¿Por qué el color azul es el favorito de los humanos?

¿Alguna vez te preguntaste por qué el color azul es el favorito de todo mundo? Los humanos basamos nuestras preferencias de colores según los objetos con los que están asociados. Estadísticamente, el azul se posiciona como el color favorito de todo el mundo. Por otro lado, tonos como el castaño rara vez son mencionados.

Crayola, el fabricante de crayones de cera, condujo un interesante experimento social en 1993. Preguntó a un grupo de niños estadounidenses cuál era su color de crayón favorito. La mayoría de estos pequeños eligió diversos tonos de azul. En el 2000, la empresa repitió el experimento. Una vez más, en la lista de los primeros diez destacaban siete tonos de azul. Además del rosa, violeta y verde.

 El color azul como favorito es un fenómeno intercultural.

Lauren Labrecque, docente en la Universidad de Rhode Island, en Estados Unidos, estudia el efecto del color en el marketing y no se muestra sorprendida por la predominancia del azul. Muchas veces, Labrecque pregunta a sus alumnos por su color favorito como parte de una dinámica. Tras escuchar todas las respuestas, les muestra una presentación.

“Tengo una diapositiva que dice ‘80% de ustedes dirán azul’”, señala la profesora. Y siempre acierta. “Conforme alcanzamos la adultez, a todos nos gusta el color azul. Es un fenómeno intercultural”. Una de las pocas excepciones a la regla se encuentra en Japón. La mayoría de los nipones opta por el blanco cuando se les pregunta sobre su color favorito.

Los colores favoritos en la infancia.

Si le preguntas a cualquier niño sobre su color favorito, no titubeará al responder. De hecho, con el paso del tiempo los infantes empiezan a crear afinidad con determinados colores, según las experiencias a las que los asocian. Es bastante probable que los niños asocien las emociones positivas con colores brillantes: rosa, violeta, naranja o amarillo.

En un estudio conducido sobre una muestra de 330 niños, con edades que iban de los 4 a 11 años, se reveló que estos usaban sus colores favoritos para dibujar personajes “agradables”. Mientras tanto, recurrían al negro cuando iban a dibujar personajes “desagradables”.

Curiosamente, en otros estudios no se encontró la misma relación. Y es que la forma en que los humanos asociamos emociones a colores es sumamente compleja. Se dice que cuando llegamos a la adolescencia, optamos por tonos oscuros y sombríos, aunque no hay un acervo científico que respalde esta creencia.

Estas paletas de colores parecen converger conforme llegamos a la adultez. Extrañamente, mientras la mayoría de los adultos prefiere los tonos azules, el color menos favorito en común es el castaño amarillo oscuro.

¿Por qué nos gustan más unos colores que otros?

Básicamente, nuestra predilección de colores se deriva del hecho de que tenemos cosas favoritas. Esto último surge de la teoría de valencia ecológica (EVT por sus siglas en inglés), propuesta por la psicóloga Karen Schloss. Los colores están lejos de ser conceptos neutros. De hecho, los humanos solemos atribuirles significados mediante historias subjetivas.

Es de esta forma que creamos razones personales para encontrar determinado tono atrayente o repulsivo. “Esta es la explicación a porque individuos diferentes tienen distintas preferencias por un mismo color. Y también porque la preferencia sobre determinado color puede cambiar conforme pasa el tiempo”, explica Schloss.

Las experiencias asociadas a los colores.

En uno de los experimentos, desplegaron figuras geométricas coloridas sobre una pantalla. Los voluntarios tuvieron que evaluar qué tanto les gustaba cada una de esas figuras. Después, les presentaron la misma combinación de colores, aunque en esta ocasión sobre objetos en lugar de figuras geométricas. A los objetos neutros, como un destornillador o grapadora, asignaron imágenes amarillas y azuladas.

Mientras tanto, las imágenes rojas y verdes fueron deliberadamente distorsionadas. El 50% de los voluntarios encontró que las imágenes rojas evocaban recuerdos positivos, como las rosas o el Día de San Valentín. Por otro lado, las imágenes verdes evocaron asco, como los sedimentos de un lago o la propia saliva.

La otra mitad de los voluntarios asoció las imágenes al revés: heridas frescas en el caso del rojo y kiwis o colinas verdes con el verde. Con estas imágenes se manifestó un cambio en la preferencia de colores. Los participantes del estudio eligieron cualquier color que tuviera un énfasis positivo, con poca disminución para el tono negativo.

Interpretación de colores.

Un día después, la prueba se repitió y el cambio inducido por el experimento aparentemente quedó anulado por los colores que los participantes experimentaron en el mundo real. “Esto sugiere que nuestras experiencias con el mundo influencian constantemente la forma en que vemos e interpretamos los colores”, menciona Schloss. “Piensa en tus colores favoritos como un resumen de tus experiencias cotidianas y habituales con esos colores”.

El color azul es el favorito de todos.

La preferencia general de los humanos por el color azul se ha mantenido desde el siglo XIX, cuando se realizaron los primeros estudios sobre el color. La mayoría de nuestras experiencias con este color probablemente son positivas, como los cielos despejados o los océanos relajantes. Por lo mismo, esta investigación ofrece una pista de porque el castaño es el color más despreciado: se le asocia con desechos biológicos o alimentos descompuestos.

Azul vs rosa.

Domicele Jonauskaite, una psicóloga experimental de la Universidad de Lausanne, en Suiza, estudia las connotaciones cognitivas y afectivas que los humanos otorgan a los colores. Detectó la forma en que los niños ven el azul y el rosa. Hablando de las niñas, su amor por el color rosa llega al punto máximo alrededor de los 6 años. Eventualmente desaparecerá durante la adolescencia.

“Pero, los niños rechazan el color rosa a partir de los 5 años. Suelen pensar: ‘me puede gustar cualquier color, menos el rosa’. A menudo, los niños que gustan del rosa son vistos como rebeldes. Y entre los hombres adultos es complicado encontrar a alguien que diga ‘el rosa es mi favorito’”, dice Jonauskaite.

Colores codificados en una identidad social.

Anteriormente, algunos investigadores sugirieron que esta preferencia de color vinculada al género es un rasgo evolutivo. Las mujeres, que tenían la función de recolectoras en las sociedades de caza, prefieren los colores asociados a las bayas. Para Jonauskaite, esto es una estupidez. Y cita varios artículos recientes donde se analiza la preferencia de color en culturas no globalizadas.

En ninguna tribu del Amazonas, o entre los campesinos que habitan la región norte del Congo, se encontró que las niñas preferían el rosa. “Para que exista esta preferencia o rechazo, es indispensable que exista una codificación de identidad social”, sentencia.

Como lo explicamos en un artículo sobre el azul y rosa, este último color era un estereotipo masculino hasta la década de 1920. Es a partir de esa época que el rosa empieza a asociarse con las niñas.

La excepción a la regla.

Finalmente, el estudio explica que aquellos individuos atraídos por colores pocos populares, probablemente tengan recuerdos positivos vinculados a esos colores. Tal es el caso de los bebés que crecieron en la década de 1970, cuando la mayoría de los sofás se tapizaban con colores castaños.

“Es posible que mientras algunos intentan alcanzar la homeostasis, otros simplemente buscan sensaciones”, dice Alice Skelton, de la Universidad de Sussex, en Reino Unido. “Considera el caso de los artistas, cuya principal labor es buscar elementos que desafían su sistema visual o preferencia estética”. Indudablemente, si existen humanos que no eligen el crayón azul, esos son los artistas.