¿Cómo anda tu memoria? Según los datos concluidos por estudios científicos, tu respuesta sólo será honesta si dices: mal, muy mal. Y las investigaciones también muestran que solamente recordamos alrededor del 10% de aquello que aprendemos. El otro 90% se olvida rápidamente, después que la gente lo aprende.
En todo el mundo, la mayoría de los niños y adultos pasan por una educación tradicional, en la que aprenden contenidos establecidos a través de un profesor, son puestos a prueba a través de exámenes y trabajos, y constantemente tienen que comprobar su capacidad de escalar las etapas hasta llegar a la universidad.
Muchas veces, este tipo de abordaje no saca el mejor provecho de cada estudiante. Cada vez más, los filósofos, educadores y psicólogos están descubriendo que el modelo tradicional de educación está muy atrasado, que reprime la creatividad y no satisface la demanda actual por individuos con característica emprendedoras e innovadoras. Sin embargo, algunas de las escuelas más increíbles del planeta están comenzando a cambiar el panorama académico mundial. Conoce a 11 de estas.
Rostros manchados y pintarrajeados, ropas socias, tierra por debajo de las uñas… esa es la clásica imagen de un niño que pasó la tarde entera en un parque, trepado en los árboles, jugando en el lodo, corriendo en el pasto o jugando al fútbol y, tristemente, es una imagen cada vez más escasa.
Y aunque encuestas recientes indican que a las madres les gustaría ver a sus hijos jugando en espacios libres, la verdad es que la inseguridad, la falta de tiempo y sobre todo el uso desmedido de las nuevas tecnologías hacen que ese deseo sea muy difícil de concretarse en una realidad.
Japón nunca deja de sorprender al monótono mundo occidental. Y los autobuses escolares no son la excepción, muy bien decorados con temáticas divertidas, estos bólidos que transportan a los niños hasta sus centros de educación parecieran cumplir la fantasía de cualquier pequeño.
Como es sabido, la cultura de la educación en Japón es un tanto “diferente” a la del resto del mundo. Bueno, tal vez sus autobuses escolares puedan darnos una pista del porqué.
Las mentiras nos acechan. Y no, no soy un teórico de las conspiraciones. Sin embargo, soy un adicto a conocer la verdad. Y ¿adivinen qué? Las personas mienten, todo el día, todos los días. Los programas de televisión mienten, los políticos mienten, los artistas musicales también mienten e incluso los anuncios publicitarios te dicen mentiras. Tú te estás mintiendo a ti mismo.
No me refiero a las “mentiras” que dice un niño de 8 años cuando se mete en problemas. Estoy hablando de la perpetuación de los mitos como una verdad absoluta.
Después de cierto tiempo aprendes la diferencia, la sutil diferencia, entre dar la mano y encadenar el alma. Aprendes que amar no significa depender, y que la compañía no siempre significa seguridad.
Comienzas a aprender que los besos no son contratos ni los regalos promesas. Y comenzamos a aprender que las personas que nos temen no nos respetan… y viceversa. Y comienzas a aprender que realmente puedes soportar, que eres realmente fuerte y que puedes ir mucho más lejos después de pensar que no podías más. Y que la vida tiene valor y que tú tienes un valor diario para la vida. Y comenzamos a aceptar las derrotas con la cabeza erguida y la mirada al frente, con la gracia de un adulto y no con la tristeza de un niño.