Afirmar que solo existen dos tipos de personas en el mundo es una barbaridad. Sin embargo, es innegable que tenemos dos extremos: el de aquellos que gustan de levantarse temprano y los que odian los comienzos del día, los que creen más práctico usar un reloj digital y los que no pueden vivir sin el analógico, los que conducen automóviles con transmisión automática y aquellos que la prefieren manual.
Está ampliamente demostrado que no estamos solos dentro de nuestros cuerpos. Por ejemplo, somos el hogar de millones de microorganismos que influyen en multitud de cosas, desde nuestro apetito hasta en nuestro estado psicológico. Pero más macabro aún es el hecho de que los científicos empiezan a entender que podríamos tener, también dentro de nosotros, el ADN de otros humanos.
Despertarse de un coma después de un largo periodo de tiempo ya se considera un milagro por sí solo, pero algunos superan esta marca y despiertan con nuevas e inesperadas habilidades que antes ni siquiera soñaban con tener.
¿Cuántas veces no hemos escuchado ese cliché de que “los ojos son una ventana al alma”? Sin embargo, pareciera que hay algo de lógica detrás de esto. Y es que existen varias pruebas de personalidad descabelladas, como la que afirma que el orden de nacimiento de los hijos determina su personalidad. Pero los ojos, al ser una parte física de nosotros, mismos quizá puedan decirnos mucho más sobre nuestra forma de ser.
En casa me enseñaron a ser una persona modesta y humilde. Aunque las cosas no siempre iban bien para mi familia, no solían hacer alarde de sus éxitos y recuerdo que muchas veces había que medirnos a la hora de comprar cosas costosas.
La idea de que la forma de las manos se relaciona profundamente con tus inclinaciones sexuales, las películas que te gustan, tu capacidad atlética y el tamaño de tu miembro parece extraña. Pese a esto, desde hace varios años, los científicos vienen analizando dicha conexión extraordinaria entre la relación de los dedos de la mano – anular e índice –, conocidos en la jerga científica como 2D y 4D – y toda una serie de características aparentemente sin relación.
