709 por artesanos alemanes y rusos; miles de piezas de ámbar se utilizaron para crear paneles de revestimiento, también decorados con pan de oro y espejos. En 1716, el rey de Prusia Federico Guillermo I le ofreció los paneles a Pedro el Grande, emperador de Rusia. La sala se amplió para llegar a tener un total de 6 toneladas de ámbar, que en el momento costaban 12 veces más que el oro.

Leer Más