Armados con un equipo de drones, un grupo de investigadores australianos registró la travesía de aproximadamente 64 mil tortugas verdes en las inmediaciones de la Isla Raine, que forma parte de la Gran Barrera de Coral en Australia. Las imágenes filmadas en diciembre y divulgadas hasta hace poco, revelan el recinto más grande conocido de reproducción de tortugas marinas.
Vivimos engañados: el ser vivo “más grande” habitando las profundidades del océano no es la ballena azul. Con 180 toneladas de peso, sin duda alguna reinaría en la lista de los más pesados. Pero, sus 30 metros de envergadura resulta insignificantes para el siguiente organismo. Durante una exploración en Australia Occidental, un grupo de investigación del Schmidt Ocean Institute localizó un sifonóforo de 45 metros, la misma distancia que hay entre el suelo y el piso número 15 de un rascacielos.
La naturaleza de Australia nunca deja de sorprendernos, especialmente cuando hablamos de las arañas. Hace poco el entomólogo Joseph Schuber, del Museo de Melbourne, anunció el descubrimiento de siete nuevas especies de araña pavo real. Lo curioso de estos seres vivos, pertenecientes al género Maratus, son sus peculiares patrones de colores. Resultan tan inusuales en la naturaleza, que una de estas arañas parece llevar su propia versión de La noche estrellada, la famosa pintura de Van Gogh.
Los incendios forestales de Australia generaron gran devastación a la flora y fauna del país, así como a los humanos. Sin embargo, entre todas esas historias desgarradoras apareció una buena noticia para el sistema de parques de Australia. En un área del Parque Nacional Budj Bim, al suroeste de Victoria, la maleza se quemó lo suficiente como para revelar rutas fluviales adicionales hasta entonces desconocidas.
En Australia, científicos forenses que laboran en la primera “granja de cuerpos humanos” del país han observado que los cadáveres presentan un movimiento significativo. Esto sucede incluso meses después del momento de la muerte a través del proceso de descomposición. Pero, lo más importante es que estos desplazamientos de los muertos serían de suma importancia en las investigaciones de homicidio.
La única prueba sobre la existencia de la Edscottita es, literalmente, extraterrestre: un meteorito que impactó en Australia en 1951. Ese año, un trozo de roca de 210 gramos cayó del cielo en las inmediaciones de Wedderburn, en el estado de Victoria. El meteorito resultaba particularmente llamativo por presentar una tonalidad marrón rojiza, y poco después lo bautizaron con el nombre de la ciudad donde aterrizó.
